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LOS ANGELES, CALIFORNIANA. VINNIE'S HOUSE! ANDY CAVALLI.
—no tenes ni un cuadro, que pared más aburrida. —hice un mohin y mire a vinnie, el rodó los ojos y coloco sus manos detrás de su cabeza.
—¿para que quiero un cuadro? no me gustan esas figuras raras que los hippies llaman arte. —me miro, divertido desde el sillon de su departamento.
habiamos vuelto a los angeles ayer, nos habiamos quedado un dia más en Miami ya que Maria cumplía años y su familia quería celebrarlo ahi, la habiamos pasado demasiado bien. y cuando llegamos a este piso, yo no supe hacer otra cosa que no sea dormir, a vinnie no le molesto en lo absoluto, es más, se veía encantado.
—para ambientar la casa, sino esta parece una casa de un viejo sin gusto. —hable antes de irme por las ramas y el me miro pensativo.
—¿sabes? se me acaba de ocurrir una idea, ángel. —me informa.
—¿cual?. —le preguntó, con interes.
—tanto que críticas mi mal gusto y te quejas de mi pésima decoracion... —empieza a decir. —pues, no me queda de otra que dejarla en tus manos.
me sonrie abiertamente y yo lo miro confundida.
—¿eh?.
—si, ángel. —sonrie aun más. —puedo darte mi tarjeta y tu puedes ir a esas tiendas de decoracion a comprar lo que se te apetezca.
—o sea, ¿que dejas la decoracion de tu casa en mis manos?. —le pregunto y el asiente. —oh, bueno... pues no hay problema, soy buena en esto.
—ya me imagino que lo eres. —dice. —ah, y otra cosa.
—¿que?.
—tambien puedes comprar algo para ti. —me dice y vuelvo a mirarlo con confusión. —si, ya sabes. Algun mueble o algo para que pongas tus cosas, o esas cositas que van en el baño, no tengo idea de como se llaman, pero puedes hacerlo, para que tengas donde guardar tus cosas.
lo miro esperando que me diga que lo que acaba de decir es una broma, pero no. Esta ahi, sentadito y tranquilito con esa sonrisa de oreja a oreja, disfrutando mi reaccion.
—¿es... es una broma, verdad?. —le pregunto y el niega.
—no, ángel. no lo es.
—¿me estas pidiendo que viva contigo de una forma no directa?.—le pregunto y el se pone a reir mientras niega con la cabeza.
—oye, que solo te he dicho que compres un mueble, tampoco no invadan así mi privacidad. —me dice burlón
—pero... me acabas de... —digo nerviosa. —acabas de...
—no, mi amor, no te estoy pidiendo eso, no entres en pánico. —me dice entre risas.
—¡no es gracioso, imbécil!. —exclamo, aliviada. tirándole una almohada.
—si, lo es. —sonrie. —para que sepas, no te estoy pidiendo que vivas conmigo, solo que te compres algo así puedas poner tus cosas cada vez que te quedes a dormir, y te sientas cómoda, para que tengas tu espació. ya esta.
—¿estas seguro de eso?. —le pregunto.
—si, y míralo de esta forma. —me dice. —cada vez que tu quieras un lugar para ti misma, cuando estes triste o no lo se, quieras despejarte, puedes venir aqui, tendrás algunas de tus cosas, es como, una forma de decir que quiero que estes cómoda aqui ¿me entiendes?.
—lo entiendo. —le digo, pensativa.
—este tambien podría ser tu lugar especial. —habla. —porque mira, ir al medio de la nada me parece algo descabellado, en cambio creo que en este estarás un poco más segura.
—¿y si me enojo contigo y quiero venir a este lugar?. —le pregunto, alzando una ceja.
—pues yo me ire a la hype. —responde, simple.
suspiro, pensando lo que estaba diciéndome. no me molestaba, no quería dar a entender eso, solo estaba shockeada. jamás pensé que me pediría algo así.
—asi que... ¿tengo que darte mi tarjeta o no?. —pregunta, con burla.
—uh, esta bien. —murmuro, apenada. —pero luego no te quejes si te acabo todo el dinero.
—no lo haria, podrias dejarme sin un peso y yo seria la persona más feliz de este mundo. —me dice.
—bien, lo tendré en cuenta para el futuro.
—muy bien. —dice. —entonces, ¿mañana podría llevarte a ese lugar, verdad?.
—claro, quiero ver algunas cosas. —le digo. —no te sorprendas si un dia entras y tienes una gigantografia de harry styles en tu cuarto.
—nuestro cuarto, ángel. —corrige.
—eh... ¿que?.
—aun no vivimos juntos pero aquel cuarto. —señala con la cabeza. —ese es nuestro, es nuestro cuarto.
lo miro con sorpresa y las ganas de llorar me invaden, no puedo evitar tirarme sobre el, colocandome sobre su regazo y comenzando a darle un montón de besos en el rostro, que el recibe encantado.
—te amo. —me dice, en un intimo susurro.
—yo tambien me amo. —le sonrio y el me mira mal. —mentira, yo tambien te amo, teñido.
el me sonrie con adoracion y yo no puedo evitar quedarmele mirando como una tonta enamorada, pero al final de todo eso es lo que soy. Una tonta enamorada de el chico de rizos de oro y ojos avellana.
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q si los amo más que a mi? claro que sí. siguiente pregunta.
