Capítulo 28.

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Makis.

Abrieron la puerta de entrada por mi, acompañada de todos mis apuntes, encontrandola cocinando sin camiseta y con su pantalón de pijama lleno de salsa y harina.

- Hola.- Se giró rápidamente, notando como apareció un marcado puchero.

- No llegabas más tarde?-

- No sabía a qué hora volvía.- Suspiró frustrada.- Qué haces?-

- Te quería sorprender.- Vi su camiseta ser usada como trapo, bañada en salsa.

- No vi nada.- Dejé un suave beso en sus labios.- Dejaré esto y me voy a cambiar, quieres?- Asintió rápidamente, subiendo las escaleras para ver como se esforzaba por despegar la masa quemada de la fuente.

Me quedé en short y con uno de sus hoodies, bajando justo cuando estaba cortando más queso.

- Qué haces?-

- Nada que te interese.- Intentó ocultarlo, sentandome en el único lugar limpio de la mesada.- Te parece correcto robarme la ropa?-

- Si.- Dije sin problema, entendiendo que quizás se distraía fácil.- Qué pasó ahí?-

- Quise hacerlo casero y me está costando.- Lo dejó en el horno, limpiando el desastre con su pantalón.

- Si no sale bien quizás es mejor.-

- Quería sorprenderte.-

- Me sorprendes bastante.- No dejé de mirar su trasero en ningún momento.

- Pervertida.-

- Nos comemos?- Dejé un suave beso en sus labios.

- Después de probar esa cosa.- Susurró mirando hacia el horno.- Iré a ducharme, puedes controlarlo?- Asentí suavemente, limpiando todo lo que había dejado para encontrar sobre la mesa los platos y una rosa perfectamente acomodada.

Dejé la pizza cortada cuando estuvo lista, sin esperar que ella saque de la heladera una botella de cerveza.

- Una prueba más?-

- Bueno, nadie debería negarse a beber una cerveza de vez en cuando.- Sirvió en su vaso, recibiendolo después de que ella beba la espuma.

- Y si no me gusta?-

- Eres demasiado delicada.- Me guardé su vaso luego de probarla, notando su sonrisa.

- Creo que es un buen comienzo, no?- Asintió rápidamente.

- Dejaré de darte vino por un tiempo.- Reí junto a ella.- Hasta nuestra boda.-

- Espero que ese día llegue y beba algo que me guste.-

- Yo también lo espero.- Se acercó lentamente.- Ebria debes ser completamente diferente.- Tomé su nuca, besandola así la comida se enfríe, dejando mi muslo cerca de su entrepierna, ganandome un gruñido contra mis labios.

- Comemos?- Tomó mi cintura para volver a acercarme a ella, logrando probar una rebanada antes de que me siente en la mesada.- Puedo intentarlo?- Frunció su ceño, bajandome para dejarla a ella pegada a la mesada.

- Yo no soy pasiva.- Bajé su pantalón y su bóxer juntos.- Vas a hacer lo que creo que vas a hacer?-

- Tengo miedo.-

- Recién me bañe, esta limpio.- Asentí suavemente.- Y huele a bebé.-

- Idiota.- Volví a besarla, sintiendo como ella simplemente se alejó para alzarme nuevamente.

- No hace falta que lo hagas.- Se sentó en el sofá, estando encima suyo.

- Quiero intentarlo.-

Natalia.

- Todo?- Negué rápidamente.- Y qué hago cuando esté ahí?-

- Solo debes chupar.- Estaba empezando a frustrarme.

Cuando menos lo esperaba, ella dejó mi glande en su boca, sintiendo como lentamente lo introducía más y más, hasta que sentí lo perfecto que era sentir su lengua recorrer tímidamente el tronco.

- Si.- La ayudé a pasar el preservativo, sentándose encima para moverse lentamente.

- Perdón.- Removió sus caderas mientras yo solo podía entrar y salir de su interior lo más rápido posible.- Pero necesito tiempo para eso.-

- No importa.- Gemi levantando su ropa para tomar sus pechos.- Solo te necesito a ti.- No sé cuánto tiempo demoré en venirme, solo sé que su cuerpo me dejaba seguir cuando ella ya había llegado, escondiendome en su cuello.

- Cuál fue el lugar más extraño dónde lo hiciste?- Alcé mis cejas, secando el sudor de su frente.

- En mi oficina.-

- Llevaste a Sandra ahí?-

- No.- Fue inevitable reír.- Te llevé a ti.- Besé su mentón.- Con ella solo era en su casa o en hoteles, vino aquí pero nunca lo hicimos.- Asintió suavemente, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda al recordar sus largas uñas pintadas de un color horrible y restregando sus pies por mi miembro.

- Qué pasó?- Se había dado cuenta del asco que sentí en esos momentos.

- Recuerdos.- Susurre tomando sus manos para dejarlas en mis mejillas.- No puedo creer que haya disfrutado con ella.-

- Yo no puedo creer que esa vieja arrugada haya sido tu primer amor.- Sonreí levemente.

- Estaba cegada, sentía que nadie me quería y ella me demostraba que sí cuando no era verdaderamente cariño.-

- Significa que sabes que lo nuestro es amor?-

- No.- Escuché su carcajada, llenandome de ganas de abrazarla hasta que me odie por romperle algún hueso y llenarla de besos.- Pero sé que te quiero más de lo que quiero a Juli y a Olgui.-

Una Vida Para Amarte- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora