Capítulo 53.

91 13 1
                                    

Makis.

Utilicé lo que ella me había dado, sintiendo como se acercó lentamente.

- Confías en mi?- Asentí suavemente.- Te daré unos auriculares y me dirás si me escuchas.-

- Trato.- Fue inevitable bailar, riendo junto a ella, sin escuchar nada de lo que me decía o de lo que hacía, tomando su mano para subir en el auto, cubriendo mis ojos.

- Puedes dormir, no pasará nada extraño.-

Busqué a tientas su mano, sintiendo como ella me daba esas pequeñas caricias que necesitaba, sintiendo como dejó mi cabeza en su hombro y apoyó la suya sobre la mía, acariciando el dorso de su mano hasta que me quede dormida porque su mano libre recorría mi cabello suavemente.

Me desperté en una habitación, sin música ni nada que cubra mis ojos, encontrandola buscando ropa en una valija, completamente desnuda.

- Tu trasero está muy peludo.- Ella misma se dio una nalgada, siendo inevitable sonreír.- A dónde estamos?-

- Es sorpresa.- Había ventanales pero estaban cubiertos por las cortinas.

- Y qué tengo que hacer yo?-

- Disfrutar y sonreírme aunque no te guste mi idea, solo porque tuve que planear todo esto sola y fue un poco difícil.- Estire mis brazos, sintiendo como ella simplemente se acercó a abrazarme, estando solo en ropa interior.- Mi culo está muy peludo?-

- Tienes pompis de bebé.- Las dos nos quedamos en silencio.- Fue mucho, no?-

- Me gusta.- Dejó un beso en mi mejilla, levantandome para meterme en el baño, teniendo un simple vidrio en el que Natalia podía verme desnuda, ver mi cambio corporal en estos días gracias a mis ejercicios.

Si, fue poco tiempo pero yo me sentía bien, sentía que podía lograr mucho más.

Entró en el baño para dejarme mi ropa, notando como ella se abrigaba aún más antes de utilizar el teléfono para pedir el desayuno.

- No me dirás dónde estamos?- Negó sonriente, acercandome a la ventana para que tome mi cintura y me pegue a su cuerpo.

- Déjate llevar, por favor.- Dejé mis manos en sus mejillas.- Lo vas a disfrutar.-

- Bien.- Tomé sus labios suavemente.- De verdad no me darás ni una pista?-

- Estamos en el medio de la nada.- La puerta sonó.- Y hace frío.-

- Solo esas pistas?-

- Si tenemos suerte, podríamos llegar a ver las auroras boreales, aún no pasó.-

- De verdad?- Asintió suavemente.- Entonces estamos demasiado lejos.-

- Lejos de todo, solo tú y yo y los que estén dentro del lugar, claro.-

- Y qué haremos en el medio de la nada?-

- Ya lo sabrás.- Rode mis ojos, sintiendo como ella simplemente me obligó a desayunar más de lo que comeriamos en una mañana normal.

- Natalia, no me entrará el vestido.-

- Qué vestido? Me lo enseñas?-

- No.- Dejé un suave beso en su frente, sin esperar que vuelva a cubrir mis ojos.

- Relájate.- Me alzó para bajar unas escaleras, sintiendo como me cubrió con un abrigo.- Levanta tu pie.- Quitó mis zapatillas, reemplazandolo por unas incomodas botas, dando lentos pasos, camiando con cuidado porque tenía miedo de caerme.- Dame tu mano.- Desapareció el guante que me había puesto, sintiendo como dejó algo demasiado frío en mi mano.

- Qué es eso?-

- Ya te puedes quitar el antifaz.-

Todo era blanco, hermoso.- Dónde estamos, Natalia?-

- Alaska.- Me giré rápidamente.- Nos quedaremos esta semana aquí, para que luego, sepas si prefieres que nuestra luna de miel sea en la playa o en la nieve.- Me tiré a besarla, siendo perfecto conocer estos lugares con ella.

- Te amo.- La abracé fuertemente, siendo correspondida por sus brazos.- No lo puedo creer.- Se alejó para juntar la mayor cantidad de nieve, tirandola en mi cabeza.

- Así te lo crees?-

- Hace demasiado frío, es... maravilloso.- La volví a abrazar, conociendo el lugar juntas, intentando volver pero nos perdimos.

- Tengo hambre.- Formó un puchero, buscando su celular pero tampoco tenía señal.

- Busquemos la forma de volver.- Tiré de ella, saliendo en un camino.- Tienes señal aquí?- Negó rápidamente.- Y crees que estaremos cerca?-

- Caminemos.- Susurró dirigiendosw a una pequeña subida.- Quizás veamos algún cartel.-

- No se marcaron nuestros pasos?-

- Dimos demasiadas vueltas, volveremos al mismo lugar siempre.- Cierto.

Paramos a descansar, consiguiendo una diminuta línea de señal que ella aprovechó al máximo para alzarme y comenzar a correr, riendo junto a ella.

- Llegamos.- Me bajó solo para tirar de mi, entrando rápidamente, sin sentir mis pies.- No tenemos demasiado para hacer aquí, sólo descansar y salir a morir de frío.-

- Me gusta.-

- Quiero que empieces a descubrirte.- Descubrirme?- Aquí será suave, pero si te gusta. Quiero que las dos probemos cosas nuevas.-

- Quieres hacer un trío?-

- No.- Lanzó firme.- Nunca te compartiré con nadie.-

- Esta bien, señora celosa.- Su mirada recorrió mi cuerpo, sabiendo que si seguíamos hablando sobre eso, terminaría en la cama y haciendo alguna posición extraña.

La puerta sonó justo cuando me quise acercar, notando su apuro por almorzar rápido.

- Traje juguetes.- Susurró suavemente.- Esposas que no te harán daño, tenemos el antifaz y algunos juguetes un poco divertidos.-

- Divertidos?-

- Tú sabes a lo que me refiero.- Su sonrisa pícara me lograba dar ternura.- Quieres probarlo?-

- Si estaremos aquí una semana y usarás todos los juguetes hoy nos quedaremos sin ideas.- Reí junto a ella.

- Por eso, hoy iniciarás tú.- Qué?- Quiero que me domines, quiero saber si mis ideas sobre verte arriba son igual de sexys o superas mis espectativas.-

- Y si no lo hago?-

- Ya las superas.- Pasó sus manos por mi cintura.- Eres extremadamente sexy y... me calientas muchísimo.-

Una Vida Para Amarte- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora