Una Vida Para Amarte- (Ventino) [Makia]

Capítulo 40.

Makis.

Dejamos a Juan Pablo con mamá, quien ya había encontrando un trabajo para él, volviendo a abrazarlo.

- Vendrás el sábado?-

- Veremos películas?- Asintió rápidamente, alejándome para tomar la mano de Natalia.

- Así nadie lo entienda y a mi también me cueste, ustedes son la pareja más bizarra y tierna que vi.- Sentí sus brazos rodearme,  despidiendonos de ellos justo cuando papá llegaba, sin ni siquiera saludarlo.

Preparé la bañera llena de espuma, metiéndonos juntas con tal de relajarnos después de todo lo que había pasado.

- Cómo te enteraste que estaba ahí?-

- Olga me llamó y sin decirme dónde vivía, uno de tus choferes me estaba llevando.- Reí junto a ella.- Creo que me gustó hacerlo pero ahí, con ella no.-

- No, a mi tampoco me gustó.- Masajeo mis pies.- En realidad sí me gustó, si ella no estaría ahí.-

- Solían hacerlo ahí?- Asintió suavemente.- Que asco.-

- Tienes la suerte de que en los lugares donde lo hicimos nosotras, ella no tocó.- Alcé mis cejas.- Ni siquiera en la casa de mis padres, solo fue hoy en su casa.-

- Solo lo hacían ahí?-

- La última vez la llevé a un hotel pero unos meses después lo vendí.- Fue inevitable reír, acercandome para dejar mi cabeza en su hombro.- Tienes mascarillas?-

- Quieres una?-

- Hagamos noche de Spa.- Busqué una a tientas, pasandola con cuidado por su rostro, sin esperar que haga lo mismo, dejándome de espaldas a ella para masajear lentamente mi espalda.

- Me encanta.- Dejó un beso en mi nuca, moviendome de tal manera que solo nos besamos.

Salimos del baño para tirarnos a mirar una película, mientras bebiamos leche con chocolate, hasta que de tanto acariciar su cabello se quedo dormida a mi lado, sin lograr levantarme porque sus brazos me apretaban con fuerza contra su cuerpo.

- Vas a ser mía.- Dio pasos hacia mi y solo pude caminar hacia atrás, sintiendo como unas manos se aferraron a mis brazos fuertemente.

- Adios, Makis.- Solo para eso me estaba abrazando? Tenía frente a mí a un violador.

- Natalia, no.-

- Es lo que tú decidiste.- Dejó un beso en mi cabeza.- Adiós, mi amor.- Y simplemente se fue.

- Ven aquí.-

Abrí los ojos para ver como ella miraba fijamente el techo, parpadeando en algunos momentos pero nada más.

La abracé sólo para borrar la imagen de ese hombre loco y feo, sintiendo como acarició mi cabello suavemente.

Miré el reloj y simplemente escondí mi rostro en su cuello.

- Voy a hacer ejercicio.- Dejó un beso en mi frente.- Quieres venir?-

- Si no logro dormirme, voy.- Cubrió mi cuerpo con las frazadas, escuchando perfectamente como se metía en otra habitación, levantandome para verla golpear el saco de boxeo.

- Quieres?- Negué rápidamente, notando como ella quitaba sus guantes para pasarlos por mis manos, dejando mi cabello trenzado.- Nunca lo hiciste?-

- Dicen que te puedes lastimar si no lo sabes hacer.- Sonrío tomando mi mano para formar mi puño y quedarse detrás mío.

- Prueba despacio, no lo golpees.- Estiró su brazo junto al mío.- Es bueno que sepas defenderte.- Le di un golpe creyendo que sería más fuerte, riendo junto a ella.

- No te burles.-

- Esta bien.- Volvió mostrarme como debía golpear, dando otro golpe fuerte, o eso intenté.- Ese me gustó más.- Me giré levemente, notando su sonrisa.

Volví a golpearlo, haciendo que se mueva y lo agarré cuando lo sentí demasiado cerca.

- Ya entendí.- Susurre cuando volvió a dejar mi mano lista.

- Ahora va la otra.- Acomodó mi izquierda.- Golpeas igual con esta y después le das otro con esta.- Movió ambas manos en la dirección de debía darle, alejando mi brazo para darle con mi codo en su vientre.

- No.- Escuché su carcajada mientras pasaba su mano por la zona.- Perdón.-

Se cayó en el piso, sin dejar de reírse.

- Idiota.-

Se levantó rápidamente, volviendo a empezar, secando sus lágrimas de tanto reírse.

- Si prácticas más te irá mejor.- Le devolví los guantes.

- Esto no es para mí.- Alzó sus cejas.- Me voy a querer desquitar y me podría lastimar.-

- La intención es la que cuenta.- Reí junto a ella, acercándome a dejar un suave beso en sus labios antes de darme una ducha.- Deberíamos ahorrar agua.- Me pegó a su cuerpo.- Además, quiero envidiar un poco menos al agua por tocarte.-

- Celosa.- Dejé un suave beso en sus labios, sintiendo como ella simplemente me siguió, chocando con una de las frías paredes.

- No soy celosa.- Apretó mis nalgas.- Solo cuido lo que es mío.-