Capítulo 20.

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Makis.

Natalia parecía no ser ella misma, no aparentaba tener realmente la edad que tenía y más cuando le dije que llegaría tarde al trabajo y en lugar de eso me abrazó e intentó seguir durmiendo.

Otro problema fue que caminó por la casa desnuda, creyendo que sería buena idea hasta que la puerta sonó y yo tuve que abrirle a Olga, quien me miraba mal.

- Dónde está?-

- Espera.- Susurre levantando mi mano levemente.- Ya baja.-

- Todavía no desayunó? Ya hay que ir a...-

- Anoche nos dormimos tarde, lo siento.- Alzó sus cejas y no pude escapar de su mirada.

- Qué pasó anoche?-

- Bueno, nosotras... ella te lo dirá.- Susurre corriendo a buscarla.- Hey, tú.- No podía con la incomodidad como para hablar o coordinar bien mis pasos.- Qué tienes?-

- Bóxer blanco o negro?- Frunci mi ceño.- Y después, qué me puedo poner arriba?- Suspire tirándole un bóxer azul, sacando rápidamente algo de ropa, eligiendo hasta la corbata correcta, besando su frente.

- Olga llegó.- Salí de la habitación, encontrando a la rubia subiendo las escaleras.

- Aún no es tu casa.- Dijo sin problema.- Y ella no es tuya.- Abrió la puerta de su cuarto, rogando porque Natalia esté vestida, pero en lugar de eso me morí de la ternura con ella.

- Olgui, eligió mi ropa.-

- Ajá si, qué más hizo?-

- Por qué lo dices?- Me quise alejar, pero fue inevitable querer quedarme ahí.

- Rata, tiene marcas en su cuello y estás distraída.- Mierda.- La pusiste?-

- Si.- Develó el misterio, alejandome rápidamente para hacer como si nada cuando ellas bajaron, terminando mi desayuno para que ella me sonría mientras desayunaba lo más rápido posible.

- Vamos?- Repitió Olga buscando su bolso.

- Ya vamos.- Frunci mi ceño, mirando a la rubia que simplemente sonrió, saliendo rápidamente.

- Y a dónde vamos?- Pregunté cuando comenzó a conducir por la ciudad.

- A mi trabajo, te enseñaré a hacer algunas cosas, será fácil y me ahorrarás mucho trabajo a mi.- Asentí suavemente, sentándome frente a una computadora para hacer gráficos e idioteces, notando su sonrisa mientras se los enviaba por correo.

- Aquí trabajas.- Juliana entró como si nada, estando lejos de mi escritorio, mirando una foto suya con su familia.

- Creí que estarían desnudas.- Fue inevitable reír, ya habiendo encontrado un "remedio casero" para poder quitar las marcas de mi cuello.- Estaba esto dentro del correo.- Ella asintió, recibiendo un sobre y una caja, girandome cuando algo se cayó.

- Hija de puta.- Tomó su cabello, acercandome lentamente.- Esto es una guerra.-

- Tranquila.- Tomé sus hombros cuando parecía querer irse completamente enojada.- Hey.- Ni siquiera parecía pensar, estaba furiosa.

- Le dirás a uno de los choferes que te lleve a casa.-

- Qué te dieron?- Puse seguro.- Fue ella, no?- Sus puños estaban perfectamente formados.- Natalia, concéntrate.-

- Cree que la necesito.- Gritó cayendo sobre sus rodillas, acercandome rápidamente para abrazarla.- La voy a matar.-

- Eso es lo que ella quiere, tenerte cerca.- Me abrazó demasiado fuerte.- Quiere que nosotras peleemos y que ella aparezca por arte de magia a creerse la niña buena.-

- Lo voy a dar con un palo por la cabeza.- Aguanté las ganas de reírme, acariciando su cabello.- Buscaré un tren y la pasaré encima.-

- Basta.- Tomé sus mejillas.- Que solo puedes estar encima mío.- Su rostro cambió, conectando nuestras miradas por un momento antes de besarnos, chocando con su escritorio.- No, para.-

- Que las reuniones esperen, que el trabajo espere.- Levantó mi falda.- Ahora quiero repetir lo de ayer.- Me aferre a su cuerpo, tapando mi gemido contra su hombro.- Quiero irme a dormir siempre de esta forma y despertar contigo encima, quiero hacerlo a toda hora.-

- Natalia.- Sólo podía escuchar el choque de nuestros cuerpos y sus gemidos, mientras que mi cuerpo se llenaba de nuevas sensaciones, mi mente creaba imágenes que aumentaban el calor del ambiente y ella era la obra maestra de la que mi cabeza tanto pensaba e imaginaba, desde algo tierno hasta lo más intenso y sexual que una "niña" como yo podía imaginar.

Dejó su mano en mi boca, callando mi grito cuando me vine, sintiendo como ella simplemente sonreía, pegando su frente a la mía.

- Mejor?- Negó mordiendo su labio inferior antes de tirar del mío.

- Tengo una reunión en quince minutos y deberías agradecerlo porque ya estaríamos en casa, haciendo quien sabe qué.-

- Mirando películas.-

- Mientras miras una película, yo te dejo en cuatro y te hago mía de millones de formas.-

- Okey.- Alzó sus cejas, riendo junto a ella.- Muy sutil y tierno de tu parte.-

- Eso nunca te faltará.- Dejó besos por mi cuello.- Conmigo no te faltará nada.-

- Puedes ser la persona más seca, lo sabes que yo aceptaré lo que sea necesario por el dinero que necesitan mis padres.-

- Y yo te necesito a ti, estamos a mano?-

- Si te parece que soy suficiente para ti, quizás estemos a mano.-

Una Vida Para Amarte- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora