Cuando acabé de cantar el tema, estaba tan perdida en la letra y el sentimiento con el que la canté, que no me había percatado de que tenía público hasta que los aplausos sonaron en el pequeño cuarto.
Haciendo un repaso por la sala, veo a Katherine, Grace, otra mujer mayor que por lo que me contó Jaz debe ser su otra nana Alice y Jaz. Todas con los ojos vidriosos a punto de soltar lágrimas.
-¿Qué tal salió eso? ¡No tengan compasión, estricto jurado!- digo con una sonrisa divertida, no creo poder lidiar con estas cuatro mujeres, si comienzan a llorar podría salir corriendo.
-Es ella...- dice la tercera mujer que me mira con los ojos enrojecidos haciendo que la mire de lado por lo que dijo.
-Tienes la voz de un ángel preciosa Diana.- dice Grace.
-Por todos los dioses Diana tienes un verdadero don para el canto. ¡Vas a ganar ese concurso, te lo aseguro!- dice Katherine y se acerca para abrazarme.
Por favor, ¿por qué a esta mujer le gusta tanto abrazarme? Justo a mi que soy una mendiga de afecto.
-Muchas gracias Katherine, gracias a todas, pero falta mucho para eso y no creo que sea realmente posible, hay cientos de participantes.- digo con una tímida sonrisa.
-Seguro que habrá muchos, pero no creo que ninguno tenga una voz como la tuya. Y si no se dan cuenta de tu talento, no te preocupes que ya aparecerán otras opciones cariño.- dice Alice.
-Por supuesto, me imagino que tus padres ya deben haber pensado en mandarte a la academia de todos modos.- dice Grace.
-Eh... No, ellos no...- no puedo continuar, no soy buena para mentir y me da vergüenza admitir la verdad.
-¿Qué preciosa, qué sucede? Puedes hablar con confianza.- dice Katherine tomando mis manos.
-Ellos no quieren que estudie música. Ellos quieren mandarme a estudiar a Amsterdam.- digo triste.
-De eso nada, ¿Como pueden obligarte a hacer algo que no amas? Iré a hablar con ellos, tienen que dejarte cumplir tus sueños.- dice Katherine con firmeza.
-¡NO!- gritamos al mismo tiempo con Jaz porque eso frustraría nuestros planes y haría que mi padre me diera una buena golpiza.
-¿Y eso por qué?- pregunta cruzada de brazos mirándonos entrecerrando sus ojos como si pudiera leernos la mente.
Y con esa intensa mirada, hace que nos removamos incómodas hasta que una voz profunda que al parecer estaba escuchando nuestra conversación nos salva del interrogatorio.
-Consideran que por el particular carácter que tiene, su lengua viperina y lo que le gusta llevar constantemente la contraria, sería una excelente abogada.- dice Apolo entrando a la habitación sin despegar sus penetrantes ojos de mi, y siento que mis mejillas se tiñen de rojo.
-Hum... No sé, hay algo más aquí.- dice su madre y yo me estoy poniendo cada vez más nerviosa.
-No hay nada más. Ahora sí ya terminaron con el interrogatorio, creo que ha venido a la casa buscándome a mí, así que con su permiso, me la llevaré.- dice envolviendo con su mano la mía y no hace falta ni que me lo diga, porque lo sigo encantada de que me salve de la situación.
-No estés tan feliz, aún no te has salvado del todo.- dice serio y su voz es tan grave que suena casi a una amenaza.
No digo nada y tampoco vuelvo a levantar la vista porque no sé qué hará por las cosas que le dije más temprano.
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Un Juego Perdido
RomanceDiana es la típica chica asocial del colegio enamorada del chico popular, que obvio ni sabe de su existencia, o por lo menos eso creía ella. Hasta que un proyecto los une haciendo que se terminen enamorando. Eso es lo que ella creyó hasta que descub...