Capítulo 24

11.9K 752 109
                                    

    Diana

    Despierto temprano incluso antes de que el sol termine de salir, ya me he duchado y preparado para ir al colegio o por lo menos eso es lo que mis padres creerán. Porque no pienso aparecer por el colegio por lo menos hasta que haya acomodado un poco el lío que hay en mi cabeza. Necesito hablar con Bruno pero no en el colegio, voy a ir a su consultorio privado, me pasé casi todo el día de ayer averiguando su dirección personal sin éxito alguno, ya que no pude conseguir un turno para hoy así que pienso sentarme en la recepción hasta que esté dispuesto a atenderme.

    Salgo de mi cuarto con mi uniforme y mi bolso como todos los días, solo que esta vez es más temprano porque necesito comer algo o me desmayaré en cualquier momento. Ayer no comí casi nada en todo el día porque mis padres no han salido de la casa más que para ir al club de golf por la tarde, fue entonces cuando aproveché para salir de mi cuarto y comer algo. Cuando regresaron volví a mi cueva hasta esta mañana.

    Me preparo un desayuno rápido, solo leche, cereales y algo de frutas. Al terminar ordené todo y le dejé una nota a mi madre avisando que iría a la casa de Apolo a buscar mi coche para ir al colegio.

    Llegué al consultorio y me encontré con que hay al menos 5 personas esperando al Dr. Gael y por más que su secretaria me dijera que no podría atenderme, no estoy dispuesta a marcharme así de fácil.

    Ya han pasado 3 de las 5 personas o sea que yo llevo al menos tres horas sentada aburrida como un hongo a punto de quedarme dormida cuando una voz familiar me llama.

    -Señorita Swits, adelante.- la voz de Bruno me llama desde el interior de su despacho haciendo que de un salto me ponga de pie y entre antes de que alguien se de cuenta de que no era realmente mi turno.

    -Buen día Bruno.- digo con una sonrisa al ingresar.

    -¿Qué haces aquí pequeña? Sabes que no puedes presentarte sin cita previa a mi consultorio.- dice un poco molesto haciendo que mire mis manos retorcerse nerviosas.

    -Lo sé, y lo siento. Intenté sacar un turno porque no quería esperar al jueves, pero tienes una agenda muy ocupada.- digo apenada.

    -Bueno, ya me has hecho romper la agenda del día, cuéntame que te trae por aquí.- dice suavizando la voz.

    No pude contar toda la historia sin llorar como una niña, fue como si estuviera aprovechando el momento para desahogarme con él. Cuando logré terminar, el silencio se estableció en la habitación por un par de minutos hasta que comenzó a hablar.

    -Mi niña... Es hora de que sepas que vivimos en un mundo donde los corazones sinceros con destruidos y los corazones hipócritas son amados.-

    -¿Eso quiere decir que tendría que ser una mala persona para no sufrir?-

    -No querida, eso significa que el que hoy se ríe de tí, luego se arrepentirá. El que no te valora, luego te extrañará, y el que hoy te pierde, mañana te necesitará. Cada uno cosecha lo que siembra y tú cosecharás mucho amor, eso te lo aseguro.- dice y me pican los ojos, este señor me desestabiliza constantemente.

    -¿Alguna vez seré lo mejor que le pasó a alguien? No creo que sea tan buena persona.- digo mientras sorbo por la nariz como una niña.

    -No se trata de lo que creas que eres, es por lo que transmites. Ahí está tu magia pequeña.- dice acariciando mi mano a modo de consuelo.

    -Gracias, lo siento. No quiero llorar más, debo parecer una niña inmadura llorando por amor mientras el colegio entero se burla de mi ingenuidad.- digo con una falsa sonrisa y secando mis lágrimas con rabia.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora