Capítulo 14

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El día se me pasó volando, mientras estábamos almorzando lo sorprendí tomándome fotos y tuve que pedirle por favor que dejara de hacerlo, no soy para nada fotogénica y estaba segura de que eran horribles, pero cuando me las mostró, debo reconocer que no estaban tan mal.

Luego nos fuimos a un parque de diversiones y creo que no me había reido tanto en mi vida cuando nos subimos en la montaña rusa, y casi se muere del susto porque fingí que estaba desmayada al final de la vuelta

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Luego nos fuimos a un parque de diversiones y creo que no me había reido tanto en mi vida cuando nos subimos en la montaña rusa, y casi se muere del susto porque fingí que estaba desmayada al final de la vuelta.

Obvio que me costó muchísimo hacer que su buen humor vuelva, sobre todo porque no me dejaba acercarme para que no lo toque. (Me dijo que no era mi cachorrito para que le acariciara la cabeza y cayera rendido a mis pies.)

Debo reconocer que tuve que reprimir una risa por la comparación que usó, entonces le propuse un juego al que no se pudo resistir. Apostamos a un juego de tiro al blanco, si yo ganaba, debería perdonarme por la joda y llevarme a todos los próximos partidos del Chelsea de este año, y si él ganaba, podría pedir lo que quisiera.

De más está decir que aceptó feliz como si hubiera recibido un regalo de navidad y con mucha razón, porque me ganó terriblemente, y eso que yo creí que era buena porque siempre le ganaba a Lucius. Pero evidentemente no soy buena y mi amigo es peor que yo.

Lo que me sorprendió es que no quiso decirme qué era lo que me iba a pedir, dijo que primero tenía que asegurarse de un par de cosas y luego me lo diría. Lo bueno es que después de eso ya era el Polo de siempre y se veía realmente feliz.

Cuando salimos del parque caminamos por la orilla del río Támesis hasta detenernos en unas rocas para admirar el atardecer.

Como si fuera un sueño al que temía que pudiera olvidar cuando abriera mis ojos, saqué mi teléfono y le tomé una foto en ese momento.

Como si fuera un sueño al que temía que pudiera olvidar cuando abriera mis ojos, saqué mi teléfono y le tomé una foto en ese momento

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Pero unos minutos después le llegó un mensaje que hizo que su felicidad se evapore como por arte de magia. Se disculpó conmigo diciéndome que tenía algo importante que hacer y que lo había olvidado, entonces me llevó directo a mi casa y se fué sin siquiera despedirse dejándome furiosa y confundida.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora