Capítulo 23

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    Apolo

    Abro lentamente mis ojos cuando siento que una puerta se abre de un golpe, no sé dónde estoy, comienzo a mirar a mi alrededor sin llegar a comprender que es este lugar, en realidad sé que es la sala de una casa, pero no la reconozco, solo veo latas de cerveza, botellas de champagne y cuerpos semidesnudos dormidos o inconscientes a base de alcohol por todos lados.

    Sigo recorriendo la casa con mis ojos hasta que me encuentro con unos furiosos ojos celestes demasiado familiares clavados en mí.

    -Arriba... ¡AHORA!- gruñe mi padre y por más que quiera mandarlo al diablo para seguir revolcándome en mi propia miseria, cuando cualquiera de los dos se enfurece, realmente meten miedo.

    Tanto mi madre como mi padre son personas amorosas, (un poco más mi madre que mi padre) pero cuando uno de los dos se enoja, es como si contagiara automáticamente al otro así que para que mi padre esté en este estado, mi madre debe estar tirando la casa abajo de la furia.

    Sin demorarme un segundo, quité la mitad del cuerpo de Alisson que dormía sobre el mío y busco por todos lados mi sudadera sin éxito. Ante la atenta mirada de mi padre, tomé otra que encontré en el camino y una gorra para cubrir mis ojos sensibles al sol gracias al alcohol consumido ayer que hace estragos en mi cabeza.

 Ante la atenta mirada de mi padre, tomé otra que encontré en el camino y una gorra para cubrir mis ojos sensibles al sol gracias al alcohol consumido ayer que hace estragos en mi cabeza

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    Antes de subir al coche no se me pasa desapercibida la diversión en los ojos de mi padre al ver que la sudadera que llevo puesta no es de mi talla.

    Durante el camino a casa, lo hacemos en el más absoluto silencio y se lo agradezco infinitamente, sé que necesitaré un momento de calma antes de enfrentarme a la tormenta que me espera en casa.

    Y no estaba para nada equivocado, solo con cruzar la puerta de entrada, la cara de mi madre hace que yo retroceda dos pasos cuando se me acerca hecha una furia.

    -¿Me quieres decir dónde demonios estabas metido Apolo?- grita haciendo que mis tímpanos quieran explotar por el dolor de cabeza a causa de la resaca.

    -Mira nada más como tienes el rostro, creo que tienes varias cosas que explicarme jovencito. Empezando por dónde estuviste toda la noche, cómo terminaste con el rostro desfigurado y que fue lo que le hiciste a la pobre Diana que esa niña está destrozada por lo que le has hecho.- dice y solo con escuchar su nombre, una furia invade mi sistema recorriendo mi cuerpo. Mis manos se cierran en puños y quiero romper todo a mi alrededor.

    -¿Cómo sabes que ella no está bien? ¿Acaso ha venido aquí a intentar dar lástima para que reciba un sermón de tu parte?- le grité furioso y antes de que mi madre me cruzara la cara de una bofetada, es la fuerte voz de mi padre la que me hace saltar en mi lugar.

    -¡Apolo Cook controla la forma en la que le hablas a tu madre porque a nadie le debes más respeto que a ella!- dice y solo con oir su voz ya mete miedo, ni hablar cuando giro mi cabeza para encontrarme con su rostro descompuesto de furia. -¡Te quiero en el gimnasio en 5 minutos, te enseñaré yo, cómo controlar tu enojo si no eres capaz de dominarlo solo!- ruge antes de girarse para salir de la sala, pero se detiene en seco cuando mis pensamientos me traicionan y hablo en voz alta.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora