Capítulo 37

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    Apolo

    Voy como por el quinto vaso de whisky cuando suena el timbre de casa y solo grito que pase desde mi cómoda posición en el sofá de la sala.

    Cuando salí de la casa de Diana, estaba tan furioso que no sabía para donde salir corriendo, quería llamar a mis padres, pero no puedo decirles nada aún hasta que acomode mi vida y tampoco puedo correr como un niño pequeño a sus consejos cada vez que algo me pasa. Es por eso que decidí volver a casa y llamar a Carlos, creo que hablar con el único amigo que tengo podría ayudarme a pensar con un poco más de claridad.

    Luego de contarle toda la historia, nos encontramos en silencio perdidos en nuestros pensamientos. Desde el mismo momento en que le dije que tengo una hija, se ha puesto a beber a la par mía mientras no paraba de soltar maldiciones a medida que le contaba todo lo que sucedió después.

    -¿Sabes que está mal que la hayas amenazado con quitarle a su hija?- rompe el silencio sin despegar la mirada de la hoguera al igual que yo.

    -Claro que lo sé, ¿Pero cómo querías que reaccione? Me negó la posibilidad de estar en la vida de mi hija los primeros cuatro años de su vida. Y eso no se lo voy a perdonar nunca.- digo convencido.

    -¿Y le preguntaste por qué lo hizo?- dice y entonces desconecto la mirada de las llamas para concentrarme en su rostro.

    -¿Por qué debería eso importarme? La verdad es que me importa una mierda porque lo hizo, si es que estaba enfadada por ese estúpido juego, si lo hizo por venganza o...- no puedo continuar porque impone su voz sobre la mía.

    -O si lo hizo por amor, o porque creyó que tu los rechazarías. ¿Le diste algún motivo para que crea que no querías ser padre a los 18 años?- me dice y me golpean los recuerdos como si fueran un puño en mi rostro...

    "-Estoy seguro de que nunca tendré hijos, no tendría paciencia ni tiempo para dedicarme a eso.-" le dije cuando paseábamos por Bath luego de ponerme furioso porque unos niños me hicieron caer a la fuente.

    "-Uff... Casi lo olvido, eso sí que me jodería la vida.-" le dije la última vez que hicimos el amor en los vestuarios del colegio cuando ella me preguntó si no tenía un condón.

    -Bueno, tal vez le insinué alguna que otra vez que no quería tener hijos.- admito pensativo. -Pero eso no le daba el derecho de decidir por mí.- le digo intentando justificarme.

    -Lo sé, pero eran unos niños. No la juzgues antes de saber qué la llevó a tomar esa decisión.- dice y ya me está cabreando que la defienda solo a ella.

    -¿Hey, de qué lado estás?.-

    -Estoy del tuyo amigo, pero por más enojado que estés en este momento con ella, no te olvides que hace 24hs te desesperabas por volver a verla. ¿Estás seguro que quieres quitarle a su hija a la mujer que amas?- dice y eso se siente como otro golpe pero en el estómago en este caso.

    -Ya no sé si la amo, pero es cierto que no quiero separar a la niña de su madre.- digo sincero.

    -Creo que yo te puedo dar una idea en ese caso.- dice y comienza a comentarme sobre su idea.

    Por la mañana me despierto incluso antes de la hora de siempre, no he dejado de tener sueños durante toda la noche con situaciones que hubieran sido distintas si ese maldito día no hubiera salido huyendo de mi con mi hija en su vientre. No sé exactamente cómo podría haber reaccionado ya que era una persona diferente y probablemente si me hubiera enfadado con ella por la situación, pero definitivamente me habría hecho cargo de ella y de mi hija, eso lo tengo más que claro.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora