Un Juego Perdido

Capítulo 38

    Diana

    No pude reaccionar hasta que no escuché su jeep salir de la propiedad.

    Me dejó en shock lo que dijo antes de marcharse, ¿de verdad me está obligando a vivir bajo el mismo techo a cambio de permanecer al lado de mi propia hija? No lo puedo creer, no me entra en la cabeza que es lo que pretende con todo esto...

    Sin saber bien a donde voy, tomo mi motocicleta y salgo disparada de la casa como si estuviera en una carrera.

    Recorro las calles de Roma esquivando autos hasta que sin darme cuenta me detengo frente a la clínica donde trabaja mi amigo. Miro mi reloj y veo que falta alrededor de media hora para que termine su turno así que estacionando mi moto afuera de esta, me cruzo a la plaza que está en frente y me siento en una banca a esperarlo perdida en mis pensamientos...

    Desde que me separé de él aquel día, cerré mi corazón para no dejar entrar a nadie, desde entonces cuando la gente me pregunta por qué estoy sola, la respuesta es simple, me estoy curando. Antes me sentía insuficiente para todos, ahora me siento demasiado para cualquiera, pero que haya vuelto hace que todo mi mundo se colapse. No sé en qué demonios pensaba cuando lo dejé volver a tocar mi cuerpo, cuando lo dejé acercarse y que vuelva a encender el fuego en mi interior, él fué el único que supo encenderme y luego apagarme con la misma facilidad, y ahora gracias a mis acciones estoy al borde del abismo sin opciones de salir ilesa de toda esta situación.

    "-El dolor trae rencor, y el rencor trae enfermedades..-" me dijo papá un día cuando me encontró discutiendo con Lu sobre qué le diría a mi hija cuando me preguntara por su padre y yo quería decirle que era un mentiroso que jugaba con los sentimientos de las mujeres...

    Ambos insistían en que lo perdone, y si bien creo que no lo perdoné, si deje de odiarlo por lo que me había hecho.

    Eso fue antes de descubrir que tenía Hemofilia lo que me hizo convencerme de que no tenía más opción que ser fuerte y solo vivir por mi hija. Es por eso que decidí enamorarme de la vida, es la única que no me va a dejar sin antes hacerlo yo, y mi corazón permanecerá a salvo hasta ese momento...

    Desde entonces he sido otra persona, más fría y esquiva a relacionarme con cualquier hombre que quiera algo más que una simple noche de sexo, pasé años sin acostarme con alguien y eso cambió cuando escuché a uno de los barmans del bar hablando de un exclusivo club donde la gente podía culplir sus fantasias sin ser juzgado ni cuestionado. Tu pones las reglas y es completamente seguro ya que no le permiten el ingreso a cualquiera, el club tiene sus socios y ellos se responsabilizan por sus invitados aceptando las consecuencias si no respetan las normas y condiciones.

    Le pedí a ese chico que me llevara a conocer y desde entonces voy cada tanto cuando necesito sentir algo en mi cuerpo, porque por más fría que aparente ser por fuera, por dentro ardo como el mismo infierno.

    Y estoy cansada de que me digan: "es que tú no eras así" maldita sea, tuve el peor año de mi vida donde me golpearon mis propios padres, me abandonó mi único amigo, perdí un amor que creí que duraría para siempre, me usaron, se burlaron de mí y les importó una mierda. Luego me enteré que iba a ser madre con solo 17 años, maldición, era obvio que iba a cambiar.

    Yo misma estuve para mí, yo misma me animé, me escuché y me apoyé al tomar la decisión que tomé y decidí ser lo que ahora soy.

    Pero nunca nadie mencionó que hacerte la fuerte te destruía el doble. Porque justo en este momento no sé para donde salir corriendo.

    De pronto, una voz me saca de mis pensamientos cuando mi amigo se sienta a mi lado.

    -Me da risa cuando las palomas se olvidan que tienen alas y se ponen a caminar rapidito mientras escapan de ti, me las imagino gritando: ¡AAAA...! y luego recuerdan que pueden volar y tipo: Ah... Cierto...- dice pensativo y no puedo evitar soltar una carcajada por lo que acaba de decir, él siempre me saca una sonrisa aunque esté a punto de llorar.