Capítulo 44

9.5K 652 121
                                    

    Salimos del despacho y la cara de terror de los dos hombres Cook era todo un poema. Tenía ganas de reír, pero al igual que Katherine, ambas mantuvimos el rostro impasible lo que hacía que la tensión de esos dos se hiciera casi palpable intentando descifrar nuestro humor o que había ocurrido dentro de ese despacho.

    -¿Crees que han estado hablando de nosotras durante este tiempo?- me susurra Katherine casi hablando entre dientes.

    -No tengo la menor duda, solo hay que observar la forma en la que nos miran, como si fuéramos dos depredadoras que se preparan para atacar y ellos los pequeños ciervos que esperan la mínima reacción de nuestra parte para moverse en respuesta...- le susurro y siento su casi imperceptible intento de contener la risa por mi comparación. -De todos modos me dá igual lo que hablen de mí, total soy peor de lo que dicen.- le digo y ya no pudo contener la carcajada que resonó por toda la habitación haciendo que los hombres la mirasen confundidos.

    -Iba a decir exactamente lo mismo.- dice mirándome con una resplandeciente sonrisa y pude escuchar claramente el suspiro de alivio de ese par que no dejaba de estudiarnos.

    -¿Quieren café?- les pregunto como si nada pasara.

    -Yo sí, ¿Ustedes chicos?- responde Kath ya que esos dos hombres pasaron de parecer asustados a confundidos y solo responden con un asentimiento de cabeza sin despegar sus ojos de nosotras.

    -Hombres...- murmuré antes de girarme hacia la cocina a preparar el café.

    -Te ayudaré.- la voz de Apolo aparece como si de repente pudiera reaccionar y se levanta para seguirme a la cocina.

    -¿Que ha sucedido, te ha tratado mal mi madre?- pregunta impaciente cuando entramos en la cocina mientras yo voy preparando la cafetera.

    -Nadie me trata mal sin mi consentimiento Polo no hay nada que tu madre pueda decirme que me haga sentir miserable, hice lo que creí correcto en ese momento de mi vida y nadie va a convencerme de que tendría que haber tomado otra decisión porque solo hice lo que me dijo mi corazón.- le digo sincera y él suelta el aire en un suspiro resignado.

    -Creo que también estoy cansado de discutir siempre por el mismo tema, ¿Crees que podremos superar esto?- dice y quiero morir por oírlo utilizar esas palabras, porque nada quisiera yo más que hacer borrón y cuenta nueva, pero necesito sacar todos los rencores de mi corazón antes de intentar dejarlo apoderarse de él nuevamente.

    -Necesito ser sincera contigo antes de eso.- le digo y solo responde con un asentimiento de cabeza mientras yo detengo mis movimientos y me giro para mirarlo a los ojos.

    -Ese año desconocí gente que creía conocer y no me refiero sólo a tí, soy lo suficientemente buena para perdonarte, pero no lo suficientemente estúpida para confiar de nuevo en tí de un día para el otro...- no puedo continuar porque me interrumpe.

    -¿No significó nada para tí el mail que te mandé? Fui completamente sincero en esas palabras.- dice un poco indignado por no tener eso en cuenta.

    -Desconfío bastante, porque yo también sé escribir bonito sin sentir nada... No te ofendas, solo te digo esto para que puedas entenderme, me mintieron hasta mirándome directo a los ojos, y a partir de ahí me quedo solamente con acciones. Te creo solamente lo que tú me demuestres.- digo y puedo ver la tristeza aflorando en sus preciosos ojos y bajando su mirada al piso en clara señal de sentirse abatido por mis palabras.

    No quiero que piense que lo estoy rechazando, así que vuelvo a hablar antes de que él lo haga.

    -Podremos intentarlo si vamos de a poco, sólo hablemos siempre entre nosotros con la verdad. Probablemente no nos guste o no sepamos cómo manejarla, pero seamos nosotros mismos quienes decidamos qué hacer con ella. ¿Te parece?- le pregunto mientras reduzco la distancia que nos separa y pongo mi mano en su mejilla, haciendo que levante la mirada para que sus ojos de cielo se encuentren con los míos y separe levemente sus labios para soltar un suave suspiro de alivio antes de poner su mano sobre la mía para que no pueda alejarla de su tacto mientras cierra los ojos como si estuviera sintiendo el más necesitado de los contactos.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora