Capítulo 39

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    Apolo

    -Tu... ¿Tu eres mi papi?- dijo mi pequeña con temor en su voz y no puedo expresar lo que provocó en todo mi sistema escuchar esas palabras salir de sus labios.

    Es como si por un segundo todo mi cuerpo perdiera la fuerza, siento una ola de terror que invade mi sistema y me golpea directo en el rostro para luego ser reemplazado por un sentimiento de amor puro y tan grande que hace que mis lágrimas salten de mis ojos sin siquiera poder contenerlas.

    -Sss.. Si princesa. Yo soy tu papi.- le digo con la voz ronca y temblorosa por la emoción en mi garganta.

    -¿Y... Y tú me vas a amar así como soy, con mis ojitos especiales?- me pregunta dudosa aún sin moverse mientras retuerce sus manitos en el mismo gesto que hace su madre cuando está nerviosa.

 Y tú me vas a amar así como soy, con mis ojitos especiales?- me pregunta dudosa aún sin moverse mientras retuerce sus manitos en el mismo gesto que hace su madre cuando está nerviosa

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    -Solo tú tienes esa mirada y esa sonrisa que me enamoró.- le digo sincero porque si bien tiene mis ojos, también tiene la perfecta sonrisa de su madre.

    -¿Y tú no te marcharás nunca de nuestro lado?- preguntó desviando por un segundo la vista hacia Diana que se mantiene inmovil observando nuestra conversación.

    Me molesta que piense que yo me marcharía porque nunca haría algo así, pero en este mismo momento solo me importa que le quede claro que nunca la dejaría en mi vida.

    -Lamento mucho no haber estado a tu lado desde que naciste princesa, pero quiero que sepas que jamás te abandonaría, jamás te haría daño, jamás me alejaría de tí y jamás dejaré de amarte.- le juro con mi corazón en un puño viendo como pasa de la duda a la felicidad y de un momento a otro se abalanza sobre mí haciendo que casi caigamos los dos al piso mientras me envuelve el cuello con sus pequeños bracitos.

    No puedo evitar soltar un suspiro de alivio al sentir la fuerza y el amor con el que me abraza, mi corazón late fuerte contra mi pecho y juro que puedo sentir el suyo también y ¡Maldita sea, es la mejor sensación del jodido mundo!

    -¿Ya nos vamos a tu castillo?- me pregunta de repente al separarse de mi cuello.

    -¿Ya están listas?- le pregunto antes de desviar los ojos hacia Diana que me mira por un momento con odio antes de sonreírle a nuestra pequeña cuando esta le habla.

    -¿Empacaste mis muñecas mami?-

    -Claro mi cielo, ya está todo en tu maleta. Despídete del tío Lu y del Nono.- le dice mientras va hacia la sala a buscar las maletas.

    Voy tras ella para ayudarla y al acercarme, su perfume entra en contacto con mi nariz haciendo que un terrible deseo por acercarme me invada y tenga que contenerme para no besar su cuello, que al estar con su cabello amarrado en una coleta, lo deja tentadoramente libre y con ganas de enterrar mis dientes en él.

    "Maldita sea Cook concéntrate que no puedes caer en sus redes tán facilmente" me reprende mi cerebro, pero no puedo evitar sentir que será una terrible tortura convivir con esta mujer día a día.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora