Capítulo 52

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    Diana

    Un llanto mezclado con risas de felicidad escapa de mis labios mientras escondo mi rostro en su cuello y mis brazos lo rodean sin creerme que estamos viviendo este momento juntos, he soñado tantas noches con esto que me cuesta creer que sea real. Juntos, abrazados el uno al otro completamente desnudos sintiendo nuestros cuerpos y la suavidad de la piel del otro transmitiendonos un calor que va más allá de todos los sentidos.

    Mientras una de mis manos acariciaba su pecho haciendo garabatos entre sus pectorales y recorriendo cada perfecto músculo marcado en su abdomen, un suspiro escapó de sus labios antes de girar su rostro y acercar su boca a la mía que primero se rozan acariciándose mutuamente antes de unirse y no puedo evitar recordar las sensaciones que sentí la primera vez que nos besamos, solo que es esta ocasión no es un beso salvaje y desesperado, sino que uno lleno de dulzura, ternura y amor pleno.

    Es como si la electricidad del primer beso volviera y ahora se extendiera desde mis labios, recorriendo todo mi cuerpo como si corriera por mis venas hasta llegar a mi corazón haciendo que este se agrande, se caliente, palpite con fuerza y todas las piezas que permanecieron resquebrajadas por mucho tiempo, de repente se volvieran a unir para hacerme saber que la dicha ha llegado y por fin mi alma está completa nuevamente.

    -Te amo.- decimos los dos exactamente al mismo tiempo como si fuera algo planeado que sucediera así.

    Y nos sorprende tanto que lo hayamos dicho los dos juntos que nos quedamos mirando directo a los ojos casi sin pestañear y sonreímos antes de besarnos otra vez.

    Pero esta vez con más intensidad y pasión mientras nuestras manos recorren el cuerpo del otro.

    Sin dejar de besarnos, se sube sobre mí y comienza a dejar suaves besos por mi cuello hasta mi pecho y chupar mis pezones como si quisiera sacarle el jugo a una fruta, me resulta tan excitante lo que hace con su boca mientras sus manos se deslizan por mi cuerpo, pasando por mi cintura hasta llegar a mis caderas y deslizarlas hasta mi trasero para apretarlo con fuerza haciendo que mi sexo se presione contra su pene que ya lo siento completamente duro y caliente, listo para arrancarme nuevos gemidos de placer.

    -Dios, te deseo a cada minuto más. ¿Cómo puede ser que no pueda saciarme nunca de tí?- le digo con la voz ronca.

    -Si soy tu dios, eso solo confirma que tu eres mi diosa, y le ruego a todas las deidades del olimpo que nunca llegues a saciarte de mí, porque yo nunca lo haré de tí. Quiero morir en tu interior cuando esté tan viejo que ya no pueda caminar, sería la muerte más deliciosa y placentera del mundo.- dice y no puedo evitar reír de solo imaginarlo.

    -¿Crees que llegarás con erecciones como estas todavía cuando seas viejito?- le digo mientras deslizo una mano entre nosotros y rodeo su polla con mi mano y la deslicé desde arriba abajo en toda su longitud.

    -Con una tentación como tú a mi lado, creo que incluso muerto me podrías provocar una erección. Pero dejemos de hablar de eso ahora, solo quiero enterrarme en tu interior otra vez en este mismo momento.- dice con la voz ronca por lo que le estoy haciendo con mi mano.

    Sin esperar a que me diga nada, cierro mis piernas y acomode la cabeza de su polla en mi entrada que ya está completamente húmeda para recibirlo, y lo incito a que lentamente comience a penetrarme.

    Al estar en esta posición y con mis piernas cerradas, solo provoca que las sensaciones sean mucho más intensas, la fricción aún más placentera y lo compruebo con su reacción.

    Apretando los músculos de su mandíbula, sus ojos cerrados y separando levemente sus labios, inspira el aire entre los dientes creando un sonido tan excitante como sensual.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora