Capítulo 11

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-¿Otra vez esperando al señor cartero, Candy? – preguntó la hermana María, a una Candy preocupada y afuera de la casa a altas horas de la noche

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-¿Otra vez esperando al señor cartero, Candy? – preguntó la hermana María, a una Candy preocupada y afuera de la casa a altas horas de la noche.

-Eh… yo…

- Lamento decirte que ha estas horas la gente decente ya esta en su casa y durmiendo como Dios manda – le dijo – Así que vamos a dormir, criatura.

-No, no. Hermana María. Yo solo estaba viendo la… la luna – Candy, intento engañar a la hermana María, a lo que la religiosa solo se río sarcásticamente al darse cuenta de las intenciones de la pecosa.

-Para ver la luna tiene que estar en el cielo. Y hoy no hay luna – Candy no sabía donde meter la cabeza cuando se dio cuenta de su metida de pata – Esperas la carta del señor Graham ¿verdad?

-Sí – contesto cabizbaja – Ya es Diciembre y su carta ya debería de haber llegado, pero no importa así esta bien.

-Un momento, Candy – dijo la hermana María cuando la rubia tenía intenciones de irse – Sé que finges ante la señorita pony, pero conmigo no es tan fácil. ¿A ti te interesa, Terry Graham? – al momento de oír tan intensa pregunta las mejillas se le tornaron de color rojo y luego su mirada estaba por los suelos – Y no trates de engañarme, porque he visto como te emocionas cuando mencionan su nombre y que decir de cuando recibes cada mes su carta. ¿Él te gusta? ¿Sientes algo por él? - preguntó nuevamente con suavidad.

-De nada sirve que yo sienta algo por él – contestó – Él es de la sociedad tiene dinero, fama, poder. Es imposible que alguien como Terry Graham se fije en alguien como yo.

-Pero no me has respondido – insistió la hermana María – ¿Te gusta? ¿Sientes algo más que una amistad por él?

-Sí, sí hermana María – confirmó, Candy con unas cuantas lagrimas en los ojos – Me gusta, me gusta como es, me gusta que se preocupe por los demás, simple y sencillo me gusta él. ¿Pero de qué sirve? Yo no soy una señorita de sociedad y con clase. Él no se fijará en alguien como yo. Es iluso pensar lo contrario, por eso me conformó con que... seamos amigos.

-No digas eso, Candy. La señorita pony y yo creemos que él es un joven distinto, que él…

-Mañana iré al correo en la ciudad, quizás ahí este su carta.

Y sin esperar que la hermana María siguiera hablando o le respondiera a su comentario, la huérfana más grande se fue.



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Analia [Fanfics Candy Candy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora