Capítulo 38

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—¿Qué estás esperando Melanie? ¡Habla! — gritó el castaño con impaciencia.

—Tranquilo, Terrence. Deja que la joven se tranquilice. Charlie dale un poco de agua — ordenó el duque a Charlie quien se encontraba ahí.

—Lo siento, lo siento mucho, no era mi intención causarles daño. Él me obligó a hacerlo.

—¿Quién es él? ¿Él quien manda estas estúpidas notas?

—Por desgracia es mi tío. Marcelo, Marcelo Olmos — confesó la sirvienta con varias lagrimas en su ojos — Le juró señor, que todo esto fue planeado por él.

—¿Tu tío? — preguntaron Richard y Charlie.

—¿Para eso él te mandó a trabajar aquí? ¿Para espiarme?

—No, yo no sabia que mi tío lo conocía a usted. Cuando me empezó a obligar a colocar esos sobres en su escritorio sin que nadie lo descubriera — relató Melanie.

—¿Y qué más sabes? — interrogó Charlie — Y mejor aún cuéntanos todo lo que sepas, coopera para que algo malo no te suceda.

—Esta bien. Cuando mis padres murieron no me quedaba otro familiar vivo, más que Marcelo. Él vive en un burdel que está cerca de Indiana y dirigido por una mujer: Edna Stewart — Melanie hizo una pausa, para decidir si decir o no sobre las barbaridades que le había hecho desde niña — Marcelo no es un buen hombre. Me ha tomado a la fuerza, por eso es que obedecí sus ordenes, porque si no lo hacía, ya sabía lo que me esperaba.

—¿Eso quiere decir que ese hombre está cerca de aquí? — preguntó Richard.

—Sí, creo que desde hace 20 años vive acá en Chicago.

—¿Sabes algo sobre Analia? — ahora el que hizo la pregunta fue Terry.

—No, señor. No la conozco — dijo sinceramente — ¿Y ahora qué harán conmigo? ¿Me despedirán?

—Por el momento no — respondió el castaño —Pero antes dime una cosa más. ¿Cómo es que Marcelo te da las notas?

—Cada día libre que tengo voy a ese lugar, ahí me las da y me dice que tenga cuidado para que nadie me vea.

—Muy bien. En tu próximo día de descanso, iras con el tal Marcelo y le dirás que el que va a poner las reglas ahora soy yo—sentenció Terry — El tipo ese quiere dinero ¿no?

—No lo sé, señor. Lo único que si sé, es que Marcelo me matará cuando vaya y le diga eso — dijo Melanie con temor.

—Tranquila, que no iras sola. Charlie y otros guardias te acompañarán — le anunció el castaño — Solo me queda advertirte dos cosas.

—¿Qué cosas?

—La primera es que por ningún motivo, le digas esto a mi esposa, a Sandra o Karen. Y la segunda que no intentes escapar, porque no te gustará saber que haremos si vuelves a traicionarnos nuevamente ¿esta claro, Melanie?

—Sí, señor.

—Por eso siempre digo que no se debe de confiar ni en nuestra propia sombra — comentó Richard cuando Melanie se fue.

—Lo mismo digo yo — comentó Charlie.

Terry observó en la ventana donde estaba su esposa junto a Sandra. Este mes había sido el mejor de su vida, solo deseaba que esos momentos lo acompañará hasta su último respiro.

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Analia [Fanfics Candy Candy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora