Capítulo 41

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Los besos en el pecho que recibía, despertaron a Terry de su sueño. Se sentía bien, se sentía en el cielo.
Luego de los besos unas cuantas caricias a su piel, fue suficiente para que no solamente él se despertara, si no su apetito sexual para hacerle el amor a su amada esposa.

—¡Terry! — protestó Candy cuando con un solo movimiento él la colocó debajo de él, y su boca ya estaba dándole la atención que merecían aquellos hermosos pechos — ¡Te…Terry! ¡No deberías hacer eso!

—¿Y por qué no pecosa? — preguntó mientras hizo una pausa, y sus dedos se dirigieron a esa perla que estaba deseosa por la atención del castaño — Eso es lo que quieres ¿no?

—Sí. Sí eso es lo que quiero.

Candy lo beso, porque era una forma de decirle a su esposo que quería de sus atenciones, quería que sus manos la siguieran tocando, que su amante la llevará a tocar más que las estrellas. Para Candy, había sido una deliciosa aventura, desde la primera vez en que unieron sus cuerpos. Todos los días, a excepción de los días en que Candy estaba menstruando, se demostraban lo mucho que se amaban, lo mucho que se deseaban y lo mucho que se necesitaban.

—Hazlo, Terry. Hazlo ahora — le exigió Candy — Vuelve a hacerme tuya, como  siempre lo has hecho.

—Tus deseos son ordenes, mi amor.
Y tras decir esto, Terry entró nuevamente en aquella cavidad estrecha, pero que la deseaba tanto.
Con cada embestida, era un recordatorio, para que su amada supiera lo mucho que le encantaba estar ahí: dentro de ella.

Luego de llegar al orgasmo, Terry colocó a Candy encima de él. Lo usual era que se quedará dormida, pero las intenciones de la pecosa era seguir besándole. Desde las clavículas del castaño para abajo, hasta darle placer con su boca, como él mismo le había enseñado con la suya.

Después de que Terry casi muere del placer, Candy por fin se calmó, tomando la fuerte mano de su marido, lo guio hasta la bañera, para que juntos tomarán un baño.

—¿Qué es lo que le sucede a Karen, Richard, Charlie, Melanie e incluso hasta a ti? — preguntó la pecosa mientras pasaba la esponja en los pectorales de Terry — No te atrevas a mentirme, Terry, porque todos estos días han actuado raro conmigo. ¿Pasa algo malo?

—No sé si sea malo para ti, mi hermosa — contestó dándole algunas pistas de lo que sucedería en la noche — Pero de lo que estoy seguro es que de alguna forma u otra te cambiará la vida.

—¿Qué? — preguntó sin entender que era lo que su marido le quería decir — ¿Acaso la policía ya se enteró que estoy aquí?

—¡No! Nada de eso, mi amor. Pronto serás libre de salir como a ti te gusta — afirmó — Lo que te digo tienen que ver con algunas personas. Pero necesito que confíes en mí. Todo va estar bien, te lo prometo, nada ni nadie nos va a separar. ¿Puedes confiar en mí?

—Sí, siempre.

Y tras esa confesión, los dos enamorados volvieron a unir.




—Hoy tienes que estar más hermosa que nunca — anunció Karen mientras cepillaba el cabello de la rubia.

—Karen… ¿Qué sabes tú de toda está maraña  de secretos?

—Muchas cosas — confesó sinceramente la castaña.

—¿Pero qué tipo de cosas? — preguntó con desesperación — ¿Por qué no me lo dices de una buena vez? ¿Por qué tantos misterios? ¡Tengo derecho a saberlo!

—Porque tienes derecho a saberlo es que Terry organizó todo este... “espectáculo” porque tú mereces saber la verdad.

—¿Pero la verdad de qué? — Candy ya no dejo que Karen siguiera cepillándole el cabello, se puso de pie abruptamente, y miró a la castaña intentó que talvez si la miraba de aquella manera le contaría la verdad ahí mismo — ¡Estoy harta de que se me trate como una mujer que no entiende nada!

Analia [Fanfics Candy Candy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora