Capítulo 17

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-Priscila te estoy hablando – la voz de Elroy hizo que la aguja que sostenía Priscila se introdujera en la suave piel de su dedo – ¿Por qué les gritaste a las niñas?

-¿Para qué me preguntas si ellas ya te lo han dicho? – respondió con ironía.

-Pues por eso mismo no entiendo, Priscila. Defendiste a esa a esa... meretriz – dijo esta ultima palabra en un susurró – Les gritaste a mis niñas, mis niñas las cuales son parte de mi familia.

-Tú misma lo has dicho, Elroy. Son tu familia, son tus niñas. Son tuyas no mías – Priscila se paró y lanzo a un lado el bordado que estaba haciendo – Bien sabes que Susana y Eliza no llevan mi apellido ni mucho menos mi sangre – le gritó, Priscila a su cuñada – Ni siquiera Roger es tu hijo, solo es el primogénito de tu difunto marido.

-Eso ya lo sé, pero quiero a Roger y Sara como si fueran mis hijos y también quiero a Brenda y Susana.

-Pues bien por ti – anunció, Priscila – Sabes perfectamente que las hermanas Moore nunca me han simpatizado y mucho menos sus hijas. Si consideras a los Legan y a las Marlow como tu familia, pues me alegro. Pero algo que nunca permitiré es que esas muchachitas humillen a alguien humilde, solo porque se creen poderosas.

Elroy no dijo nada más y prefirió dar la vuelta e irse, cuando su cuñada estaba así era mejor no molestarla, porque Priscila podría ser muy dulce y amable, pero cuando se enojaba era la reencarnación de algún demonio.
Priscila por su parte le pidió a las sirvientas que le llevasen té al jardín. Y en unos segundos una sirvienta de cabello rojizo y con dos trenzas le llevo su té.

-Aquí está su té de manzanilla y Canela, señora Priscila – anunció la criada – Y me permite traerle unas cuantas galletas de nuez, sus favoritas.

-Gracias, Doroty – Priscila agradeció mientras comía una de sus galletas de nuez – Están muy buenas, gracias.

-De nada señora. Si ya no me necesita más, con permiso.

-Espera, Doroty – la paró Priscila recordando que aquella joven trabajaba para los Legan – Quiero hacerte una pregunta.

-Dígame señora.

-¿Cuándo trabajabas para los Legan tú conociste a Candy White? – al momento de mencionar aquel nombre la sonrisa de Doroty apareció.

-Sí, señora. Yo la conocí en casa de los señores Legan.

-¿Y cómo era? ¿Cómo era Candy?

-Es una de las personas más amables que he conocido – respondió sinceramente – Era risueña, divertida, amable y gentil. A todos los empleados que la conocimos nos agrado. Y nuca nos gusto el modo en que la señorita Eliza, el joven Niel y la señora Sara la trataban.

-¿La trataron mal?

-Sí, señora Priscila. La señorita Eliza y la señora Sara siempre la humillaban y el joven Niel no perdía ocasión en hacerle bromas pesadas. El señor Roger era el único que la defendía, pero como él viajaba mucho, casi no se daba cuenta de lo que su familia le hacía a Candy – Doroty se debatía internamente si contarle o no lo que Candy hizo por ella, al final se decidió por la verdad – Una vez, por culpa de Niel yo caí de las escaleras. Ella trató de hacer justicia, pero la señora Legan hizo que se arrodillara y le pidiera perdón a su hijo por mentirosa, y si no lo hacía yo perdería mi empleo – Doroty ya estaba llorando al recordar aquel momento tan injusto para las dos – Como Candy es tan buena se arrodilló y le pidió perdón a Niel, no solo una vez, si no que repetidas veces.

-Que gran valor – dijo, Priscila – Y dime otra cosa, Doroty ¿tú crees en todo lo  que dicen de ella? ¿Qué es una ramera? ¿Una ladrona? Y no sé cuantas cosas más.

Analia [Fanfics Candy Candy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora