Capítulo 32

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—Esto no puede estar pasando — dijo Candy, para si misma, estaba sentada en una de las sillas de la sala de espera del hospital. Había pasado una hora desde que se habían llevado a Karen.

—¡Hijo! ¿Cómo esta Karen? — preguntó una desesperada y nerviosa Priscila.

—los doctores aún no me han dicho nada — le respondió el rubio. En su voz se podía escuchar la desesperación y la preocupación.

Todos los que estaban invitados a la cena habían llegado, aunque Candy no los miró ni les habló. Lo único que deseaba era que esa pesadilla terminara.

<<Por favor Dios, que nos les pasé nada>> Rezaba Candy. Hace tiempo que no lo hacía, a pesar de que sus madres siempre le recordaban la importancia de rezar y encomendar sus problemas al creador <<Por favor Dios mío, que Karen y su bebé se salven>>

—Familiares de Karen Kleiss — anunció un médico que salía de una sala.

Albert se puso de pie inmediatamente, seguido por Terry.

—Yo soy su prometido — anunció - ¿cómo está ella? ¿Cómo está mi hijo?

—La señorita Kleiss, se encuentra estable. Hemos parado la hemorragia, y por el momento estará en observación por si hay algún inconveniente — dijo con seriedad el doctor, un suspiro de alivio salió de la boca de Candy, hasta que se acordó de alguien importante.

—¿Y mi bebé? ¿Cómo esta mi hijo, doctor? — preguntó de nuevo Albert.

—Lo lamento mucho señor Andley, pero no pudimos salvar a su hijo — le contesto el doctor con tono triste, y en ese momento algo dentro de Albert se derrumbó — La señorita Kleiss a tenido un aborto. Aún no sabemos la causa que lo provocó.

El bebé ya estaba muerto, sin ni siquiera tener la oportunidad de salir al mundo exterior, de estar en los brazos de su madre o de su papá, sin poder ser mimado por Candy que desde que se enteró de la existencia de esa criatura que se le negó el derecho de nacer, lo había amado.

—¡La culpa fue de ella! — dijo acusatoriamente Sara, señalando a la pecosa que estaba llorando — Candy White es la culpable de el aborto de Karen.

—Eso es verdad — apoyó Susana.

—Yo la vi cuando le puso algo al té de Karen — anunció Eliza.

Absolutamente todos se le quedaron viendo.

—No es verdad — se trató de defender, pero sinceramente Candy lo único que sentía era tristeza y no tenia ni ganas para defenderse — Eso no es cierto.

—¡Por supuesto que lo es! — volvió a repetir Sara y le arrebató el bolso a Candy. Sacando el frasco de la infusión donde su sobrina Susana le había dicho que lo había puesto — ¿Qué mayor prueba quieren que está?

Sara alzo la mano con el frasco vacío, Albert estaba enojado, Priscila asombrada y enojada, Terry no lo creía y los demás sabía que había llegado la hora de deshacerse de ella.

—¿Y por qué demonios no le dijiste a Karen? — la cuestiono Albert — ¡¿Por qué?!

—Porque pensé que solo era un tónico relajante o no sé, algo — respondió con calma y dándole el frasco al medico para que lo examinará — ¿Se supone que Candy es su amiga? ¿No?
— ahora la que cuestionaba era ella — Se los dije desde un principio, Candy solo sirve para hacer daño. De primero se mete a mi casa a robar, luego juega con Anthony y con Niel, y ahora mata al bebé de Albert.

—¡Eso no es verdad! ¡ Tienen que creerme! — dijo con desesperación Candy.

Priscila cegada por el enojo y la decepción se acerco a Candy y por impulso le dio una bofetada, tan fuerte que por poco la pecosa se cae al suelo.

—¡No le pegues, Priscila! — le gritó Terry, por muy confuso que estuviera con la pecosa, no dejaría que la agredieran físicamente — ¡No te atrevas a tocarla nuevamente!

—¡Como pude haberme equivocado tanto contigo! — gritó Priscila y tuvo la intensión de volverle a pegar, pero Terry se interpuso entre ella y Candy — ¡Sara Tenía, razón! ¡Solo haces daño! ¡De primero a Anthony y ahora Albert! ¿Qué te propones con hacernos daño?

—No hice nada, soy inocente.

—¡¡¡No mientas!!!

—Di la verdad de una vez jovencita — dijo William intentando acercarse a Candy, pero Terry se lo impedía – De todas maneras pagarás por lo que le acabas de hacer. A ti lo que te espera es la cárcel, por el asesinato de ese bebé.

—¡Cállense! — Terry calló a todos los que la estaban acusando — Nadie va a hacer nada, no hasta que las cosas estén claras.

—¿Qué más claridad, ante estas pruebas, Granchester? — preguntó Niel con su modo amargado y de falsa indignación — ¿Tan buena es en tu cama? Porque te informo que a mí, sus servicios me dejaron mucho que desear.

—¡Cierra la maldita boca, Legan!.
Ahora era Terry, el que estaba enojado y con un solo golpe derribó a Niel.

—Señores esto es un hospital — salió a regañar una enfermera — Si quieren pelearse, les ruego que lo hagan afuera.

Candy ya no podía más, y haciendo uso de sus habilidades atléticas corrió.

—¡Candy! — escuchó que Terry la llamaba, pero a ella ya no lo importaba — ¡Candy vuelve acá!

Entre Terry y los guardias que tenia ahí intentaron alcanzarla, pero les fue imposible. Ya no había rastro de Candy. Terry les dio ordenes a los agentes de seguridad para que la siguieran buscando.

—¿Ves? ¿Crees que Si Candy no fuera culpable, huiría? — le comentó Susana cuando regresó dentro del hospital.

—¡Cállate Susana! ¡Y agradécele a Dios que eres mujer, porque te juró que te iría peor que al imbécil de tu primo! — Terry se dio la vuelta para ver a Eliza, Sara y Brenda — No sé cómo, pero se que las verdaderas culpables de esto son ustedes.

-¿Tienes pruebas? – lo retó Sara.

—No. Pero estoy seguro de que las tendré. Y el día que las tenga juró que pagarán por todo el daño que le han hecho — sentenció saliendo de ahí, pero no sin antes hablar con las enfermeras y el doctor que atendió a Karen, para que no la dejará sola con ninguno de los Andley.

A lo mejor estaba actuando mal, muy mal. Ya que hasta ese día se había dado cuenta que los Andley eran los monstruos que la mayoría de gente decía. Y la mayor justificación, era que habían condenado a una persona que no lo merecía.

—Que las enfermeras se queden con ella y en ningun momento la dejen sola con alguna de las personas que están ahí afuera — ordenó Terry — Ya sabe doctor, si algo le llega a suceder a Karen usted será el único responsable.

—¿Dónde estas? — se preguntó así mismo Terry — ¿Dónde estás Candy?

Analia [Fanfics Candy Candy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora