Capítulo 35

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—¿Qué hace aquí, padre? — le preguntó Terry a su padre. Estaba furioso, no solo porque llego sin avisar, si no que también, porque había visto a su pecosa.

—He venido a darte una sorpresa, pero creo que la sorpresa me la he llevado yo.

Richard Granchester estaba con su traje impecable, su porte elegante y que demanda dureza y seriedad, pero al mismo tiempo el tono de voz que usaba era bastante sarcástico, y lo más importante, no se miraba a simple vista que estuviera enojado, era más. Si por dentro se estaba muriendo de risa por la escena que estaba presenciado: una joven rubia y de rizos con una camisa enorme que seguramente era de su hijo, y su hijo con cara de pocos amigos.

—¿Usted sabe lo de Candy? — preguntó Terry esperando lo peor — ¿Qué sabe usted de eso?

—Lo suficiente para saber que buscaron a esta señorita aquí, y no la encontraron, porque seguramente tú la escondiste muy bien — respondió.

—Por favor espéreme abajo, en mi despacho — le pidió Terry — Tenemos cosas de que hablar.

—Por supuesto, Terrence — dijo Richard y luego le dio una mirada a Candy. Realmente aquella señorita era muy hermosa — Un gusto ¿señorita…?

—Señora — corrigió Terry — Señora Granchester.

—¡Vaya! De verdad que si tenemos mucho de que hablar Terrence — bromeó, sobre todo porque sabía que su hijo no estaba para bromas, pero muy en el fondo le gustaba molestarlo — Un gusto Candy Granchester.

-Lo mismo digo – respondió con voz bajita, se ruborizó al sentir la mirada de aquel hombre inspeccionándola.

—Vístete — le ordenó Terry — No quiero que lleguen más visitas inesperadas y te encuentren así.

—Espera — Candy le tomó la muñeca a su marido cuando quiso salir de la habitación — ¿Crees que tu padre viene a…a sepáranos? ¿A contarle a la policía que me tienes escondida aquí?

—No te preocupes, pecosa mía — Terry intentaba tranquilizarla — Yo me aseguraré de ello. Ahora si me disculpas, el viejo me está esperando.

Terry salió de la habitación, estaba preparándose mentalmente para lo peor. Su padre podría haber venido aquí por mil cosas, pero por ningún buen motivo, eso claro está.

Entró a su despacho donde ya su padre había tomado el atrevimiento de servirse un whisky escocés que tenía en la licorera de madera.

—¿Cuándo te casaste Terrence? — preguntó Richard, cuando su hijo estaba en su presencia a solo centímetros de él.

—¡Eso no importa! — exclamó Terry — Solo quiero saber dos cosas: ¿La primera, aqué ha venido? ¿Y la segunda; qué va a hacer con la información que sabe? ¿Va a decir que tengo escondida a Candy aquí?

—Respondiendo a tu primera pregunta; Viene a América, porque estoy harto de la maldita guerra en Europa, me ha costado, pero conseguí venir aquí — contó — Y sí responderé a tu segunda pregunta la cuál creo que es la que más te interesa, pero antes tú me vas a responder varias preguntas.

—¿Qué quiere saber? — preguntó el castaño colocando sus manos convertidos en puños sobre el escritorio.

—Creo haberte hecho ya una pregunta, la cual no me has contestado.

¡Maldita sea! Terry no estaba para las estupideces y curiosidades de su padre. En todos estos años no había cambiado nada. Seguía siendo el mismo duque, arrogante y orgulloso. De no haber sido por Candy ya lo habría sacado de su casa, pero peligraba la libertad de la mujer que amaba. Así que si era necesario se arrodillaría delante del hombre que le dio la vida, para interceder por su pecosa.

Analia [Fanfics Candy Candy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora