Tenía marcas recientes de agujas en el interior de mi brazo, mi garganta estaba seca y ardía por la falta de líquidos, pronto la puerta fue abierta y una de las chicas de la casa cargaba una bandeja de lo que parecía que iban a inyectarme, al verme dejo lo que llevaba en la mesa más cercana y empezó a quitar el seguro que me ataba a mi cama.
Toqué mi garganta por el dolor insoportable pero era consciente que mis piernas temblaron al momento de dejarlas caer, me ofrecieron un vaso de agua y la mujer de antes llamada London la rubia de ojos azules se agacho masajeando desde mis rodillas hasta las puntas de mis pies. Lo mismo pasó con mis brazos, mis hombros hasta llegar a mis pulgares.
Fátima.
Inmediatamente mis manos apretaron su cuerpo la angustia en mis ojos la hicieron ver que algo estaba mal pero cuando pronuncie las dos primeras palabras dagas me atravesaron en mi cuello que me hicieron bajar mi cabeza, rodee mi garganta con mis dedos.
- Señorita, Fátima no pudo salvarse. Lamento su perdida- Agacho la mirada y pude ver como alzo la comisura de sus labios.
Hipócrita.
Fátima era mi elegida cada uno de la familia tiene a alguien en particular, pero la mujer frente a mí no era más que el tercio de mis tíos Aldo y Sofía. Ahora uno de ellos ya había muerto y la otra persona estaba por la última vez que la vi en estado crítico por pérdida de sangre, las probabilidades que tenía de obtener los mismos beneficios habían disminuido.
Jalé su cabello hacia atrás, London me sonrió, sus manos rodearon mi cuerpo inclinándose hacia mí y la cama. Ella claramente pensaba que íbamos a acostarnos o al menos disfrutar de un leve juego, se lamió los labios cuando la solté un poco haciendo que su cuerpo fuera hacia atrás me acerque a sus labios y cerró sus ojos gustosa de la atención.
Coloque mis manos en sus orejas y rompí su cuello con agilidad, cuando su cuerpo cayó en el piso vi sus facciones era una mujer muy bella. Fui al baño a lavar mi cuerpo por completo lo seque y me envolví en un vestido largo negro liso.
- Buenas noches querida, se escucharon ruidos.
Mi cara estaba siendo pintada cuando la voz de mi tía Caterina sonaba en mi recamara- Te buscan en el área de Juegos.
Voltee a verla y tenía una sombrilla peculiar en su mano "esconde" una espada dentro de ella, el mando permitía que metiera cuatro dedos y un espacio para su palma. Al ser coleccionista se permitía comprar armas de cualquier tipo lo que resultaba beneficioso para todos pues nos actualizamos con información.
Caterina hundió su zapato en la palma de la chica muerta y continuó mirándome con una sonrisa- Iré en unos minutos- le respondí.
Ella asintió y salió con delicadeza de la habitación sus pies se transformaron en delicadas plumas que hacían imposible para cualquiera escucharla.
Tomé mi teléfono y pase encima de London, cuando salí había un equipo preparado para mover el cuerpo. Me dirigí en camino hacia el comedor, tomaba mi tiempo pues después de todo no tenía el por qué apresurarme descendí por las escaleras y pude ver un hombre glorioso a la mitad.
Sus labios fueron lo primero que vieron mis ojos, secos y desgastados, sus ojos verdes lucia regocijados al verme de pie. Me dirigí hacia él y quede a un escalón arriba de él podríamos estar frente a frente. Gustav atrajo mi cuerpo al suyo poniendo una mano en mi cuello sentí una pequeña humedad pero no me importo después coloco su frente en la mía por un largo momento hasta que besó la punta de mi nariz, después de separarnos fue donde me pude dar cuenta de la sangre de sus manos.
Tome sus muñecas con fuerza- ¿Quién?
Él sonrió hacia mi cara seria, quiso escapar de mi mano pero no se lo permiti sus labios se extendieron más y tiró de mí besándome con pasión. Después que lo mordiera se despegó, vio un momentos mi rostro y se acercó lentamente susurrando- Te amo.
Mis ojos se salieron de mis órbitas, mi boca se secó de inmediato y fui testigo de algo que hacía años no pasaba, quedarme sin palabras. Gustav tomó mi mano y me llevó hasta la habitación de juegos.
Un hombre desconocido se encontraba jugando billar dándome la espalda, Enrico e Irene estaban en el bar, mi tía en cuanto me vio rio de alegría eso captó la atención de los demás en la sala, se acercó a mí con delicadeza y sus manos cubiertas de tela se deslizaron en mi espalda para darme un afectuoso abrazo después besó mi frente.
El hombre que se encontraba en el billar era Hugo quien me dio un asentimiento de cabeza lejano. Se mostraba con ojeras y su característica belleza lucía maltratada, parecía haber sufrido de algún daño físico enorme pues uno de sus brazos aún se encontraba vendado. Contaba aun con moretones amarillos en la piel que pude ver descubierta.
¿Qué había pasado?
Enrico tomo mi cuerpo y lo abrazo tiernamente sabía que estaba siendo delicado conmigo temía apretarme más de lo podía aguantar. Cuando me soltó unas delicadas manos tocaron mi muslo, era Giovanni sus ojos estaban llenos de lágrimas y lloraba de felicidad.
Verlo de nuevo hizo mover mi corazón, no sabía cuánto tiempo había estado en cama pero lo veía más grande, lucía tremendamente diferente vestía ropa fina y olía a lavanda.
Mis brazos lo arroparon por largos minutos donde solo nos enfocamos el uno en el otro, su rostro lucía rojizo al no parar de llorar pero cuando la mano de Gustav se puso en su cabeza descendió poco a poco. Lo mire con extrañeza ¿Por qué estaba familiarizado con su toque?
Sonrío para mí y movió su cabello, Giovanni río y empezó a limpiar su cara con las mangas de su suéter.
Después susurro en mi oído- Lo he solucionado todo- sus labios me hicieron temblar por lo fríos que se encontraban. Lo mire por unos segundos preguntándome de que sería capaz y solo de pensarlo los vellos en mis brazos subieron.
¿Era normal?
Temerle tanto a alguien con una mirada, a la vez desear que me tomara en sus brazos y huir juntos.
Por instinto cuando empezó a caminar hacia mi patio trasero lo seguí dejando a Giovanni en manos de mi tío quien lo recibió gustoso. En cambio yo era un pobre abeja siguiendo al rey de la colmen, Gustav se detuvo en medio de nuestro hermoso jardín estilo victoriano, ahí estaba mi abuelo jugando con una pelota de anti estrés que la soltó y dejó caer al suelo cuando me vio.
Sonreí al verlo su cara lucía demacrada y su cuerpo más desgastado parecía que al fin el peso de sus hombros fue lo suficiente para quebrarlo. Pero su rostro me hizo olvidar por completo su aspecto, era duro y causó temor. Mi espalda se hizo más recta mostrándome lista para algo, lo que sea.
- Haz crecido bien ¿Tu esposo te ha servido?
Gustav sonrió, su dedo pulgar se pasaba en su labio inferior. Sus grandes ojos verdes me miraron con intensidad y mi abuelo continuó hablando.
- Después de todo me pediste casarte con él desde pequeña.
Mis labios se abrieron sin saber qué decir. Los labios de Gustav no hicieron más que engancharse, su rostro parecía divertido notablemente divertido.
¿En qué momento había hecho eso?
Hola hermosas personas, lamento la gran tardanza pero aquí esta su dosis mensual.
Muchos besos y abrazos a distancia.
Tengo un capitulo mas ¿Quieren que sea liberado? 😏
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Mi Mafia
ActionAdrienna Giordano la nieta más querida del hombre que construyo un imperio, Pietro Giordano un hombre a temer con 74 años, viudo a corta edad. Constructor de uno de los imperios más grandes del último siglo con múltiples líneas de negocio que no hac...