Mis pies se sentían cansados después de bailar y caminar tanto por la sala. Había ido con mi abuelo a visitar a los emperadores y sus respectivas familias. Algunos de los cuales aprovecharon para platicar de sus negocios y voluntariamente vendiéndonos a sus hijos los cuales eran demasiados, cada uno tenía un mínimo de cuatro hijos. Lo más estresante de la situación era que la mayoría era sin duda varones y todos ellos estaban cerca de nuestras mesas, al parecer era un requisito estar juntos.
Mi madre junto con sus hermanos estaba relacionándose con los demás invitados. Mis primos se encontraban cerca de mí y mi hermano estaba a solo dos pasos, hablando con una chica india.
Estaba un poco impaciente al dirigirnos a nuestro destino final. La familia Blau. Una elegante y sofisticada mesa. Tres jóvenes mujeres, estaban mirándome de manera curiosa. Todas eran ridículamente hermosas. La más pequeña estaba más bien mirándome con curiosidad y anhelo, mientras que las otras dos evaluaban la situación. Chicas listas pensé.
Mi mirada después se centró en Gustav Blau. El hombre de ojos cautivadores, extrañamente familiar quien se encontraba parado justo delante de sus hermanas. Junto a él estaba Abel Blau, el hombre dueño de Alemania y otros 6 países más de Europa. Gustav Blau venia de una cuna de oro pero había podido mantenerlo y hasta multiplicarlo.
- Buenas noches Abel- Mi abuelo saludó con una cara seria y después empujo levemente mi cuerpo- te presento a Adrienna hija de Rebeka y Leo.
El hombre frente a mi ofreció su mano en modo de saludo y mostró una neutra cara- Conocí a tu padre, era un hombre con mucha ambición. Mi más sentido pésame. Tu madre es una científica asombrosa, nos ha ayudado a patentar muchos descubrimientos.
- Gracias, señor.
Él asintió en mi dirección y volteo su mirada hacia su hijo en expectativa de sus movimientos. El ofreció su mano de igual manera- Gustav Blau señorita Adrienna- observe un momento sus dedos que estaban cubiertos de anillos de diferentes tamaños y formas. Eran cautivadores.
- Un gusto- Le dije mientras sonreía. El miró mi rostro mientras inclinaba la cabeza y veía fijamente mis ojos. Un ruido separó nuestra pequeña conexión. Su madre "falsa" como la nombre después de nuestro último encuentro. Me veía con cara de desagrado y estaba agarrada fuertemente del brazo de su esposo quien mantenía una amena plática con mi abuelo.
- ¿Necesitas algo Helena?- Esa voz me erizo la piel y éxito mis sentidos. Era dura y no dejaba lugar a respuestas equivocadas. Al igual que su madrastra me puse alerta y después discretamente lo observe.
- No Gustav- Contestó Helena después de unos segundos y volteo la mirada rápidamente. Escuche una pequeña risa a la espalda de Gustav y eso hizo que Helena apretara los dientes con fuerza. Localice la pequeña voz proveniente de la niña más pequeña quien continuaba con una gran sonrisa en su rostro. Vestía un vestido rosa claro y una diadema que brillaba de manera espectacular. La cantidad de joyas en su cabeza era simplemente inquietante a la vista.
Gustav dio un paso hacia un lado y me permitió ver también a sus otras hermanas. Él era muy intuitivo. Le di una mirada intrigante fugaz antes de voltear a ver a las demás jóvenes, todas contaban con un largo cabello castaño. La más pequeña tenía ojos grises mientras que las dos más grandes lucían el mismo color que su hermano.
La joven más grande contaba con una gran altura y una fina cara, tenía un entallado vestido morado complementándolo con un arreglo floral adornando su cabello y un brillante collar. La hermana del medio tenía un cuerpo muy ejercitado y vestía de negro con encaje transparente, ella a diferencia de sus hermanos no tenía ninguna joya en su cuerpo, más que una pulsera que al parecer tenía un valor personal por lo desgastaba que se veía.
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Mi Mafia
ActionAdrienna Giordano la nieta más querida del hombre que construyo un imperio, Pietro Giordano un hombre a temer con 74 años, viudo a corta edad. Constructor de uno de los imperios más grandes del último siglo con múltiples líneas de negocio que no hac...