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Sacudía el polvo inexistente de mi larga falda negra después mis manos  se enfocaron en acariciar mis aretes me sentía un poco inquieta mientras el chófer me llevaba a mi destino desconocido.

La entrevista de una famoso cantante me distrajo unos minutos y reí cuando el locutor mencionaba lo emocionada que estaba su esposa en que él fuera a entrevistarlo. Una sonrisa nerviosa le respondió me imaginaba como Ian se sentía, nunca le gustaron después de todo las mujeres.

Un restaurante/bar lleno de color negro y blanco estaba frente a nosotros. El chófer alejó al valet parking que estaba a punto de abrir mi puerta, haciéndolo en su lugar. Le agradecí e inicie mi camino hacia la entrada mientras empujaba la puerta mis tacones retumbaron en el suelo del pasillo. Las paredes estaban totalmente envueltas de espejos, me sentía en una pasarela.

La Hostess me recibió con una sonrisa.

- Reservación a nombre de Gustav Blau.

Ella abrió con asombro sus ojos para después discretamente observarme de pies a cabeza. Al parecer hasta la joven mujer conocía a este hombre y por su rostro me di cuenta de los celos con los que estaba luchando.

- Viene el señor Gustav con usted- Dijo mientras mirada encima de mi hombro estaba ansiosa.

- No, vendrá después.

Una sonrisa ganadora se puso en su rostro- Lo sentimos pero la política del restaurante marca que debemos de pedir la identificación de la persona que se reservó para no tener problemas en el sistema ni con los otros comensales que ya están esperando.

- He visto como han pasado dos personas de adelante hacia su mesa reservada sin la solicitud de ninguna identificación- Solté una mentira mientras la miraba directamente a los ojos.

Ya había tratado con este tipo de mujeres antes no era algo que no pudiera manejar pero entonces su cara me dio a entender que no me iba a dar una respuesta agradable - Cada vez que el señor Gustav reserva con nosotros nos pide que la mesa no sea interrumpida por otros que dicen buscarlo.

- Ya veo...- Dije mientras miraba su nombre en la placa de metal en su pecho- Señorita Janeth, ¿Puedo hablar con su superior?

Cuando estaba a punto de contestarme una voz la interrumpió- ¿Adrienna?

Voltee para encontrarme con uno de los amigos del abuelo, un hombre retirado de negocios quien encantaba de buscar mujeres jóvenes como trofeos para la luz del día y niñas para la oscuridad de la noche. Era coqueto y se sobrepasaba al ver sus posibles presas su cara envejecida lo hacía ver como una anciano común, no parecía como el hombre que empezó con el lavado de dinero junto con mis abuelos ni sus tendencias perturbadoras.

- Albert ¿Cómo has estado?- Le dije mientras ofrecía una cordial sonrisa.

- Bien, pero qué hay de ti. Te vez tan apetitosa cariño- Menciono antes de similar querer morderme y riendo frente a mi.

Mi rostro mostró mi disgusto hacia él- Deberías de cuidar más tus palabras ¿No te parece?

La mujer a su lado le sorprendió la escena. Levanté mi barbilla y enderecé mi espalda dándole a entender que en efecto yo era la que tenia mas poder entre nosotros. El anciano sonrió apenado, parecía un niño que había hecho una travesura me sorprendió lo inocente que podía verse.

Hizo ademán de peinarse su cabello y después me dijo- ¿Gustas sentarte con nosotros?

- Estoy esperando a alguien.

- En qué mesa quieres sentarte entonces este es uno de mis restaurantes buscare lo mejor para la sobrina de mi gran amigo.

- Solo necesito que me lleven a mi mesa reservada ¿Es posible hacerlo ahora?- dije después de voltear a ver a la hostess.

Mi MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora