Pietro Giordano con Alzheimer diagnosticado, teniendo comportamientos muy variados y poco confiables me anunciaba que yo le había pedido un esposo voltee a ver a Gustav.
- Supongo que esta vez sí me recordaste- Dijo Gustav mientras se sentaba en la banca negra detrás de él.
- ¿Cómo no olvidarte? Sigues teniendo los mismos ojos.
Mis manos temblaron con ganas de tomar un cigarro, ellos seguían hablando como viejos amigos y yo no hacía más que preguntarme ¿Qué estaba pasando?
Mi prometido deslizó sus manos por las hebras de su cabello pude ver los brillantes anillos que llevaba y como había observado antes tenía uno similar en mi mano. Lo levanté para observar ambos de cerca eran el mismo solo que una versión más femenina estaba puesta es su mano a diferencia de la mía que lucía más masculina.
Corte su conversación levantando mi mano- ¿Por qué tengo esto?
Mi abuelo sonrió como pocas veces en la vida después sus ojos cambiaron sus cejas bajaban y subían. Se paró y camino hablando acerca de unos cargamentos del '78, su mirada estaba distante recordando un día tan lejano, había vuelto a estar fuera de sus cabales.
- Solo dura unos minutos, él tiene pocos minutos de lucidez aun.
- ¿De qué hablas?
Cruzó sus piernas y me sonrió con coquetería deslizó sus manos en su torso cosa que hizo mirarlo de arriba abajo distrayéndome.
- Nos conocimos hace 15 años eras así de pequeña- Dijo bajando una de sus manos a la altura de su cintura- y después de ello teníamos citas de juegos externas.
Adorabas comer el cono del helado más que la bola de nieve que estaba encima y cuando te raspabas las rodillas llorabas de inmediato.
Sus manos me pidieron que me acercaran, fue difícil moverme de mi lugar. No me acerque a él al contrario me aleje unos pasos, sus ojos lucían enojados y decepcionados de mi acción. Sentía que mi vida era una farsa, asqueada y usada.
- Ven conmigo amor- La urgencia de su voz era notable- por favor, ven a mi lado.
Mis pies se movieron hasta quedar frente a él, alcé mi mano y toqué la mejilla de su rostro. Estaba frío. Deslice mis dedos hasta su quijada y la levante, sus ojos verdes brillaban con la luz de la luna dos círculos negros del desvelo y cansancio los rodeaban había surgimiento de vello en su cara y lucia reseca.
Estaba , sin cuidado solo su mirada era jovial- ¿Quién eres?
Gustav tomó mi muñeca con fuerza inmediatamente al concluir de hablar, entrelazo nuestros dedos aunque la bisutería lo volvió un reto.
- Te dije que te daría este anillo cuando fuera lo suficiente importante para tenerte. Ahora te tengo.
Solté su agarre y restrocedía mientras lo miraba. Volví caminando dentro de la casa, mis brazos antes fríos ahora irradiaban calor. El temblor de mis manos era notable, las lágrimas caían sin cesar y como el destino parecía odiarme sentí una sustancia extraña pasar por mi pierna.
Estaba teniendo mi menstruación.
¡Justo en este momento!
La sangre parecía seguir bajando sin cesar y aunque entre mis lágrimas me limpiaba parecía que el camino hacia mi habitación lucía cada vez más largo. La puerta de mi baño la marcaba mi mano sangrada, abrí la regadera y me metí después de quitar mi vestido, sentí la puerta abrirse cuando enjabonaba mis piernas.
En el cristal de la puerta de baño estaba él, trate de no mirarlo- Vete- hable lo suficiente para que me escuchara pero no se movió.
Termine de limpiar mi cuerpo y pase enfrente de él, a lado de mi espejo había una gabinete donde saque un tampón. Me dirigí de nuevo a la ducha y con el utensilio en la mano; Gustav se dio la vuelta mirando hacia la puerta, me daba privacidad.
Lo coloque y esta vez salí por completo sentí que me seguía a una distancia lo suficientemente apartada para no explotar en su contra. Con mi toalla alrededor de mi cuerpo elegía mi ropa, un ancho y grande pantalón mostaza y una playera negra me cubrieron en segundos antes de bajar por completo mi playera coloque uno de mis piercings en mi pezón. Coloque mis pies en unas pantuflas de felpa blancas, recogí mi cabello que se había caído a mi frente y al fin nos vimos, cara a cara.
Gustav me observó por largos segundos y después salió de mi vestidor para sentarse en mi cama su voz era suave y baja cuando decidió hablar- Tenía 12 años cundo empece a involucrarme en la fortuna de mi padre, les di la idea de limpiar el dinero en la industria del deporte. Ofreciendo becas y donaciones.
Te conocí cuando tenía cuatro años, tu madre solía llevarte a una clase de gimnasia desde esa edad, tenías un talento innato y no tenías miedo a lastimarte te lanzabas sin pensarlo- sus ojos volvieron a verme.
Sus brazos me señalaron y una hermosa sonrisa se asomó en su rostro- Eras ridículamente ¡Hermosa!
Me provocó una risa involuntaria, se levantó de la cama y se hinco a mis pies. Sentía su aliento en mi abdomen, recargo su frente mientras sus manos me rodeaban en un abrazo. Dude un poco pero coloque mi mano en su cabello que ahora estaba quebradizo y largo por los días que habían pasado.
- ¿Quieres casarte pronto?
Su cabeza se levantó de inmediato tomó mi cintura mientras se levantaba alzándome; mis pantuflas se salieron al girarme unos segundos y mi cuerpo se aprisionó a él. Reía sin controlarme y me miraba con tanto amor que no lo quería dejar ir.
- Hoy- Dijo mientras me bajaba con lentitud- me casaría contigo hoy mismo.
Puse mi mano rodeando su mejilla- Tienes que recuperarte Gustav, no luces bien. Te ves decaído, cansado tu brillo se ha ido. Puedes decirme ¿Que paso?
- Los estoy rastreando, pero cada vez que siento que tengo a la cola de la rata esta se escapa. Tengo algunos pequeños insectos en mi mano que al parecer son parte de tu familia
Hizo una larga pausa donde me observaba fijamente- ¿Puedo matarlos?
- ¿Quiénes?- Mi voz se escuchó como un susurro
- Amor.
Se negaba a responder por lo que pase mis manos en su rostro bajando hasta su abdomen y terminando en su glorioso pene que masajee sin pensarlo. Su rostro se contrajo y pude ver las gotas de su frente caer y sentir su corazón latir con más fuerza moviendo su pecho más rápido.
Sonreía con mis mejillas levemente ruborizadas por el calor que había entre ambos y el poder que se me había otorgado justo ahora. Tenía al hombre más poderoso del imperio a punto de frotarse con más fuerza en mi mano para hallar un alivio más rápido lo deje hacerlo pues mañana me encagaría de obtener respuestas
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Siento la tardanza el trabajo me tuvo loca ayer.
Espero lo disfruten, no se olviden de comentar como les parecio.
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Mi Mafia
ActionAdrienna Giordano la nieta más querida del hombre que construyo un imperio, Pietro Giordano un hombre a temer con 74 años, viudo a corta edad. Constructor de uno de los imperios más grandes del último siglo con múltiples líneas de negocio que no hac...