En cuanto llegamos a la escuela. Baje mi vidrio para dar reconocimiento facial de un estudiante y de igual manera proporcione mis huellas dactilares para poder ingresar a la institución. En cuanto me registre las grandes puertas de la entrada nos dieron el recibimiento, rodeamos la jardinera principal para dirigirnos al auditorio de la institución.
Numerosos carros lujosos se encontraban en las aceras con chóferes dentro o fuera de ellos.
El auditorio se encontraba a unos minutos del edificio principal mientras nos dirigíamos al destino inspeccione mi maquillaje, ya me encontraba en excelentes condiciones, mi cabello había sido arreglado en una cebolla alta y había dejado ondas caer en mi cara.
La ropa que me habían traído consistía en una falda larga blanca junto con una playera negra pegada que llegaba hasta mis codos y la parte delantera tenía aberturas dejando ver un poco mi estómago. Como el frió aún continuaba en la ciudad un abrigo largo blanco era parte de mi outfit el día de hoy. Mis tacones eran los mismos rojos de ayer y mis enormes aretes plateados seguían siendo mis accesorios.
En cuanto nos encontrábamos frente al auditorio unas pocas escaleras nos separaban de la entrada. Guarde mi teléfono, baje y coloque el abrigo encima de mis hombros dando un aspecto relajado que me permitía tener mayor movilidad en mis manos.
Cuando iba a empezar a caminar mi mano fue de pronto tomada por mi primo. Le sonreí aceptando la propuesta de su compañía siempre era bueno para tu imagen llegar con un chico atractivo. Más si era un Giordano.
Voltee a ver a nuestros batallón de seguridad, ellos y mi Tío Bruno se encontraba detrás de nosotros junto con pocos miembros de vigilancia que la propia escuela proporcionaba. Después de una plática rápida entre ellos procedieron a ubicarse de inmediato a cubrir las entradas y los autos.
Saque mi celular mientras agarraba el brazo de mi primo y mostraba una sonrisa espectacular al entrar. Marque a Violeta y mientras me contestaba me pude percatar de muchos de los estudiantes de medicina y antropología. Vestimenta regional de su país o Chanel en su cuerpo, el código de vestimenta no restringía nadie.
- Ya te vi entrar, diosa.
Levante mi vista tratando de localizar a Violeta pero solo me encontré con una multitud de personas en el gran auditorio faltaban poco minutos para iniciar por lo que estaban empezando a tomar sus lugares.
- ¿En dónde estás?
- Segunda fila, lado izquierdo, cerca del pasillo. Veo que haz traído un regalo para mí.
Reí mientras volteaba a ver a mi primo y lo guié hacia nuestro destino, empezamos a cruzar el auditorio hasta llegar a las primeras filas.
- Espero tengas un lugar disponible para el también.
- No hay problema, me puedo sentar en sus piernas.
- Ya estoy cerca.
- Te espero.
Colgué el teléfono mientras nos encontrábamos a mitad de camino.
El auditorio se encontraba lleno de estudiantes y catedráticos en los asientos, mientras que pegados en las paredes lo cubrían los guardaespaldas que cada alumno correspondiente. Cuando eran conferencias o cátedras dejaban ingresar a los miembros de seguridad de la familia correspondiente, claro bajo un protocolo muy estricto.
Cerca del escenario solo podía estar la seguridad que la escuela tenia, formaban una línea en los costados y únicamente dos en las esquinas.
Mientras seguía el camino muchas caras importantes estaban disponibles y mirando hacia el pasillo por lo que hacía ciertas paradas entablando una conversación corta y amistosa.
Fue cuando termine de hablar con la hija de un presidente de Sudamérica que localice a Violeta quien sonrió en mi dirección cuando cruzamos miradas. Me senté alado de ella mientras Boris beso mi mejilla y desapareció como un fantasma sin poder reclamar o hablar con él.
Violeta no hizo más que abrir la boca asombrada - Se fue...Me dejó con las palabras en la boca. Malditos hombres son todos iguales.
- No seas ridícula- En cuanto solté esas palabras el ruido de aplausos se hizo presente logrando que ambas voltearnos en frente.
Violeta estaba haciendo una pequeña rabieta mientras jugaba con los anillos de sus dedos. La conocía demasiado bien como para saber que necesitaba un juguete con quien jugar y al parecer yo le había prometido uno hoy.
Acaricie su cabello para después voltear a observar el gran escenario frente a mí. Una hermosa mujer se encontraba caminando hacia el centro del escenario su cabello corto le llegaban a sus orejas era completamente rubia y tenía brillantes ojos azules. Vestía un elegante vestido azul dividido en dos, en la parte de arriba lucía encaje mientras que de la cintura para abajo un color azul más oscuro de seda la cubría y lo combino con altos tacones negros.
De inmediato se dirigió a la multitud que aún le aplaudía.
- Guten Morgen.
Recorrió el lugar pero en cuanto se encontró con mis ojos me dio una mirada un poco difícil de descifrar después de ello nunca me miro en toda la conferencia. Ni siquiera cuando Violeta participo en la sesión de preguntas después de todo ella era la responsable de ser un enlace para la conferencista y el público. Su mirada jamás cayó en mí.
- ¿Esa mujer parece odiarte la conoces? - Susurró mi compañera.
Voltee a ver a Violeta quien continuaba mirando el escenario con una cara neutra, soltó la pregunta mientras se reproducía un ruidoso vídeo.
La hermosa mujer rubia de antes presento a la académica que veníamos a escuchar. Una anciana mujer castaña, con un gran portafolio en su área de estudios era una persona muy cotizada y difícil de conseguir incluso una auditoría con ella era complicado.
- No - Le conteste mientras bebía un trago de agua observando la rubia cabellera sentada en el sillón de la esquina observando la conferencia.
- Ella definitivamente te conoce y no le gustas, lo siento en mis huesos. Ten cuidado, parece una perra de la que hay que cuidarse.
No le conteste mientras seguía bebiendo mi botella de agua y prestaba atención a la última ronda de preguntas.
Observe su rostro. Al parecer a mi suegra no le agradaba para nada.
Traducción.
Guten Morgen______________________Buenos Días.
ESTÁS LEYENDO
Mi Mafia
ActionAdrienna Giordano la nieta más querida del hombre que construyo un imperio, Pietro Giordano un hombre a temer con 74 años, viudo a corta edad. Constructor de uno de los imperios más grandes del último siglo con múltiples líneas de negocio que no hac...