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— Ca-cariño... — Pronunció la señora abriendo los ojos de gran manera al ver al hombre entrar.

— Oh... Hola. — Respondió con una pequeña sonrisa a la vez que su mirada se paseaba por toda la habitación. — Hoy hay mucha gente aquí, ¿Qué sucede? — Dijo observando a las dos personas que no vivían en su casa. — ¡Mira que hermosa estás! ¡Y que joven tan guapo!

La sonrisa de ambos chicos se hizo presente y los agradecimientos hacia el mayor no tardaron en llegar después de esa sonrisa.

La mirada del hombre mayor viajó hasta su hijo, quien se encontraba sentado en el sillón aún con su pie estirado debido a la pequeña fractura.

— ¿Qué te pasó, bebé? — Preguntó el señor agachandose frente a JiMin hasta quedar a su altura.

— Solo me tropecé y me torcí el tobillo, no es nada, papá. — Resumió todo con una pequeña sonrisa.

— ¿Necesitas alguna medicina? ¿Quieres que te compre algo? — Preguntó levantándose inmediatamente para así poder moverse hasta la puerta.

— ¡Cariño! — Detuvo la señora al ver la alteración de su esposo. — JiMinie está bien, no le pasó nada.

— ¿Cómo puedo estar seguro de eso? — Preguntó volviendo a acercarse a las demás personas.

— Mira, lo vendé. — Mostró la mujer tomando con gran delicadeza el delgado tobillo de su hijo.

— ¿duele? — Preguntó el mayor hacia el más joven volviéndose a agachar junto a su esposa.

— No, solo fue una pequeña torcedura y mamá ya la sobó y la vendó. — Contestó con esa pequeña sonrisa de antes.

— ¿Estás seguro? — Volvió a preguntar el mayor levantándose sin despegar la mirada del más pequeño.

— Totalmente... — Contestó de vuelta. — Pero si hay algo que tenemos que decirte. — Mencionó volteando a ver a su pareja.

— ¿Qué pasa? — L a confusión del señor era realmente notoria.

— ¡B-buenas noches! ¡Soy Jeon JungKook, voy en el mismo grado que Tae y soy novio de JiMin! ¡Yo realmente amo a su hijo y deseo hacerlo feliz, por favor no nos separe y acéptelo! — Exclamó JungKook antes de que alguna de las demás personas pudiera reaccionar.

La risa de todos se hizo presente en el lugar después de escuchar aquella efusiva declaración del alto.

— ¿Qué sucedió? — Preguntó Yong tratando se apaciguar su risa a la vez que su mano se posaba sobre su estomago.

— JungKook... — Dijo el más pequeño en un hilo de voz casi inaudible a la vez que tomaba la mano de su pareja.

— Tranquilo, muchacho... — Dijo el señor con una pequeña sonrisa en el rostro. — Solo espero que Tae no se entere, morirías se lo hace.

— Lo supe hace unos momentos. — Comentó Tae desde la cima de las escaleras mientras bajaba por ellas.

— ¡¿Cómo sobreviviste a eso?! ¡Tienes que pasarme los pactos que haces para poder sobrevivir a Kim TaeHyung después de haberte metido con su bebé, eres inmortal! — Exclamó el señora abriendo los ojos en demasía.

— ¿Cómo crees que me torcí el tobillo? — Preguntó JiMin con la mirada posada en su padre.

— ¿Fuiste tu? — Preguntó el mayor volteando a ver al de cabello azul.

— Enloquecí unos momentos y empujé a JiMin al suelo, su tobillo se torció al caer. — Explicó Tae con la cabeza baja.

— Oye, estoy bien. — Dijo el más pequeño tratando de levantarse para poder abrazar a su hermano.

— ¡No te levantes! — Exclamaron todos al unísono después de ver como JiMin había logrado ponerse de pie.

— Estoy bien, no se me va a caer la pierna. — Contestó a las exageraciones de las demás personas en la sala.

Tan pronto como se levantó abrazó a su hermano tratando de hacerlo sentir menos culpable. Un rugido de su estomago logró hacer que todos quedaran en un total silencio.

— JiMin tiene hambre! — Exclamó Tae tomando a su hermanos en brazos para poder sentarlo en el sillón nuevamente.

Tan pronto como aquel rugido se escuchó todos a excepción de JungKook comenzaron a correr por toda la casa, JungKook estaba claramente desconcertado.

— ¡¿Qué hago?! — Preguntó comenzando a alterarse un poco. — ¿Qué sucede?

— ¡Nosotros iremos por la comida, ustedes vayan por los postres! — Mandó la señora al tener a las otras tres personas paradas frente a la puerta.

— ¡Sí! — Exclamaron Yong y Tae en respuesta a la orden de la señora.

— ¡¿Y yo que hago?! — Preguntó JungKook viendo atentamente a la mayor.

— Tu quédate con él, puede querer algo mientras no estamos. — Mencionó la señora antes de salir corriendo junto a su esposo por la puerta principal.

— No entendí que sucedió. — Comentó antes de reír y sentarse en el sillón junto a su pareja. — ¿Siempre sucede esto?

— Pasa solo cuando me enfermo, son realmente exagerados. — Rió junto a su pareja haciendo que su lejanía comenzara a dejar de existir. — ¿Beso?

— Si Tae entra por ahí mientras te beso debes defenderme. — Mencionó JungKook con una sonrisa cediendo ante el más pequeño.

Un beso cálido y dulce se hizo presente en la habitación, los labios danzaban entre sí sin ningún tipo de apresuración, una danza sublime que no necesitaba más sentimientos que el enternecimiento.

— Tan hermoso... — Suspiró JungKook entre el beso a la vez que sentía los suaves y gruesos labios moverse sobre los suyos.

De un momento a otro ese dulce beso subió de intensidad haciendo que ambas respiraciones se volvieran erráticas y que ambas lenguas comenzaran a invadir la boca ajena, las piernas de JiMin pronto dieron a los costados de los muslos de su pareja haciendo que se sentara sobre ellos a horcajadas. Las manos de JungKook pronto se posaron en la pequeña cintura de JiMin haciendo una fuerte presión en el lugar.

— Mmmh JiMin, para. — Pidió JungKook sintiéndose realmente débil ante las caricias de su pareja.

 DON'T PROTECT ME. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora