Hoy me reincorporo a las clases y para mi mala surte me he levantado tarde y he perdido el tren con lo cual llego diez minutos tarde. Ya delante de la puerta, tomo aire y lo saco de golpe. Toco varias veces. Oigo un adelante, abro la puerta y puedo ver como el profesor y el resto de la clase me miran de arriba abajo.
—Señorita Merodi, llega tarde... Muy tarde. —Sus ojos inquisitivos hace que me remueva en mi sitio.
—¡Lo siento mucho! He perdido mi tren y he tenido que esperar a que llegara otro. ¡De verdad que lo siento! No se repetirá.
—Señorita Merodi, no puede permitirse llegar tarde si cada x tiempo va a tener que abandonar las clases, ¿Entiende?
—Sí, perfectamente. —Vuelvo a inclinarme—. Lo siento.
—Ve a su sitio.
Afirmo con la cabeza avergonzada y alzo mi mirada para buscarle, esperando que haya venido y le veo. Me mira con el ceño fruncido. Esta enfadado, he visto sus numerosos mensajes y llamadas, le prometí que le acompañaría a venir en su primer día y le he fallado. Me siento detrás de él y le llamo, pero pasa de mí.
—Lo siento. Me he quedado dormida, anoche estuve ensayado hasta las tantas de la noche —susurro lo suficientemente alto para que me oiga, pero pasa de mi—. Por favor, no pases de mi... —Hago un puchero.
Paso de él al no obtener respuesta por su parte y saco el material que voy a utilizar para esta clase. La primera hora pasa de forma rápida y cuando acaba la clases, esta se va vaciando. Me quedo extrañada.
«¿Pero no toca Historia?».
Abro mi mochila y busco mi agenda. Cuando la encuentro, la abro por la página del calendario escolar y para mi sorpresa hoy toca Educación Física.
«¡Y no me he traído nada para la clase!»
Me advirtieron que esta semana me tenia que traer la raqueta de bádminton, y, la he dejado en mi casa. Observo que Axel sí la ha traído.
«La que me espera hoy. Va a ser un día muy largo».
Pienso como conseguir una raqueta para la clase y recuerdo que en el grupo B también les toca hoy. Me levanto de golpe y cegada por mi frustración creada por la dichosa raqueta salgo disparada pero no llego muy lejos, en medio del pasillo se halla Mark Evans junto con otras personas hablando con Axel, y, como hoy no es mi día, choco con Mark cayendo solamente yo al suelo. Axel me mira anonadado buscando una explicación de como he acabado yo sentada en el suelo. Le devuelvo una mirada dolorida. Parece que se va a levantar para ayudarme, pero Mark sigue hablándole.
«¡Ni se ha enterado de que he chocado con él!».
Miro boquiabierta a Evans que sigue en su mundo, ahora le habla a otro chico. Carraspeo para que se de cuenta de mi existencia... pero nada.
«Conque esas tenemos, ¿eh?».
Tomo aire durante unos cinco segundos, modulo mi voz a un tono grave, Axel se tapa los oídos y grito con todas mis fuerzas su nombre, haciendo que salte y grite de sorpresa. Este se gira para quedar totalmente de cara a mí.
Frunzo el ceño todo lo que puedo.
—¿¡Es que no te has dado cuenta de que he chocado contigo!? —Veo que se llevan las manos a los oídos. He vuelto a gritar demás—. ¿Pero que pasa contigo? Mira que eres raro.
Mark pega un pequeño grito y me ayuda a levantarme. Me pide disculpas varias veces antes de irse corriendo del aula.
—Pero bueno, ¿de qué va? —digo enfadada.
—Perdónale Aria. —Miro a Silvia, la cual se ve algo agitada—. Es que creo que nos van a cerrar el club de fútbol,
y Mark ha perdido un poco el norte. Cuando se trata de fútbol Mark pierde la cabeza totalmente. Lo es todo para él.
—Entiendo la pasión de proteger algo que quieres. Pero he chocado con él, se tambaleado y todo. Lo suyo es para que lo vea un médico, bueno... más bien un psicólogo. —Veo cómo mientras Silvia y yo hablamos, Axel se escabulle por la puerta. Pues que sepa que de mi no se va a librar tan fácilmente, le prometí a su padre que le vigilaría.
Me despido de Silvia y me dirijo a la clase de al lado a buscar una raqueta.
La semana pasó volando. Hoy el Raimon se enfrentará a la Royal Academy. Por lo que he oído si gana el club seguirá abierto, pero si pierden se acabó. Sinceramente, me dan pena. He visto como Mark "el apasionado" se recorría todo el instituto buscando nuevos jugadores y como se mataba a entrenar y a prepararse para el partido.
«La Royal se los va a comer de un bocado».
Los comentarios que oigo sobre el partido son demoledores para el Raimon: "van a perder", "les van a dar la paliza de su vida", "primer y último partido que juegan", "te apuesto 100 yenes a que la Royal le mete 20 goles al Raimon"... Ahora me encuentro junto con unas compañeras de clase en el campo de fútbol. El Raimon estaba calentando cuando una humareda se esparce por todo el recinto. Me fijo en la entrada del instituto, un autobús de aspecto sospechoso acaba de parar y al instante baja la Royal Academy, imponente como ninguna otra. He oído rumores sobre este equipo, se dice que cuando el equipo contrario pierde un partido, la Royal demuele su instituto.
Observo de nuevo al Raimon y veo que se están marchando del campo.
—No me digas que van a abandonar antes de empezar el partido, vale que imponen, pero... —le digo a mi compañera de la derecha.
—Creo que uno de sus jugadores no ha aparecido y van a buscarlo. —me dice la que tengo a la izquierda.
—Ah...
Minutos después ya están todos en el campo, se puede sentir la tensión en el ambiente. Sin duda la Royal tiene una presencia muy fuerte, saben imponer no solo a los jugadores, también a los espectadores. Trago saliva y suena el pitido de inicio de partido. Cuando veo los primeros segundos del partido no puedo no evitar pensar en Axel y en donde estará escondido.
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Inazuma eleven: La jugadora maldita.
FanfictionAria Merodi es una cantante de ópera de renombre. A su corta edad ha cantado en las más importantes óperas del mundo para la gente más importante del mundo. Con su llegada a Japón decide unirse al equipo de fútbol del Raimon. En el mundo de la ópera...