Tras ver como caía el ultimo muro, el señor Hiro y yo nos marchamos de ahí. Era demasiado duro para nosotros seguir viendo esa escena. Prometimos que algún día de estos tendríamos que quedar con todo el equipo para hacer una fiesta en memoria del teatro.
-¿Ahora que vas a hacer?
-Se supone que tendría que estar entrenando, pero no me apetece.
-Me refería a que vas hacer ahora que no esta el teatro. ¿Te vas con tu maestro?
-Aun no lo se. No se que hacer. Aquí tengo el club de fútbol y mi familia se encuentra a gusto aquí. Tal vez me quede.
-Bien...-Hiro vuelve su mirada al lugar de la demolición.-Tengo que irme ya. He encontrado un nuevo trabajo.
-Me alegra oír eso. Adiós señor Hiro.
Tras su marcha, empiezo a sentirme sola y cansada. Anoche no descanse nada. Varias pesadillas me atormentaron durante toda la noche, pero conforme me despertaba las iba olvidando. Solo recuerdo estar en mi casa y sentir mucho miedo y agobio. Mi móvil suena y veo que el que me llama es Axel. Descuelgo la llamada y su voz sale del altavoz de forma clara.
-No estas entrenando, ¿verdad?
-¿Te lo ha dicho Mark?
-Un furioso Kevin, la verdad.
-Es taaaan fácil hacerlo enojar.-Me río.
-Ven a mi casa y nos ayudas, anda.
-Bueno...vale. Tardo unos veinte minutos o más.-Cuelgo la llamada y me voy directa a la estación de trenes.
Media hora es lo que he tardado en llegar a la urbanización en la que Axel vive. Siempre me ha gustado mucho. Tiene buenas tiendas, restaurantes y una pastelería que esta entre mis favoritas. Además, en el edificio en el que vive Axel hay una enorme piscina y tiene una pista de tenis en la que en más de una ocasión mi hermana nos ha dado una paliza a mi y a Axel. El portero me abre la puerta y voy directa al ascensor, pulso el botón correcto y subo. Toco el timbre y Axel me abre la puerta.
-Ya estoy aquí. ¿Qué necesitas?
-Estamos ordenando algunas cosas del teatro. Y ya que veo que no estas por la labor de entrenar, nos ayudas a ordenar todo el papeleo.
Axel me va explicando lo que vamos a hacer mientras volvemos al ascensor. Aprieta al ultimo botón y subimos a la zona de los trasteros. Caminamos hasta el fondo donde en uno de ellos esta el señor Blaze, sentado en el suelo y con varios papeles entre sus manos.
-Buenas tardes, señorita Merodi.-Dice sin siquiera mirarme.
-Buenas...¿Dónde me pongo?
-A mi lado.-Axel se sienta en una silla y yo me siento en el suelo.
-Por cierto... ¿Cuánto me vas a pagar?, yo no trabajo gratis.
-Hay pastelitos de esa pastelería que tanto te gusta en mi casa. Cuando hagamos un descanso, nos hacemos un café y nos los comemos.
-Pastelitos... ¿me vas a pagar con... pastelitos?
-Hay de praliné, se que te gustan.
-...Me vale como pago.-Tomo la primera caja que pone Teatro y la abro.-Bien, a ver, esto es de hace cuatro años. Son las facturas del agua, luz, calefacción y... ¿alquiler de...?-Lanzo una rápida mirada a Axel que esta ya con una libreta y bolígrafo en sus manos.-Esto mejor no lo tenemos en cuenta.-Dejo el papel apartado.
-¿Qué es?, dámelo.
-No, no. Déjalo, no lo mires.-Axel me arrebata la factura de las manos.-¡Que no! Dámelo. Eso es algo que solo le concierne a él.-Mira la factura y luego frunce el ceño en señal de enfado.
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Inazuma eleven: La jugadora maldita.
FanfictionAria Merodi es una cantante de ópera de renombre. A su corta edad ha cantado en las más importantes óperas del mundo para la gente más importante del mundo. Con su llegada a Japón decide unirse al equipo de fútbol del Raimon. En el mundo de la ópera...