Inazuma eleven: La jugadora maldita.

Capítulo 14: No perder la esperanza.

Terminada ya mi jornada escolar me dirijo al club para comunicar que hoy no asistiré a los entrenamientos. Una vez informado a todos, pongo rumbo al teatro. Cuando llego me encuentro con un panorama desolador. Los músicos están recogiendo sus instrumentos y demás pertenencias para acto seguido marcharse con el semblante furioso. El señor Hiro esta suplicando que por favor no se vayan y yo me acerco a él para preguntar que esta pasando.

-¿Qué pasa?, ¿Por qué se van?

-¡Pregúntale al Viejo! Él tiene la culpa. A venido hoy echando pestes de todos. Nos ha puesto de vuelta y media y se ha metido en su despacho. Les estoy pidiendo que no se vayan hoy, que lo hagan después de la función del sábado, pero no atienden a razón alguna. Yo ya no se que hacer... Supongo que ya todo se ha terminado. Lo siento Aria. De verdad que lo siento.

Dicho esto, recogió sus cosas y se marcho. Yo me quede estática durante unos minutos, asimilando todo lo que había pasado.

"Todos se han ido... La recaudación para el hospital, ¿Qué pasara con ese dinero?, la gente lo querrá de vuelta y el hospital lo necesita".

Miro las escaleras y decido ir a hablar con el Viejo. Cuando llego intento abrir la puerta, pero como la ultima vez, esta cerrada. Aporreo la puerta y le grito que me abra. Le oigo hablar, pero no le entiendo.

-¡¡Viejo, ábreme o hecho la puerta a bajo!!

Sigo sin respuesta alguna. Pego mi oído a la puerta y le oigo hablar a él solo. Insisto otra vez hasta que oigo un golpe. Sigo aporreando la puerta, pero al ver que no hay respuesta decido echarla abajo. Se que en el almacén guardamos un hacha de verdad, así que bajo a toda prisa y la busco. Cuando ya esta en mi poder, vuelvo a subir. Tomo aire y lo suelto poco a poco. Alzo el hacha y doy el primer golpe. Se queda enganchada en la puerta y tengo que tirar de ella apoyando un pie en la puerta para sacarla.

"No me pagan suficiente para esto".

Cuando ya la tengo otra vez en mi poder, vuelvo a dar otro golpe y sigo así hasta que hago un pequeño agujero en la puerta que me permite ver en interior. Me acerco y observo por la ranura. Esta todo completamente a oscuras y no se oye nada más que mi pesada respiración. Vuelvo a llamarle pero no me responde y tampoco le veo moverse.

"Directamente no le veo".

Saco mi móvil de mi mochila que había dejado apoyada en la pared y con él ilumino un poco la estancia. Ahora puedo ver un poco lo que hay en el interior. Esta todo tirado por el suelo, la silla de ruedas parece desocupada y no veo al Viejo por ningún lado. Iba a ir a otro lado a buscarle cuando oigo a alguien pedir ayuda. Vuelvo a mirar por la puerta ayudándome con la luz de mi móvil cuando me fijo que detrás del escritorio se mueve algo.

-¡¡Viejo!!

Tomo de nuevo el hacha y empiezo a dar golpes. La puerta finalmente cede y se abre. Enciendo la luz y observo mejor la escena. El despacho esta totalmente destrozado. Las fotos que colgaban de las paredes ahora están rotas y en el suelo, al igual que los libros de las estanterías. Las dos sillas que habían están rotas y los premios y trofeos han sido lanzados por todas partes. Vuelvo a oír un quejido y me acerco a donde creo que esta el Viejo. Y ahí lo encuentro, tirado en el suelo y con una gran herida en la cabeza. El horror se apodera de mi y doy un grito. Caigo de rodillas al suelo y observo la imagen. Vuelvo a recuperar la compostura.

-Una ambulancia... T-tengo que llamar.

Con los dedos temblorosos marco el numero de emergencias y en unos 15 minutos una ambulancia esta atendiendo ya al Viejo y a mi haciéndome preguntas.

-¿Sabe que es lo que ha pasado, señorita?

-Y-yo... no lo se. He venido a los ensayos cuando he visto a todo el mundo irse hechos unas furias. Después de que todo el mundo se fuera, he subido a preguntarle que había pasado, y bueno...