Dracule Mihawk

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*Se encarga de los quehaceres domésticos ¿hay algo que ese hombre no haga bien?*


Llegar al castillo y que Mihawk te recibiera con un delantal puesto había sido lo único que necesitabas para terminar de confirmarlo: ese hombre era el amor de tu vida.

A pesar de que parecía ocupado lo seguiste hasta la cocina para ver lo que estaba haciendo. Al parecer preparaba la cena ya que sabía que tú ibas a llegar precisamente ese día.

Cruzar el mar ya había valido la pena con solo verlo en delantal.

-Te extrañé mucho ¿sabes?- le susurraste al oído.

Tenía la camisa arremangada, parecía muy concentrado en picar esas cebollas, cosa que no le era muy difícil teniendo en cuenta que es un espadachin. Correción, el mejor espadachin.

-Y es solo mio.- susurraste.

-¿Dijiste algo?

-No, nada.- negaste rápidamente.- Por cierto ¿porque estás cocinando? Pudiste haber esperado para que yo lo hiciera.

-No quiero que te esfuerces de más, el viaje debe haber sido largo. Además, yo puedo hacerlo, no he vivido solo todos estos años en vano.

-Bueno, ya no vivirás solo.

Mihawk asintió mientras sonreía ligeramente, estaba feliz por la noticia que le habías dado recientemente y eso lo impulsaba aún más a atenderte como la reina que eras para él.

-¿Quieres que te ayude?- le preguntaste al verlo cambiar las sábanas de la cama.

-No, estoy bien. Tú deberías descansar.

-Pero-

-Sin peros.

Inflaste las mejillas molesta antes de abandonar la habitación, te molestaba que en toda la semana que has estado junto a él no has podido ayudarlo ni a limpiar los platos. Pero eso no se iba a quedar así.

El día siguiente tomaste un plumero y comenzaste a limpiar el polvo acumulado, el cual era muy poco porque Mihawk se había encargado de limpiarlo hacía un par de días. Desgraciadamente comensaste a toser, al parecer estabas más sensible al polvo que de costumbre.

-Que fastidio.

-¿Que estás haciendo?- la voz de Mihawk te sorprendió.

-Solo intentaba limpiar el polvo.- tosiste otra vez.

-Ya te dije que no estás en condiciones de hacer quehaceres. Hazme caso.

Y los días continuaron igual. Recibir el desayuno en la cama o pasarte el día leyendo libros era lo normal. Que Mihawk te preguntara si te sentias bien más de diez veces al día ya era rutina. Atender tus antojos se sentía como una odisea pero él estaba feliz, no lo parecía pero lo estaba.

-¿En serio estás bien? Te siento caliente.- preguntó mientras tocaba tu frente.

-Mi vida, tengo calor, hace calor, estamos en pleno verano.

Te observó un momento a los ojos tal vez intentando descifrar tu expresion en ese momento.

-Bien, entonces continuaré lavando la ropa. Si necesitas algo grita.

Ya verlo en delantal era costumbre pero no dejaba de gustarte. En unos tres meses más dejarias de verlo asi, probablemente, así que guardarías esa imagen en tu retina.

-¿Puedes caminar bien? ¿No te sientes extraña?

-Cariño, calma, tengo seis meses de embarazo, no estoy inválida y solo voy al baño. ¿También me quieres acompañar?

-No veo problema con eso.

Bueno, verlo preocupado por tu salud era un punto extra.

















Elsren mivida, espero que te agrade, me fue un poco difícil ah

Es el tipo de novio que... [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora