Donquixote Doflamingo

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*Si, es como un Sugar Daddy.*



Actos tiernos pero órdenes de una reina, esas eran las características que más sobresalían de ti, sobretodo luego de que Doflamingo decidiera apoderarse de la poca libertad que tenías. Preferías eso a tener que continuar viviendo en el infierno que era tu "hogar".

Habias comenzado como una simple esclava pero fuiste escalando hasta llegar al lugar mas alto que pudiste conseguir: el trono junto a Doflamingo. Sonará extraño ya que él jamás dejaría que nadie gobernara su país pero así era.

Mientras él estaba afuera tú te encargabas de las diligencias más importantes. Habían muchos que no estaban de acuerdo pero ¿que iban a hacer si estabas bajo las alas del rey? Ni siquiera podían respirar sobre ti porque corrian el riesgo de morir.

Ahora vivias feliz. Doffy, como le llamabas no solo tú sino tambien sus familiares más cercanos, te daba todo lo que deseabas a cambio de tu compañía. Ahora él dependía de ti y, aunque en un principio solo era una relación meramente interesada, tú también dependias de él.

Si se demoraba en regresar lo llamabas solo para escuchar su voz y apenas regresaba no te despegabas de él. No te interesaba que fuera a reuniones importantes, sentarte sobre sus piernas siempre te gustó y no ibas a dejar de hacerlo.

Como por ejemplo en este momento.

Todos los familiares estaban reunidos decidiendo el próximo paso a seguir, se suponía que la sala estaría cerrada al público pero unos gritos comenzaron a escucharse afuera del lugar.

-Pero señorita-

-Pero nada ¿como se atrevió a regresar de la misión y no pasar a saludarme?- los gritos de la fémina se escucharon perfectamente.

Doflamingo, que estaba adentro, tragó saliva. Sabía que cuando ____ se molestaba no había quien la detuviera. La puerta de la sala de reuniones se abrió sonoramente asustando a la mayoría de los presentes.

-¡Donquixote Doflamingo!- gritó la chica que vestía completamente de rosa. Estaba molesta pero su apariencia no ayudaba en absoluto. Era como un pequeño gatito intentando intimidar a un león

-Bienvenida cariño.- la saludó el mencionado.

-¡Bienvenida y un demonio! ¿Porque no pasaste a saludarme? Con un besito me bastaba.- se quejó.

-Ven, sientate a mi lado, ahora estoy en una reunión pero prometo que te compensaré.- sonrió y luego se dirigió a los sirvientes.- Traigan un asiento para ____, ahora mismo.

-No va a hacer falta.- hablaste rápidamente.

Sin decir ni una palabra más caminaste hasta el asiento que ocupaba Doflamingo y te sentaste sobre sus piernas cómodamente. Luego miraste a las demás personas reunidas allí y, con una sonrisa, pediste que se reanudara la reunión. Pediste disculpas por las molestias.

-¿Sabes lo que estás provocando sentandote sobre mis piernas?- preguntó en un susurro el más alto.

-Sip, y no me importa.- respondiste juguetona.- De aquí no me voy hasta que la reunión termine y me prestes toda tu atención.

-Niñita mimada.- se burló Doflamingo.

-Fuiste tú quien me dijo que podía comportarme como quisiera y realmente adoro ser mimada por ti.

-Cierto.

Abrazaste su abdomen mientras la atmósfera a tu alrededor se volvía rosa, podrían jurar que incluso veían corazones en el aire. Los presentes se sentían un poco incómodos ya que jamás habían visto a Doflamingo ser de esa manera con nadie, era completamente nuevo.

Él quería hacerte tan feliz como pudiera. A pesar de que sus pasados eran diferentes los conectaba de alguna manera, ambos sufrieron. Ahora que tenía la oportunidad de ser feliz ¿porque no hacerlo con la mujer que ama? Solo con ver tu sonrisa cada vez que recibes algún regalo de su parte ya su día estaba completo.

La reunión terminó realmente tarde, en el momento que la última persona abandonó el salón de reuniones tu cabeza golpeó a mesa. Habias estado realmente aburrida ya que no entendías mucho de lo que hablaban: algo sobre una droga y un Yonkou... bueno, esos no eran problemas que te interesaran y por ello quedaste medio dormida.

¿Que si parecías desinteresada a pesar de estar involucrada? Efectivamente, pero en realidad estabas más atenta de lo que parecía. Tenías la capacidad de captar las cosas rápido y darles solución.

-¿Estas bien?- preguntó Doflamingo al verte colapsar de sueño.

-No, estoy cansada.

-Entonces te llevaré a la habitación.

Un quejido salió de tus labios, tomaste el borde de su abrigo de plumas para cubrirte mientras te reacomodabas en su regazo. Escondiste el rostro en el abrigo volviendo a cerrar los ojos.

-No quieres que me levante ¿cierto?

-Nope.

Doflamingo volvió a reir mientras echaba su espalda hacia atrás dejándote a tu gusto.

-Niñita mimada.












Hola chicas, espero que esten bien y tomando agua para mantenerse hidratadas.

Me pidieron un escenario de Kaku, otro de Coby y otro de Bartolomeo so... ando pensando que hacer ajssjsksj

Es el tipo de novio que... [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora