capítulo 10

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Los escuchó reir, cuando salía del ascensor. Iban cargados con bolsas de la compra, e intentaban abrir la puerta sin soltar ninguna de ellas.

Armando.- Buenas noches Betty...buenas noches Mario

Betty.- Buenas noches doctor, que descanse...¡ay, Mario que no puedo abrir!...vaya se me cayeron las llaves...Lo siento doctor, gracias...gracias por abrirnos...

Mario.- Te voy a hacer una lasagna que te vas a chupar los dedos...Después de comerla, seguro que me pides matrimonio...no encontrarás a ningún otro hombre como yo...vamos entra...

Armando sentía que el corazón se le aceleraba. Betty iba a pasar la noche con su amigo, pared con pared con él, no lo iba a poder resistir.

Betty.- ¡Ay Mario!...¡lo olvidé!...olvidé comprar el vino...como yo nunca tomo, no tengo en casa...lo siento...y ahora no tengo ganas de bajar a comprarlo...
Mario.- ¡Vaya que fastidio, sin un buen vino italiano, no será lo mismo!...¡qué se le va hacer!...

Armando que ya estaba entrando en su casa, asomó un momento la cabeza y le dijo :

Armando.- Disculpen, pero les oí...yo les puedo ofrecer una botella de Rioja español, es de una cosecha muy buena...si les sirve...

Betty.- ¡Gracias doctor!...¡se la aceptamos!...anda Mario ve a cogerla, mañana se la repongo don Armando...yo paso del vino, pero Mario es todo un gourmet y odia comer con agua o con jugo de mora...oj,oj,oj...

Armando entró a la cocina de su casa y sacó del botellero, el rioja, entregándoselo a Mario que estaba en la puerta, este la agradeció y se dieron las buenas noches.

No llevaba más que unos minutos en el apartamento, y le estaba poniendo de comer a Cyro, que jugueteaba a su alrededor haciéndole fiestas, cuando de nuevo sonó el timbre de la puerta. Abrió y vió a Betty frente a él :

Armando.- Betty...¿necesita algo? Betty.- Un sacacorchos...
Armando.- Pase ahora mismo se lo traigo... tome aquí tiene... que... quédese con él, yo tengo otro.

Betty.- Gracias...doctor ¿le gusta la lasagna al pesto?... Armando.- Sí, si...me fascina la comida italiana...
Betty.- Le esperamos, dentro de una hora más o menos... Armando.- ¿Me esperan?...¿dónde?...
Betty.- ....oj,oj,oj...en mi apartamento doctor, lo estoy invitando a cenar con nosotros, claro si quiere...

Armando.- Por supuesto, ni más faltaba...en una hora estoy ahí...gracias, de verdad, muchas gracias...

Armando se sentía nervioso, -"¿por qué lo invitaban?...¿es que querían hacerlo sufrir, mostrando su amor frente a él?". Decidió no torturarse más y hacerle caso a Betty. Se dijo a sí mismo "CARPE DIEM, ARMANDO"...y se fue a la
ducha.

Pasada una hora exacta, sale de su apartamento y llama a la puerta de Betty.
Se ha vestido muy informal, con jeans y una camiseta negra. Le abre la puerta Mario, vistiendo un estrambótico delantal rosa fucsia con enormes lunares blancos.

Armando.- Buenas noches, Betty me invitó a cenar con Vds...¿será que puedo pasar?

Mario.- Claro hombre, pase, pase...Betty se está duchando...la llamó su mamá y la tuvo media hora con el tubo pegado a la oreja...

Armando pasa a la sala y rápidamente la recorre con la vista. Las paredes están pintadas de color melocotón, y en la parte superior, pegando a la moldura del techo, una delicada cenefa en las que se ven, profusión de margaritas blancas. No hay un sofá tradicional, sino tres grandes colchones, uno sobre otro, tapizados de blanco, y sobre ellos grandes cojines de diversos y vivos colores. La mesa central, le llama poderosamente la atención, está formada por un gran cristal, apoyado sobre cuatro vasijas de barro, imitación de cerámica precolombina. La librería era de ese material nuevo, que imita la mampostería, llamado pladul, y estaba cuajada de libros y detalles personales, así como fotos de sus papás y de ella misma.

Doctor mendoza yo no soy  asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora