capítulo 40

627 51 4
                                    

Al entrar en la casa, Ofelia los saludó emocionada y les dijo que la niña todavía dormía, que estaba bien. Armando le pidió que entrase la maleta del garage y preparase el baño para Betty, mientras la mucama seguía sus instrucciones, él telefoneó a Ecomoda.

Armando.- ¿Alló?, ¿Guillermo?... Sí, soy Armando Mendoza. Mire voy a estar unos días sin ir a la oficina, voy a salir de Bogotá. Dígaselo al doctor Calderón y al doctor Mora, que ellos se queden encargados de todo. Cualquier cosa me llama al celular o me pone un e-mail, me llevaré el portátil.... Cómo una semana, no creo que haya problemas. Gracias Guillermo, gracias... Si mi esposa ya está bien, solo tiene que descansar unos días. Dígale a las
muchachas que se queden tranquilas... Muchas gracias.

Betty lo miraba y seguía callada. Vió como buscaba en la agenda, otro teléfono y de nuevo marcaba.

Armando.- ¿Alló?. Buenos días, le habla Armando Mendoza. Mire necesito me reserve para mañana al mediodía tres pasajes a Cartagena. Mi hija tiene dos años, no paga ¿verdad?... Sí, en preferente. Resérveme también, una suite con dos dormitorios dobles en el Hotel Decamerón en las Islas del Rosario, por una semana, eso siete noches... De acuerdo, ¡ah! y un transporte que me lleve desde la terminal hasta el puerto, y que allí nos espere una lancha para llevarnos a las Islas. Gracias, de acuerdo, me manda los bonos y los pasajes a la empresa, ya de allí me los envían. El pago como siempre, muchas gracias.

Una vez terminó de hablar de la Agencia de Viajes, volvió a llamar a Ecomoda, esta vez habló con Carolina y le dejó orden expresa, de que en cuanto llegase el sobre de la agencia, Freddy se volase con la moto hasta su casa, para traérselo.

Ofelia entraba diciendo que el baño ya estaba listo y que Marina se acababa de despertar. La mujer traía a la niña de la mano. Cuando Marina vió a su padre, corrió hacia él echando los bracitos :

Marina.- ¡Papi, papi!

Armando la alzó del suelo y empezó a darle besos y hacerle fiestas. Luego le dijo :

Armando.- Princesa ve a saludar a mamá, se muere por darte un beso.

Marina se acercó tímida a su madre. En los últimos días había aprendido que no podía tocarla ni besarla, mamá gritaba mucho cuando lo hacía y después enseguida la bañaban.

Betty le tendió los brazos y le sonrió . La niña perdió el miedo y corrió hasta ella, dejándose abrazar y llenar de besos por su mamá, que no podía dejar de llorar.

Marina.- Mami ¿tienes pena?, ¿por qué lloras?...

Betty.- No mi vida, no tengo pena... Tengo mucha, mucha alegría y te quiero mucho, mucho, mi amor.

Armando.- Vamos Marina, que Ofelia te va a dar el desayuno y después papá va a jugar un rato grande, grande contigo. Mamá tiene que descansar.

Ofelia coge a la niña en brazos y Armando lleva a Betty hasta su dormitorio. Cuando están allí, ella va a entrar al baño pero él se lo impide. Ve como se desnuda y se queda solo con los boxers. Luego se acerca a ella y le va
quitando la ropa. La toma en brazos y la mete delicadamente en la bañera, le coloca una toalla doblada para que apoye la cabeza, y sale al dormitorio. Allí coloca un cd de música clásica, y pone la habitación y el baño en penumbra, para ir encendiendo una por una, las velas que Betty tiene colocadas por los dos recintos. Vuelve a su lado y toma la esponja, la llena de gel y con mucha delicadeza, con mucha suavidad la va lavando.

Betty cierra los ojos y se deja. Armando solo está repitiendo con ella, el
mismo ritual que tantas veces, ha hecho ella con él. Cuando llega de Ecomoda agotado, después de una dura jornada, a veces tras tener que aguantar las
impertinencias de Hugo, las bromas de Calderón, problemas con los
proveedores y de remate un atasco de tráfico. Betty, que desde que nació
Marina, normalmente está en casa unas horas antes, le recibe con el cuarto en penumbra, las velas prendidas y un baño relajante. A veces acaban haciendo el amor, otras muchas solo lo deja relajado y dormido en su cama, mientras ella se va para estar con Marina.

Doctor mendoza yo no soy  asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora