capítulo 25

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Los días que siguieron los repartieron entre los baños en aquellas cristalinas aguas, y los recorridos turísticos.

Armando contrato a un guía local, que a bordo de un jeep, los llevó a visitar toda la isla. Visitaron el Ayuntamiento, el Mercado, la Catedral y un detenido recorrido por todas las bellezas naturales del lugar.
Otro día fueron a Moorea, a escasos 20 km al oeste de Tahití es tan desarrollada como su isla hermana pero el paso es algo más lento y la gente es
más amistosa. Su espectacular paisaje, herencia de su pasado volcánico , y sus
playas blancas lo convierten en un gran lugar para alejarse del ajetreo de
Papeete.
Allí conocieron el Tiki Theatre Village, dónde vieron un hermoso espectáculo de danzas polinesias. La plantación de piña de Belvedere, dónde se encuentra
el Templo Marae con una impresionantes vistas de la isla y de la bahía de
Cook y Opunohu .

No faltaron cruceros por la Lagunas, la preciosa visita a Bora Bora, un safari de buceo, con el que Betty disfrutó muchísimo, compras en las tiendas típicas
y mercadillos indigenas y todo lo habitual en este tipo de viajes.

Betty cree que está viviendo un sueño y desea no despertar nunca. El clima cálido y festivo de las islas, se presta para que vistan ropas muy ligeras. Armando no abandona los shorts y las camisetas de algodón, y ella está luciendo toda una colección de pareos a juego con con biquinis y top, que dejan al descubierto, mucho de su insinuante anatomía. La posibilidad de tomar el sol desnudos, gracias a la intimidad que les proporciona el bungalow, ha hecho que se bronceen por completo, sin las poco estéticas marcas, que dejan los bañadores.

Armando al principio se mostraba renuente, a dejarla vestir de ese modo. Pero ahora cuando la ve tan bronceada y hermosa, solo para él, y siente las miradas de envidia de otros hombres, su ego "machista y posesivo" se inflama, y la pasea agarrada con fuerza por la cintura, como diciendo orgulloso: -"Sí, mirenla, mirenla...pero es solo mía, es mi mujer"-

Está absolutamente loco por ella. Cada día lo sorprende, toda ella es un canto de agradecimiento a la vida. Sigue siendo la Betty de la que se enamoró, inocente, ingenua, dulce y tierna.

Pero también está disfrutando de esa "loquita" que decidió cambiar y dejar ser
Betty "La Fea"...todo le apasiona, con todo disfruta, por insignificante que sea, todo lo quiere probar, ya sea un alimento exótico, o una nueva fruta o
cualquier nueva experiencia. Se ha convertido en una experta amante, que lo
hace llegar a lugares que él nunca había imaginado que existiesen.

Sobre todo porque él sabe, que todo eso que ella le hace, lo provoca él...sabe que cada caricia nueva, que cada beso, que cada descubrimiento es solo suyo.

Se duermen haciendo el amor, y del mismo modo despiertan. Ella ya no tiene inhibiciones con él, incluso lo busca y lo incita. Le consiente cualquier deseo por loco que sea, y disfruta con él al máximo.

No ha vuelto a hablar de anticoncepción y no pone ningún cuidado. Armando piensa que ya han hecho de todo y sin embargo, ella le vuelve a sorprender cada vez. Se siente totalmente atrapado en su sensualidad y por el contrario, Betty se siente libre, más libre que nunca y eso la hace feliz, muy feliz.

Están sentados en el porche posterior del bungalows, Betty le está extendiendo por la espalda, la crema protectora. Armando mantiene los ojos cerrados, apenas hace un rato que le ha hecho el amor de nuevo y acaban de salir de la ducha. Frente a ellos en grandes copas, hay un cóctel tropical.

Armando.- ¿Es necesario que me vuelvas a poner esa crema?, ya estamos
bornceados, no hay peligro de quemarnos...

Betty.- Claro que es necesario, no quiero ni pensar que Vd se exponga a tener un cáncer de piel...¿te desagrada tanto?...

Doctor mendoza yo no soy  asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora