capítulo 11

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En ese mismo instante un cegador relámpago iluminó toda la habitación y casi acto seguido el ruído espeluznante de un gran trueno, hizo vibrar los cristales de las ventanas. Betty dio un grito y se le abrazó temblando, como una niña pequeña, dejando caer al suelo las llaves de la casa que llevaba en la mano. Armando se vió sorprendido con esta reacción de Betty y también soltó la linterna que se estrelló junto con el llavero, y sonriendo, la abrazó protector :
Armando.- Ya mi niña, ya...tranquila. No tenga miedo, que yo la protejo. Durante unos minutos permanecen allí abrazados y a oscuras. La fuerza de la
tormenta se hace notar, y los relámpagos y los truenos se suceden con fiereza.
Cada vez que hay uno, Betty aprieta el abrazo, y siente con alivio los brazos fuertes de Armando rodeándola. Eso le da seguridad.

Armando.- Betty, no se suelte de mi, que vamos a ir a buscar velas. Creo que rompi la linterna al dejarla caer. Venga conmigo, que está oscuro.

Ella asiente con la cabeza y sin soltarse de él, dando tropezones, que al final la hacen reir nerviosa, llegan a la cocina. Armando a tientas, localiza el cajón y saca una vela que enciende rápido, se la da a ella para que la aguante, mientras busca más.

Armando le sugiere que se quede el cuarto de huéspedes, pero ella lo mira y le dice :

Betty.- ¿Yo sola...ni hablar?...No, no, no... Armando.- ¿Quiere dormir conmigo Betty?...
Betty.- Bubu....bueno...si a Vd no le importa...pero solo dormir ¿ah?...¡ay doctor que pena, pero no lo puedo remediar, las tormentas me pueden!....¡¡¡Aaayyy Señor....otro y este fue muy cerca!!!

Betty se ha vuelto a pegar a Armando, que cargando con las velas, la conduce hasta su cuarto, allí espera Cyro, lloriqueando de miedo. Armando escucha a Betty susurrar una retahila que no entiende :

Armando.- ¿Qué es lo que dice Betty?...que no la entiendo...¿qué murmura?... Betty.- Le rezo a Santa Bárbara....-y sigue con su retahíla interminable. Armando.- Ja,ja,ja...no pues...y ¿por qué a Santa Bárbara?...
Betty.- ¡Ay, no se, no me interrumpa!...mi mamá siempre le reza a ella cuando hay tormenta...

Armando coloca la velas encendidas, dentro de unos vasos que también se ha traido de la cocina, y se recuesta en la cama.

Armando.- A ver doctora Pinzón, venga acá y me enseña esa oración a Santa
Bárbara...venga diga, que la escucho.

Betty.- " A Santa Bárbara bendita que trae el sol y el trueno quita....
Santa Bárbara bendita, que en el cielo estas escrita, con papel y agua bendita, Jesucristo esta enclavado en el arbol de la cruz, paternoste amen-Jesus" Armando casi no había dormido en toda la noche. Tenerla allí a su lado,
acurrucada como un bebé, le había provocado insomnio. Pero no se sentía cansado, se sentía tranquilo y feliz.

Recordaba, sin poder evitar la risa, la oración a Santa Bárbara, que ella rezaba con el miedo dibujado en el rostro. Bendita fuese aquella tormenta, que le había regalado esa preciosa noche. Hacía horas que había dejado de llover, pero el cielo de Bogotá seguía cubierto de nubes.

Entre sueños ella se pegó a él y lo abrazó, mientras emitía pequeños suspiros y gemidos. Armando notó que se estaba excitando, a través de la fina tela del camisón, podía notar el calor de su piel. En un momento ella se giró y quedó bocarriba. Armando notó que su excitación aumentaba, tenía que levantarse e
ir a la ducha -"¡¡aayyy Betty...si supieras cuanto te deseo!!"

Al retirar el embozo para salir de la cama, también la destapó a ella sin querer, así que se volvió para cubrirla de nuevo y lo que vió lo obligó a sentarse unos instantes al filo de la cama. Al cambio de temperatura, los pechos de ella reaccionaron, y los pezones se pusieron erectos, marcándose descaradamente, casi desafiantes, a través del camisón.

Doctor mendoza yo no soy  asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora