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Ahora.

Theo se pone de pie y observa, rostro por rostro, a cada persona sentada en el salón. Ya no hay tantas personas como cuando comenzó la audiencia.

Por primera vez desde que lo vi esta mañana, hacemos contacto visual y casi puedo sentir su pánico. Al fin, una versión absolutamente vulnerable y desprotegida de Theo aparece bajo la coraza de soberbia que siempre lleva encima y, odio tener que admitirlo, pero siento satisfacción al poder presenciar este momento, aunque Phil probablemente lo desaprobaría.

—Connor —alcanzo a oír que sale en un aliento desesperado de su boca, a pesar del espacio que nos separa—, llama a Connor —le reclama a su abogado, que claramente no tiene ningún Plan B.

—Ll-llamo a prestar testimonio al Señor Connor Daguerre —balbucea su abogado.

Esta vez yo me pongo de pie, pero Harry se inquieta de inmediato y comienza a murmurar y preguntarme qué estoy haciendo.

Solo quiero ver cuando Connor cruce el pasillo, en medio de la sala, camine hacia el estrado y tenga la audacia de mirarme a los ojos y declarar a favor de Theo, después de todas las cosas que se han revelado sobre él en este lugar.

Pero Connor tampoco aparece.

El ambiente incómodo que genera este silencio me da un poco de ansiedad y siento que quiero soltar una carcajada de nerviosismo.

—¿Alguien más? —insiste la jueza, dedicándole una fría mirada por encima de sus anteojos al abogado, que ya no puede hacer nada por ocultar su estrés ante esta situación.

—No, Su Señoría.

Busco frenéticamente mi celular dentro de mi bolsa para escribirle un mensaje a Connor.

«¿No vas a declarar?» tecleo y presiono el botón de enviar sin detenerme a pensarlo ni por un segundo.

Su respuesta entra en menos de un minuto.

«No puedo hacerlo, después de todas las cosas que dijeron las testigos. Me equivoqué, Vinka. Lo siento.»


Antes.

En silencio, vuelvo a la sala y abrigo a Niall con el cobertor, cuidando no despertarlo, pero fallando miserablemente.

Respira profundo, estira sus brazos a más no poder y me mira apenas entreabriendo un poco sus ojos. Por un instante pienso que se va a quedar dormido otra vez y me quedo quieta como una estatua, aguantando un poco la respiración, hasta que abre los ojos de nuevo y las comisuras de sus labios resecos se estiran de una forma casi imperceptible.

—Hola —dice con voz ronca— ¿Qué hora es?

—No lo sé —susurro. Termino de cubrirlo de igual manera y él lo permite en silencio—. Pero puedes seguir durmiendo si quieres.

Sucumbo ante la tentación de volver a acostarme con él y me meto debajo del cobertor, a su lado. Pego mi boca a la piel de su mejilla y le doy besos pequeños. Puedo sentir el bello naciente de su barba rozarme los labios. Lo rodeo con mis brazos y me aproximo a su cuerpo tanto como puedo. Él se ríe despacio, aún sin energía.

—Te amo —susurro.

Niall se da vuelta hacia mí y me acerca a sí mismo aun más de lo que ya estoy. Me besa en la frente y me abraza, y puedo sentir el olor a perfume y a ropa limpia que se desprende de su cuello. Inspiro profundamente para intensificar la sensación.

—También yo. —Vuelvo a creer que se está durmiendo, hasta que habla otra vez, aún sin abrir los ojos—. ¿Quieres algo para comer?

—¿Algo como qué?

Tienes una cita (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora