Tienes una cita (fanfic n.h)

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Ahora.

—Hasta que arruiné las cosas entre nosotros —se lamenta.

—No —musito. Siento unas ganas desesperadas de acariciar su rostro, pero en lugar de eso, me acomodo un poco más cerca, sin tocarlo—. No digas eso. Yo... es que...

—Fui un tonto, V —insiste, soltando una risilla irónica, y baja la mirada—. No sé en qué estaba pensando cuando dije eso, debí callarlo.

Niego con la cabeza e intento ordenar mis ideas. 

—Yo me alejé de ti porque no quería hacerte daño, Connor, porque si me permitía a mí misma estar más cerca de ti, acabaría por arruinarlo yo misma.

Vuelve a mirarme, haciendo un recorrido desde mis ojos a mi boca y viceversa. No dice nada por un rato, y finalmente suspira, dando paso a su respuesta.

—Jamás me harías daño. Sé muy bien qué parte de tu vida ocupo y, aunque hicieras lo que hicieras, yo seguiría siendo feliz sólo con verte y saber de ti. —No puedo evitar sonreír un poco al oír eso. Lo atrapo una vez más mirando por debajo de mis ojos, y cuando vuelve a subir la vista, algo se mueve dentro de mí, haciendo que mis latidos se sientan enredados en mi interior—. Por eso es que perdí un poco la cabeza cuando dijiste que te mudarías de aquí; creí que no iba a volver a verte y mi último recurso fue decirte que estoy enamorado de ti. Pero fue completamente estúpido, sólo conseguí alejarte aún más. —Pareciera que va a continuar hablando, pero se traga sus propias palabras y me mira con una preocupación infinita en el semblante. De pronto comienzo a preguntarme qué sucedería si lo besara. Ahora mismo—. V, yo... yo no...

Sé que no conseguirá decir nada más en cuanto suspira, frustrado. Sin detenerme a pensarlo, me inclino ligeramente para estudiar cada parte de su rostro, a unos cuántos centímetros de mí. Sus facciones se suavizan repentinamente y su boca se entreabre de un modo casi imperceptible. Siento la tensión en todo mi cuerpo al saber que podría besarlo en este instante, mientras lucho por no hacerlo, por no actuar de la manera más egoísta que podría hacerlo jamás.

Hasta que él se inclina, tan despacio, que me desespero.

Planto un beso suave y lento en sus labios, como si estuviese pidiéndole permiso, luego me alejo apenas un par de centímetros, pero él vuelve a acercarse de inmediato y yo abro la boca casi por instinto. El movimiento de sus besos se vuelve más firme cada vez, a pesar de la lentitud, y enmarca mis mejillas con sus manos tibias. Embarullada entre la calma y la intensidad con que mi pulso golpea dentro de mí, me hundo en la infinidad de sensaciones contradictorias, de las que no puedo hacerme responsable en este momento.

Todos mis sentidos parecen haberse adormecido, a excepción del tacto, haciendo que mi mente se aleje por completo del lugar en que me encuentro y me lleve directamente a Niall. De súbito me doy cuenta de que comienzo a disfrutar de este delicado beso como si fuese Niall quien me lo diera, como si tuviese la oportunidad de tenerlo una vez más junto a mí.

La tos repentina de Tom me trae de vuelta a la realidad, haciéndome dar un respingo y alejarme de Connor, terriblemente avergonzada.

—Mierda, lo siento —dice Tom, tan incómodo como nosotros—. Yo iba a... eh, iba a dejar esto aquí —pone un vaso vacío sobre el mostrador de la cocina—, pero vuelvo a mi cuarto ahora. No pasa nada.

Miro a Connor en cuanto mi hermano desaparece por el pasillo. Suspiro y deslizo mis manos a través de mi rostro hasta terminar en mi cabello. Finalmente pongo mis pies sobre el sillón y abrazo mis propias piernas.

—Lo siento, soy una tonta, no sé qué...

Connor niega tranquilo con la cabeza. No luce complicado, ni dolido.