Tienes una cita (fanfic n.h)

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Ahora.

Tan sólo un segundo necesito para comenzar a moverme fuera de la cocina y directo hacia la puerta de salida.

-Oye, ¿a dónde vas?

-A detenerlo, qué más -respondo.

En cuanto abro la puerta, Harry me alcanza, la cierra y se pone de pie frente a ella.

-No sigas, V. En serio.

-Si esto es culpa mía, yo tengo que arreglarlo. Niall no puede irse.

-Vale. Vas a ir y vas a convencerlo de quedarse, ¿y luego? ¿Vas a desaparecer otra vez? ¿Para eso quieres que se quede?

-¿Acaso quieres que se vaya, Harry?

-Por supuesto que no, pero yo voy a encargarme. ¡Vinka, lo estás matando!

-¡Él me está matando! -exclamo suplicante para que consiga entenderme. ¡No entiendo qué haces aquí en lugar de detenerlo!

-No puedes estar hablando en serio -murmura con una risilla-. Ni siquiera te imaginas cuántas horas llevo sin dormir, sólo para intentar arreglar todo el daño que ustedes dos se hacen constantemente. ¿Qué hago aquí en lugar de detenerlo? ¿Crees que no me pasé toda la noche y todo el día de hoy intentando evitar que se fuera?

-Escucha, Harry: No importa lo que digas, voy a ir.

-Bien. ¿Sabes qué? -tratando de contener la ira, se hace a un lado y abre la puerta con un impulso-. Anda. Sigan haciéndose daño entre ustedes. Es lo que mejor hacen.

Antes.

-Bueno, obviamente alguien tuvo que ser mi padre alguna vez. Su nombre es Art... Horan. Era un buen padre para mí y para mi hermano; Nos llevaba de paseo, nos enseñaba a hacer tonterías graciosas, como mezclar helado con papas fritas -me río al escuchar eso-. Y bajar por las escaleras mecánicas que suben y viceversa.

-¿Pero...? -pregunto, esperando algo malo sobre él. Todo suena perfecto y divertido.

-Pero no era tan bueno para mamá.

-Por favor, dime que sólo la engañaba o algo así.

-No, en absoluto -dice-. Estaba tan enamorado de ella, que no podía soportar la idea de que alguien más pudiera mirarla. No quería que mamá fuera a ninguna parte, porque eso significaba tener contacto con otras personas.

-Eso es...

-Es ridículo. Él trabajaba, él hacía las compras, él nos llevaba de paseo. De esa forma, mamá nunca saldría de la casa.

-¿Jamás salía? ¿Jamás?

-A veces salía al patio delantero, regaba el pasto, aprovechaba la luz del sol. Luego papá llegaba y se molestaba con ella.

-¿La golpeaba?

-A veces la golpeaba, en ocasiones sólo lloraba. Decía que ella no lo quería lo suficiente y por eso no le bastaba con estar con nosotros en casa. Luego de las discusiones iba por mí y Greg y nos llevaba a tomar helado o jugar por ahí. Siempre se preocupaba de hacernos saber que nos quería a nosotros y a mamá, no sólo con palabras, también con regalos, pequeños gestos... Había amor en nuestra familia, ese no era el problema.

-Mientras tu madre no saliera de la casa... -concluyo.

-Exacto. -Me presiona un poco más fuerte contra él y besa mi frente.

-¿Cómo acabó con todo eso?

-Cuando Greg cumplió 7 años, papá no quiso inscribirlo en ningún colegio. Aunque ya estaba en edad de comenzar a estudiar, él se negaba.