Tienes una cita (fanfic n.h)

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Antes.

Cierro mi libreta por acto reflejo en cuanto oigo la vibración de mi teléfono al interior de mi bolsa. Enciendo mi lámpara y deslizo las cortinas al centro antes de acomodarme sobre la cama para revisar el nuevo mensaje.

«Hazme saber si sigues viva, ¿por favor?»

Sonrío y me remuevo un poco, aguantando las ganas de morder el teléfono de pura emoción y ternura.

«Te quiero» es mi única respuesta.

***

El radio del taxi tiene un volumen tan bajo que apenas logro distinguir un chicharreo débil por sobre el ruido de la calle.

Miro a papá por el rabillo del ojo; su expresión seria y tosca no ha cambiado desde que salimos de la casa. Me preocupa que continúe así indefinidamente. El problema de hacer enojar a papá es ese: No se enoja. Sólo luce como si su orgullo estuviese herido, haciéndome sentir pequeña e insignificante, dejando de hablarme y actuando como si yo no estuviera ahí.

Suspiro sonoramente para provocar, aunque sea, la menor reacción en él. Pero nada sucede.

—Papá —mascullo. La nuez en su garganta baja y vuelve a su posición cuando él traga saliva y carraspea—. Papá.

—¿Si? —dice como si nada y al fin voltea hacia mí.

—¿Estás molesto conmigo?

Un silencio insoportable sigue a mis palabras junto a una mirada suya, neutra, como si en realidad no tuviese nada que decirme.

—Molesto no. Estoy enojado contigo —contesta, frunciendo el ceño por menos de un segundo y removiéndose incómodo en el asiento.

—Papá, estoy...

—¿Tan difícil es cerrar la boca de vez en cuando, Vinka? —me quedo callada para observarlo con su rostro impaciente.

—Por favor, ¡esa gente es insoportable! Era necesario defenderme, la tía Jacquie no dejaba de decir estupideces.

—Por muy insoportable que esa gente pueda ser. Ellos son tu familia, Vinka, y es hora de que comiences a mostrar algo de respeto por ellos.

—Apenas los vemos un par de veces al año, papá.

—¡Exacto! Por esa misma razón deberías hacer las cosas más gratas. Te portas bien con mis padres en Barleycove y con mis hermanos y Scott, ¿por qué no puedes hacer lo mismo con la familia de mamá?

El automóvil se detiene y el conductor tira de un papel pequeño apenas termina de imprimirse en el taxímetro.

—Son €7.95, señor.

—¡Porque los abuelos de Barleycove son amables! —exclamo exasperada. Creo que ni siquiera debería estar explicándole eso, es algo que todos sabemos, incluso mamá.

Papá me da una mirada de advertencia antes de pagar y dar las gracias con suma cortesía. Ambos nos apeamos del taxi y él camina hacia mí en cuanto este se marcha.

—No todo el mundo es amable, Vinka, tienes que aprender a convivir con las personas. Por lo demás, que a ti no te agrade la personalidad de alguien no significa que no sean amables. Yo jamás he tenido problemas con mis suegros o la tía Jacquie. Simplemente no tienes afinidad con ellos. Mira a tus hermanos, ellos se comportaron durante todo el día.