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Ahora.

Camino junto a Connor durante un par de minutos, preguntándole cosas banales, pues no consigo resolver cómo comenzar a hablar sobre las notas. Con suerte logro asimilar todo esto.

—Vienes seguido al café, ¿eh?

—Sí —medio sonríe y se rasca la nuca—. Comencé a venir más en el último tiempo, es bastante bueno.

—Es genial, sí —murmuro—. ¿Has estado bien?

—Como siempre, supongo. —De pronto deja de caminar y se mete las manos en los bolsillos de sus jeans—. V, sé que es algo incómodo vernos después de lo que sucedió el otro día, pero somos amigos y estás hablándome como si me hubieses conocido hace diez minutos.

Suspiro. Este es el momento exacto para sacar el tema.

—¿Hace cuánto me conoces, Connor?

Tarda largos segundos en reaccionar ante mi pregunta.

—¿Qué pregunta es esa? —responde asustado.

—Bueno, las notas en el libro de visitas comenzaron hace más de dos años y yo sólo supe de tu existencia hace algunos meses.

Su rostro pasa de la confusión al pánico y su boca se abre ligeramente por la impresión. Toma aire y lo bota más de una vez, y yo espero pacientemente a que vuelva a componerse. Ha de ser una sensación muy fuerte la que se siente al ser descubierto. Por alguna razón, pienso que podría parecerse de algún modo a lo que sentí el día en que me di cuenta de que Niall había regresado; como si la gravedad te oprimiera y como si te quedaras sin aire. Como si quisieras tocar la realidad con tus propias manos para comprobar que realmente está sucediendo.

—Creí que no lo sabías.

—Lo supe hoy. Escucha Connor, sé que no eres un chico malo. Sé que todo lo haces con buenas intenciones, pero necesito saber cómo comenzó todo esto y por qué jamás me lo dijiste.

—Eso podría tomar algo de tiempo.

—Pues entonces tendremos que volver ahí dentro y tomar algo mientras me lo cuentas todo.

Antes.

Apenas Niall recupera la estabilidad, me doy media vuelta y, en un impulso de ira que jamás había experimentado antes en mi vida, dirijo mi mano empuañada directamente al rostro de Theo Craig.

Por largos segundos me siento aturdida y todo a mi alrededor parece detenerse. Miro mis nudillos esperando que duelan, pero están adormecidos por la euforia.

—¡¿Te volviste loca, Vinka?! —me grita después de chequear la sangre en su nariz—. ¡En esto te ha convertido este idiota! ¡¿Estás feliz ahora?!

No consigo concentrarme del todo en la situación. Tom y Harry se acercan desde el interior del colegio y Tom coge a Theo de un hombro para hacerle voltear.

—Oye, tú no vas a gritarle a mi herma... —En cosa de segundos repara en su cara y luego en mi mano, entonces entiende algo de lo que está sucediendo—. ¿Tú le hiciste esto? —me pregunta.

—Eh...

—¡Tu hermana es una...!

—¡Hey! —le interrumpe Tom—. Ten mucho cuidado con lo que vas a decirle, Craig. Me sobran razones para partirte la cara ahora mismo.

—Fuera de aquí, todos. A sus casas, se acabó la función.

Uno de los supervisores se acerca a nosotros mientras el resto de los estudiantes comienza a alejarse, sin dejar de lanzar miradas furtivas y hacer comentarios silenciosos. Trago saliva y busco refugio mirando a Sam. Jamás me había metido en problemas en la escuela, mucho menos por golpear a alguien.

Tienes una cita (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora