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Ahora

—Vinka... —Levanto un poco la mirada hacia ella. Suspira pesadamente y se talla los ojos con ambas manos. Sé que está a punto de decir o preguntar algo difícil para ella. Esa es su reacción cuando necesita tocar un tema complejo—. ¿Has estado viendo a Theo Craig últimamente?  

¿Qué? 

—¿A Theo Craig? —pregunto extrañada y sorbo por la nariz. Ni siquiera sé qué tiene que ver él en todo esto, sin embargo mi pulso aún se acelera, como si de alguna manera Sam supiera algo sobre las cosas que he estado escondiendo—. ¿Por qué vería a Theo Craig? Apenas recuerdo la última vez que supe algo de él. 

—Es sólo una pregunta. 

—Tu pregunta es un tanto extraña —mascullo. Estoy a punto de preguntarle si alguien le ha dicho algo, pero eso podría jugarme en contra, considerando la situación en que me encuentro. Probablemente toda mi familia y personas cercanas saben ya que estoy mintiendo. Tal vez estén esperando a que yo misma decida soltar toda la verdad. 

O tal vez sólo estoy más paranoica cada vez. 

—Olvídalo, sólo... No lo sé, estoy muy confundida con todo esto, V.  

—Lo siento. 

—No, escucha —dice y frunce el entrecejo. Se aclara la garganta, me mira seria—. No sé qué está sucediendo. Probablemente nadie lo sabe y nadie te entiende. Ni yo. Pero necesitas saber que puedes contar conmigo, ¿sí? Como siempre. 

Abro la boca sin ni una sola idea. Tengo un millón de cosas que podría decirle en este momento, pero no digo nada. No sé si la razón es que no sé por dónde comenzar, o porque no soy lo suficientemente valiente para confesar nada de lo que he estado guardando en este tiempo.  

Podría ser tan fácil decirle todo sobre Niall. Simple, sólo su nombre. Tardaría un segundo. Y todo se iría al carajo, pero yo sería libre por un momento, hasta que se lo lleven y lo alejen de mí. Estoy a punto de hacerlo. Así, como cuando abres la puerta de tu hogar, sólo giras la perilla y estás dentro. Si sólo menciono su nombre, dejaré de mentir. 

Pero ella vuelve a hablar y yo tropiezo con mis propios pensamientos desordenados. 

—No voy a forzarte a decirme nada ahora —dice—, pero sí espero que lo hagas en algún momento. Estamos todo preocupados por ti, y honestamente estoy muy asustada, Vinka. Sólo no quiero que hagas algo de lo que no puedas arrepentirte, porque tal vez no tenga ni una idea de qué te ha puesto como estás, pero si hay algo que sé sobre ti, es que no estás bien y que eres impulsiva como la mierda. —A medida que agrega frases al discurso, sus ojos se van marchitando y su voz comienza a raspar. Está a punto de llorar, y Sam no es de las que lloran. Me quita la mirada de encima para ponerla en el cielo, y le basta con un suspiro y un pestañeo rápido para manejarlo. 

Nunca va a dejar de sorprenderme la eterna empatía que envuelve a mi amiga. Si la situación fuera al revés, yo no sé cómo estaría actuando con ella. Si fuera al revés, quizá ella habría hecho lo correcto. 

 —¿Cómo supiste que yo no estaba con mis abuelos? —me atrevo a preguntar.  

—Tom me llamó. Dijo que por favor le dijera que tú estabas conmigo, estaba desesperado. 

—¿Cómo lo supo Tom? 

—No lo sé, alguien se lo dijo, supongo.  

—Pero nadie lo sabía, Sam. 

—Tal vez se mezclaron tus versiones. A mí me dijiste que ibas a Barleycove, a tu familia otra cosa.  

Frunzo el ceño y me rasco los ojos con las manos empuñadas. Me incorporo sobre el sillón y me quedo quieta hasta que la fatiga me deja en paz. En medio del silencio, mi estómago parece rugir.  

Tienes una cita (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora