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Antes.
Después de discutir en el río, Niall y yo hemos vuelto en silencio. No había nadie en casa, por lo que aproveché para quedarme sola en la habitación de huéspedes con la excusa de tomar una siesta. Niall no se opuso, supongo que tampoco quería verme por un rato.

No duermo. Solo pienso en toda la situación con Theo y le escribo a Sam en busca desesperada de consejos.

Después de un rato alguien toca la puerta.

—¿Si? —Trato de sonar segura.

Niall entra en silencio y se sienta a mi lado sobre la cama. Trae consigo, ¿un ukelele? Lo toma con las dos manos, carraspea con la garganta y comienza a cantar muy, muy despacio:

Wise men say only fools rush in
But I can't help falling in love with you

No puedo evitar sonreír cuando lo escucho. Siento un poco de vergüenza, pero aún así, quiero que siga cantando. Y después de una pausa para mirarme, lo hace:

Shall I stay?
Would it be a sin
If I can't help falling in love with you?

Y termina. Deja el ukelele a un lado, se recuesta de espalda y apoya la cabeza sobre mis piernas cruzadas.

—Lo siento —susurro.

—Yo también.

Sin decir nada más, comienza a tocar el ukelele otra vez, pero cambia de canción.

When the night has come
And the land is dark
And the moon is the only light we'll see
No I won't be afraid, no I won't be afraid
Just as long as you stand, stand by me

Esta vez no me mira mientras canta, solo cierra los ojos. Yo enredo mis dedos en su cabello. Quiero besarlo tanto en este momento, por superar nuestra discusión tan rápido, por cantar para olvidarlo, por hacer las cosas tan sencillas y porque estoy segura de que lo amo. Pero como besarlo haría que deje de cantar, me abstengo y en su lugar, me aclaro la garganta para cantar con él.

So darlin', darlin', stand by me, oh stand by me
Oh stand by me, stand by me

—Ahora que tengo tu atención —dice—, tal vez deberíamos hablar sobre esto.

Asiento.

—Pero no aquí. —Se levanta de un salto y me ofrece la mano. Jamás suelta el ukelele. Me lleva por el pasillo de la casa hasta la terraza.

—¿Donde están todos? —pregunto al ver que seguimos solos.

—Probablemente fueron a dar un paseo con Greg. Ven.

Se sienta sobre la baranda del balcón, y luego, apoyándose con las manos en la muralla, se pone de pie.

—Woah, ¿qué estás haciendo? —Lo primero que hago es asomarme por el balcón para ver cuántos metros de altura tenemos y qué hay exactamente abajo. Si Niall se cayera, probablemente lo empujaría la corriente del río, se ahogaría o se rompería algo con el golpe del agua—. Niall, bájate, estoy entrando en pánico.

—Tranquila, siempre lo hago.

Una vez de pie sobre la baranda, deja el ukelele sobre el tejado de la casa, se impulsa con los brazos y sube. Se sienta justo al borde del techo recto, con los pies colgando, y da unos golpecitos a su lado.

—Estás loco. —Me río nerviosa.

—¡Ven! —Me estira las dos manos.

—Sabes que si algo sale mal...

Tienes una cita (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora