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La infancia, una edad en la que no te importaba más que salir con tus amigos, reír y seguir riendo, donde a cierta edad no recordarías ni una frase o palabra de esos momentos.

Para ella, el tener que escuchar la corta frase "me voy" era una señal de peligro, y aunque eso haya sido lo único que recuerde de su niñez, no tenía otra cosa a que aferrarse.

<<Enana>>, no le gustaba que la molesten por su altura con chistes sarcásticos, aunque si venía de su padre a ella no le importaba, la conexión con su padre era tan buena que de hecho lo tenía como ejemplo a seguir, pero no ahora, no quería ser igual a alguien que abandonó a su familia, alguien que no le importó nunca sus hijos, alguien que tal vez solo fingía cada sentimiento que emitía y decía.

Las primeras noches había tratado de entender que era lo que pasaba en su cabeza al decirle todas las mañanas que la quería, al sonreírle tan cálidamente aunque esa sonrisa esté hueca, trató de entender como si su vida dependiera de ello, tenía un nudo en la garganta, los ojos llorosos pero por dentro ardía en rabia, no quería verlo y mucho menos lo volvería a llamar "papá", porque hasta donde ella sabía, un padre no haría eso.

En las mañanas su hermano estaba sentado a un lado de la cama durmiendo, no tenía sentido alguno para ella a esa edad, no es como si tuviera enemigos para que le pase algo, y no iba a preguntar. No fué hasta que creció que se dió cuenta del por qué, y el por qué de las pastillas, y así fue como por un error de su padre, pasó a ser un error de ella.

– OI – sus ojos salieron de la nada empezando a visualizar lo que tenía en frente. Recordó donde estaba y retomó la compostura. "Me iré", dice dando por terminada la charla que nisiquiera recordaba, mientras se retiraba del lugar.

Escuchaba a su amigo murmurar, cosa que seguramente eran insultos hacia la chica, le restó importancia y siguió su camino. Apuró su paso ya que al escuchar que el receso había terminado, recuerda el examen pendiente con su profesor -que a duras penas consiguió que lo pueda hacer, ya que ese día no había asistido- , si tan solo tenía la información que ese día había examen, no faltaba por nada de mundo. Sus calificaciones eran excelentes, y aunque de su personalidad no se podría hablar igual, Akiko no le tomaba importancia.

– Lo siento, profesor – hizo una reverencia adentrándose al aula luego del asentimiento del profesor.

– ¿Lista para tu examen oral? – Frunció el ceño. Supone que ese era el castigo por faltar a un exámen, y aunque le haya dicho que se prepare, sus tiempos eran muy cortos. Tomó asiento y asintió con un leve movimiento de cabeza.

– Bien, empecemos – la hora libre era para el resto de la clase, mientras ella daba su oral. Los profesores la veían como la más inteligente a sus ojos aunque ella solo se veía como una alumna más, no entendía el como podían pensar eso de ella, no le gusta y menos le interesaba ser la atención al momento que decían sus notas en voz alta.

Su profesor de matemáticas, era normal que llame su atención en varias ocasiones en su clase, ya que no prestaba mucha atención, muchas veces intentó ver las capacidades de la chica aunque ella solo se lo tomaba como intentar hacerla quedar mal ante la clase o algo parecido.

Mientras su profesor explicaba ella solo miraba al frente aunque no esté prestando atención, y muchas veces había caído en su trampa pero al fin y al cabo logró saberlo, la quedaba mirando y le había preguntado el resultado de una ecuación bastante avanzada, solo le tomó 10 segundos el saber el resultado y su mayor había quedado sorprendido un momento breve, solo sonrió y le confirmo que estaba en lo correcto.

– Y por último ... ¿Estás yendo con el psicólogo? –Eso la había sosprendido un poco, no por el hecho de no estar prestando atención, si no por meterlo en esta situación. Su vista siguió el trazo de los ojos del profesor al piso en segundos, sus dedos jugueteaban con el borde de su remera con nerviosismo sin tener el control. El no querer hablar de algo y que hayan sacado el tema así de fácil como si fuera una receta de comida, no era nada cómodo, más si se trataba sobre ella.

&quot;Te escucho ... Idiota&quot; [Tsukishima Kei] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora