La luz resplandeciente proveniente de los postes de luz formaban un reflejo al dar de lleno con un par de vidrios, y con el ceño fruncido hundido en sus pensamientos, esto estaba siendo ignorado.
Su amigo había notado esa falta de conversación en el camino, pero esto parecía salirse de lo común, y con un suspiro pronunció la palabra, o más bien a la persona que sabía abordaba justo ahora su mente.
- Tsukki. - como supuso. - Iré a ver a Akiko. - Ahora Yamaguchi tenía la total atención de su amigo bajo su mirada interrogatoria. - E-ehh ¿Tú quieres venir? Solo estaré una rato. -
Tsukishima suspira mientras baja los auriculares a su cuello.
- De todas formas iba a ir. -
- Bien, es tarde así que seguramente está su hermano y- -
- ¿Ahora sabes sus horarios?. -
- Solo la acompañé los días que estuvo enferma, no es la gran cosa. - responde en una risita.
Algo sonó dentro suyo, Akiko, una palabra tan simple podía ser una caja sin fin para él, y tal vez eso lo esté desanimando más de lo común. Suspiró pesado escondiendo con lentitud sus manos en los bolsillos.
- Puedes irte a entrenar. -
- ¿Huh? ¿Tú Irás... -
- Cállate Yamaguchi. - pronuncia desviando la mirada.
El pecoso ríe internamente, todo aquello lo confundía cada vez más.
Simplemente hacer algo tan fácil como tocar la puerta estaba siendo algo de pesadillas para él, y admitía estar nervioso pero negaba una y otra vez pensar que Akiko estaba siendo la culpable de aquel sentimiento.
El ceño fruncido mostraba a la perfección cuánto se estaba arrepintiendo de sus acciones, pero la manera en la que las cosas estaban hasta ahora era de puro desagrado, ya que aunque haberla observado de más para sacar información sobre su vida, no había funcionado para nada, por lo tanto, no estaba poniendo excusas para entrar a esa casa, claro que no, solo pensó en saber más de aquella persona la cuál había sacudido su corazón de una manera que no podía creer.
- ¿Piensas tocar en algún momento o es que acaso te gustó su diseño?. - esa voz lo sacó de sus pensamientos.
Alzando la vista, pudo apreciar la sonrisa de lado que mantenía Akiko en su rostro mientras lo observaba con burla.
Tsukishima desvió la mirada molesto.
- Hasta donde yo sé, no soy un holograma. -
- Pero yo quiero que lo hagas. - dice en un intento de aguantar la risa. - Vamos, espero, ¿O es que no hay nadie en mi puerta?. -
- Por lo que veo solo te afectó el cerebro, chibi. -
Akiko, expectante a la forma en la que se acomodó en el marco de la puerta, intentaba apartar esos pensamientos que seguramente darían de que hablar a Tsukishima, y no le gustaba para nada aquello.
- ¿De verdad estoy escuchando decir aquello de la misma persona que no podía tocar la puerta?. - pregunta con sarcasmo, esa sonrisa le ponía los pelos de punta al chico. - Y dime, ¿Sigues en una pieza? Hacer aquello debió ser una azaña bastante peligrosa para ti, ¿No Tsuki-shit-ma?. -
- Para un cerebro tan pequeño, tus palabras por segundo son demasiadas. -
Observó la mano posada en su cabeza, para luego volver su vista a sus ojos, sus cejas en una curva que demostraba pura burla al igual que su sonrisa, era suficiente para hacerla enojar.