Extraño.
Akiko sentía esa palabra más familiar en estos días, era algo frecuente.
Su vista era borrosa, su pulso no era normal pero no le importó, solo estaba concentrada en sentir el aroma de la persona que creía que la llevaba. Si, creía, ya que sus cinco sentidos no funcionaban para captar lo que pasaba, o tal vez solo no actuaba como siempre lo hacía.
Aspiraba el aroma de su amigo desde su espalda, frunció el ceño al no sentir el mismo aroma, a no sentirse igual que la última vez, pero hoy no le importaba nada. Sus impulsos ahora la manipulaban y eso le agradaba, le gustaba sentir que ella tenía el control aunque sea de este modo.
– Solo el último. – pedía en un susurro.
Yutaka la había recostado en la cama.
Al chico no le importaba la situación, no le importaba que le haya dolido escuchar ese nombre aún cuando lo esté besando a él, dejó su orgullo por un lado, dejó la moral por el otro y solo siguió.
A este punto, "el dejar que lo destruya a su manera", una de sus frases más frecuentes en su mente desde aquel beso.
Se puso encima de la chica a horcajadas mientras sostenía su peso en su brazo a un lado de la cabeza.
Aún en su rostro adornaba aquel objeto que había empezado esto, su cabello rubio desordenado por la chica, no se tomó el tiempo en arreglarlo ya que le gustaba aquello.
– Ven tonta, luego duermes. – La chica asintió haciéndolo sonreír.
El alcohol los había tomado de rehén, aunque Yutaka sabía perfectamente lo que pasaba, en cambio la chica fingía saberlo, aunque recordaría todo.
Sus labios tomaron los de Akiko en un beso dulce, este parecía más hambriento que los anteriores y más ruidoso, donde intentaban tomar aire de vez en cuando sin querer separarse.
Las manos del chico recorrían la cintura de Akiko bajando hasta sus muslos y apretando con fuerza, parecía estar perdiendo la noción de lo que hacía y se conocía lo suficiente para saber que no iba a querer parar una vez empiece.
Akiko lo había tomado del cuello con sus brazos haciendo que estén aún más apegados, y en un movimiento rápido lo había tomado de la cintura con sus piernas, quedando arriba de éste.
– A-akiko no p-por favor. – la tomó de las manos haciendo que lo suelte y así pudiendo dejarla nuevamente en su cama recostada. – S-solo uno, no voy a poder aguantar. – tomaba aire de a poco intentado recomponerse.
Se acostó a un lado de Akiko pudiendo así ver mejor sus labios rojizos y húmedos.
La luz de la luna iluminaba a ambos, generaba una linda vista a la habitación con un tono azulado muy leve.
– Deberíamos dormir, ven. –
– No se sintió como la primera vez que lo hicimos. – dice a la vez que toca sus labios. Una risa amarga se le escapa.
El alcohol la volvia aún más sincera de lo que era, aunque el querer probar los labios de alguien más nunca haya pasado anteriormente y eso estaba siendo bastante confuso para ella.
– ¿La ... primera vez?. – preguntó dudoso. Tenía miedo de la respuesta, pero aún así lo hizo.
– Ya eres idiota, no hace falta que finjas. – se queda de un lado pudiendo ver mejor al chico. – Te ves borroso. – dice en una carcajada.
– Solo dímelo. – pide desesperado.
– Ah bien, cuando me b-besaste aquella vez que Ukai casi nos descubre. Eres un idiota ... –