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– ¿Quieres cogerte a Tsuki? –

De esta manera había empezado su conversión.

Cualquier persona las hubiera clasificado como locas descaradas, pero Akiko carecía de tiempo y comprensión.

Aunque viendo las cosas como pasaron, la castaña no fue quien había soltado esas palabras frías y carente de comprensión del efecto que hacía, sino que Natsuki.

¿Como carajo había pasado todo esto en menos de un día? Nisiquiera la misma Akiko sabía, lo único de lo que estaba consciente era que no podía seguir con esto de esa manera.

Había acudido a Natsuki, jurando que por cada paso que se acercaba al hogar de la chica, se encogía, llegando de una forma que no le había gustado, y con la poca voz que le quedaba, había pedido su ayuda.

"¿Que no pase por tu casa en estos días? Que ridiculez", palabras crudas salidas de la boca del titán de Natsuki, llegando a Akiko como una gran onda expansiva que reducía su tamaño.

Claro que luego de eso había tomado la voz  y el tono normal de Akiko, aún sin aceptar esa pequeña derrota.

Akiko Takumi, en sus años de vida, jamás pensó llegar a este punto.

¿Que carajo era eso?

¿Pedirle ayuda a Natsuki por sus temas ... Amorosos?

¿Amorosos?

No, definitivamente no era una opción.

Tal y como una película de comedia, luego de decir aquello, se encontraba en la puerta de Natsuki.

Necesitaba respuestas.

Así que ahora, tenía que arreglar este pequeño problema.

Con el humo saliendo de su boca pudo expulsar la tensión en su cuerpo, cerró los ojos por unos segundos para luego mirarla.

Yachi.

Tenía los ojos abiertos mientras un temblor se apoderó de su cuerpo.

– Cálmate, no te mataremos aquí imbécil. – Akiko intenta aliviar el ambiente, a su manera, que no fue aceptada por Yachi, ya que ocasionó lo contrario.

– ¿Po-por q-que me preguntan es-esto? – su voz temblando al igual que sus labios, la cara de muerte que tenía, parecía que su alma había abandonado su cuerpo.

Akiko pensó que la pregunta tal vez no era muy aceptada por la mañana.

No quería esperar, las respuestas las necesitaba en ese mismo instante o sino la vergüenza que había pasado con su hermano Tadashi no había valido la pena.

¿Fue aquello el detonante?¿El saber que así de fácil el rubio podía dejar de estar en su vida de un día a otro?

Se negaba, su mente lo hacía, pero sus acciones en este mismo instante, intentando ser lo más lógica en estas situaciones, no decía lo mismo.

Tiró la colilla de cigarro a un costado suyo.

Observó el rostro asustado y confundido de Yachi, Natsuki hacía lo mismo.

Ahora mismo, Yachi sentía estar siendo interrogada por la misma mafia.

– Es solo una simple pregunta Yachi ... – dice Natsuki con una sonrisa. ¿Que pasaría si se le dice que no lo es? – Dime, ¿Te gusta Tsuki?

Claro, pudieron haber empezado por ahí.

– ¿Puedes responder Yachi? – Akiko pide con un tono calmado. – En el caso de que lo afirmes ... – suspira, mirando de reojo a su amiga, le costaba soltar esas palabras. – te daré, el espacio libre, después de todo ya no soy su mánager, ahora están tu y Shimizu. –

"Te escucho ... Idiota" [Tsukishima Kei] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora