\\Akiko\\
El despertador sonó, y lo único que quería es que por casualidad una bala perdida pase justamente por cualquier parte de mí cuerpo, al menos no tendría que asistir a la cancha junto con Ukai y la entrenadora.
Dos semanas exactas había pasado. No era aquellas personas que contaba sus días, pero aún así me fue imposible al acercarme cada vez más a cavar mí propia tumba, morir en el camino hacía que mis ojos de iluminen de una forma asombrosa, no era de menos sobre todo cuando no tenía opción, aunque era algo irónico al estar yo involucrada en esto.
Llegué a la cancha y pude ver entre la multitud a el entrenador y mi entrenadora.
- Akiko, es tarde - bueno si, lo que pasa es que me tomé un café antes de venir y de paso estuve jugando con la soga, pero después recordé que no soy millonaria y bueno, no llueven billetes todos los días. Me guardé ese comentario e hice una reverencia. - Queríamos hablar contigo, como sabes, a pedido del entrenador serás la manager del equipo masculino ya que aceptaste. -
No entendía. ¿Querrán que haga algo más?
- Las chicas te quieren en el equipo. - dijo con... ¿Un tono de súplica? Bah, no me importaba. - Sé que no vas a aceptar solo con ese detalle, pero tienes talento y creo que sería un desperdicio el que quedes como manager. Aún así, la situación no está solo en tus manos. -
¿Que clase de batalla de demonios y angeles tenía dentro de ella? Empezar con algo dulce para luego darme una bofetada con la etiqueta "solo eres una puta alumna", Agh.
- Lo sé, aún así, sigo siendo yo la líder de mi cuerpo. - dudé, aunque deteste esto, mis notas y una promesa estaban en juego. Es decir, no tenía nada que hacer, esto me tomaría tiempo completo por lo tanto no podré ver a lo que se le dice madre, ¿Que pierdo? O mejor dicho, ¿Que gano?.
Mi mirada viajó por toda la cancha viendo a cada uno entrenar, pude percibir una mirada, al parecer lentes no me esperaba. Su ceño estaba fruncido mientras levantaba sus anteojos con la punta de los dedos con gentileza, mis labios formaron una sonrisa burlona. Tomé la compostura aún con la mirada de los entrenadores puestas en mi, y hablé. - Sé que mis notas están en juego, por lo que no me negaré. - ambos se sorprendieron y sonrieron.
- Cualquier cosa que necesites, solo dínoslo -
- Entiendo. - me fuí a los vestidores, aunque no era mucha la diferencia ya que no me gustaba usar faldas, y por suerte hasta ahora no se han quejado.
- ¿Es verdad? - ¡JODER! ¿Cómo carajo se le ocurre entrar así?
- ¿Qué exactamente? - Natsuki se encontraba parada detrás mío, solo tuve que girarme para ver decepción en ella, no otra vez.
- ¿Serás manager del equipo masculino? ¿Me dejarás sola aunque te haya pedido estar conmigo?. - sus ojos estaban cristalizados, después de todo es mi amiga, la única que se tomó el tiempo de conocerme pese a las veces que le dije que se alejara - Respóndeme. -
- Si - Termine de ponerme la remera y me di la vuelta para tomar mi bolso, agarré unas pequeñas pastillas y las tragué junto con el agua. - Pero no te preocupes, aún participaré en tu estúpido grupo. -
- Baka, ¿Por qué no empezaste por ahí? - Agh, imbécil, ¿Cuántas veces le dije que no me abrace?
- Bueno, es que te ví tan atrapada en el papel de la amiga dramática que no me atreví a romper eso - me burlé. La reproché con la mirada y ella entendió alejándose de mí.
La noté algo distraída y especulé que tal vez quería decirme o preguntarme algo, le hice un gesto con la mano para que apure a su cerebro y habló.
- ¿Podrás con todo?. - Acertó. Esa pregunta ronda desde que terminé aquella charla, y es que era capaz de mantener mis notas altas con un mínimo esfuerzo, pero no sabía si funcionaria igual en esto, es decir, solo jugué con mi hermano y al hacerlo aquella vez me dio a entender lo difícil que será esto.