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Otro día había acabado. Hoy era la anteultima noche que estarían ahí, por lo que Akiko pensó en salir a una caminata. Conocía muy poco el lugar, aunque antes haya estado ahí por un tiempo, nunca salía.

Estos días habían sido bastantes raros para la chica, comenzando que Bokuto y Kuroo siempre intentaban a que acepte a salir a comer, aunque supone que es por lo dicho por Kuroo la última vez que lo vió.

El dormir en aquel lugar con las dos chicas no le parecía incómodo, solo no estaba acostumbrada, haciendo que concilie el sueño a altas horas de la noche. También, llevándola a pasar ratos en la cocina donde encontraba al rubio, con la misma rutina de insultos pasaban el tiempo, hasta que alguno se iba.

Salió de su baño, un largo baño para salir a caminar.

El pasillo era silencioso, donde solo escuchaba su pasos.

Aspiró al aire frío de la ciudad cerrando los ojos.

– Maldito tonto. – susurra. Al abrir los ojos no tuvo palabras, miró a los costados en busca de alguien más, pero era estúpido. – Que puto fastidio. – dice rendida en un suspiro.

Se acercó a pasos sigilosos al rubio que estaba en aquel barandal apoyado.

– ¿No te cansas de molestar chibi?. – pregunta mirándola de reojo.

– ¿Huh? Tú eres el que aparece en todos lados. – dice molesta. Se acomoda a un costado del chico mientras observa el cielo. – Molesto. –

Pasando los minutos, la castaña retomó su paso al ver qué el rubio solo se quedaría ahí. Pero su voz la detuvo.

– ¿Tienes prisa chibi?. – arrugó la nariz, no pensó que eso saldría de su boca.

– No quiero ser la razón de los celos de alguien. – dice sonriente. El rubio no podía verla, aunque tenía claro de la sonrisa que adornaba el rostro de Akiko. – Aunque solo esté caminando. –

Para su sorpresa, sintió al chico caminar a su lado, aunque no volteó en ningún momento.

– Cállate y camina. – dice el rubio. Pudo escuchar una risa por parte de la chica, algo que le hizo sonreír sin tener noción de aquello.








– ¿Que miras?. – Akiko lo mira de reojo. Mantenía sus manos en los bolsillos de su abrigo.

Habían estado caminando un tiempo, era lento y silencioso, aunque ninguno lo sentía incómodo, obviamente de vez en cuando habían pequeñas batallas, algo normal en ellos.

Tsukishima desvió la mirada, aunque luego de unos segundos habló. – Tienes la nariz roja. –

– ¿Que esperabas luego de haber recibido un maldito balón en la nariz?. – dice tranquila.

– Tonta, déjame verlo. – Akiko posa su vista en el chico notando como se acercaba haciendo que retroceda.

– Me había olvidado lo amable que eras. – expresa irónicamente. Siente como la mano del chico la toma por la espalda, haciendo que mire detrás.

– No hacía falta que te tires para no dejar que me ría de tu nariz, de nuevo. – dice con una sonrisa de lado.

– Agh, sueltame idiota. – dice molesta mientras se mueve a un costado. El rubio la sigue, ahora si teniéndola acorralada, aunque a un costado no haya camino.

– Eres una chillona chibi. – dice en una risa. Tenía un dedo en la barbilla de la castaña mientras la inspeccionaba. Akiko comenzó a sentir los dedos del rubio viajar por su nariz, para luego dejarlo en la mejilla siguiendo el contacto con el pulgar.

"Te escucho ... Idiota" [Tsukishima Kei] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora