– no lo sé. – respondió la chica con desinterés, tenía apoyado un codo en el pupitre recargando su cabeza en la mano, odiaba la materia y no porque no sabía, si no porque le parecía aburrida. Su profesor sabía que mentía, y por esa razón solo lo dejó pasar cosa que alivió a Akiko.
La clase siguió mientras la castaña moría en su propio aburrimiento, eso dicho por ella misma. Miró a un costado en la ventana, y se arrepintió al instante, su hermano estaba allí y no sabía por qué, no le había dicho nada y menos preguntó.
– Takumi. – la llamó por su apellido, cosa que hizo que vuelva a prestar atención a su clase. – Última. – escuchó una risa haciendo que mire al rubio. "Imbécil" pensó. Luego de eso tenía pensado ir en busca de su hermano, preguntar el qué hacía allí.
Al terminar el horario escolar, Akiko guardaba sus cosas tan rápido como podía su mente divagaba en alguna excusa para que su hermano estuviera allí. Habían pasado media hora desde que vió a Tadashi en aquel lugar y no lo vió salir, por lo que si llegaba antes que termine, tal vez podía sacar información.
Al llegar a la sala pudo ver a su hermano y al único profesor que conocía, Nao, pero más fué su sorpresa al ver a el entrenador. Habían tantas cosas por las que podía pasar que ya no sabía que pensar, estaba nerviosa, pero mantenía la compostura.
– Ah, hermana. – los tres posaron su vista en la chica, se sorprendieron por no haberla escuchado entrar o siquiera los pasos, la charla que al parecer era interminable había acabado en cuánto la vieron. – Ven. – hace una seña con su mano a que se acerque y así lo hizo, respiró hondo esperando lo peor.
Al estar los cuatro Ukai fué el primero en hablar.
– Akiko, como parte que eres ahora del equipo, ¿No crees que sería mejor llevar esto entre todos? – preguntó apenado, Akiko mantenía su mirada entre los tres esperando a que le expliquen. Ukai suspiró y siguió. – Tus ataques de ansiedad, tenías que decirnos, te podemos ayudar. –
Al parecer si, la castaña odiaba que las cosas que pensaba se volvieran realidad, sabía que les contó acerca de eso y le molestaba bastante el hecho que hablen de ella o el compartir información de su salud.
– No, no creo que sea necesario hablar así de mi salud, ¿Que recibiría? ¿Lástima? ... No la necesito. – sus palabras salieron más firmes de lo que imaginó, pensaba titubear por el estado en que estaba, y no era fácil para ella, no era fácil hablar de eso abiertamente ya que nisiquiera lo aceptaba ella misma. – Si lo mantuve en secreto, es porque lo decidí, pero al parecer alguien no lo entendió. – Se dió la vuelta intentando salir de esa situación, pero una mano lo impidió, su hermano sostenía su muñeca, lo miró a los ojos notando cómo le suplicaba con la mirada. Maldiciendo en sus adentros no tuvo opción que quedarse a escuchar.
– Tranquila, lo diré pero solo con tu consentimiento. – Nao se mantenía callado, él al igual que Ukai estaba impctado con la noticia, pensar que tiene que aguantar eso desde muy chiquita lo había puesto mal, pero por otro lado estaba alegre de haberla ayudado, tal vez Ukai no sepa sobre su familia, pero él intentaría fingir no saber nada al menos hasta que ella misma lo diga.
– Hagan lo que quieran ... Después de todo ya lo saben, ¿No? – desvió la mirada molesta, no quería mirarlos, no en esta situación. – Puede decirlo hoy, cuando me vaya temprano. – como era de esperarse, sabían que no dejaría eso así, y esa parecía su forma. – Adiós. –
– Nos vemos en la cancha. – sin decir más salió de ahí.
Los tres quedaron debatiendo de como iba a ser de hoy en adelante por Akiko, sabían que se cansaba rápido y sus ataques de ansiedad eran bastantes fuertes, aún así Ukai recuerda haber hablado con Akiko acerca de eso, sabía que se iba a molestar si la trataban como un caso especial, y no quería eso, ya que si ella quisiera mandaría todo al demonio y se iría.