– Ah lo siento, no sé que me pasa hoy, no tengo el mismo estusiasmo. – sonríe con una ceja alzada, mientras con satisfacción, observa lo logrado. Akiko intentaba mantener la calma, aunque sus ojos penetraban a cualquiera con una ira aguda.
– No hay problema, sigue con ese estusiasmo y seguro lo lograrás, Tsuki-shit-ma. – sabía la debilidad del rubio, esforzarse de más era algo que no toleraba y así se estaba pagando todo lo que hizo en estás dos horas de entrenamiento.
Y así, con una sonrisa burlona adornando su rostro, fué hacía el pecoso. Estos días lo había ayudado, aunque Akiko tenía en mente el que necesitaba más apoyo de sus compañeros.
– Oh Akiko, creo que eh mejorado, b-bueno al menos creo que mejoré un p-poco. – Apenado. Miraba al balón que sostenía entre sus manos, sus ojos parecían tener un brillo que pensarían era de felicidad, pero en realidad solo retenía esas ganas de llorar.
– Escúchame tonto, no diré esto por pena, pero tal vez puedas a llegar a sacar tan bien como un profesional. – le costó más de lo normal decir aquellas palabras, pero al fin lo soltó. – si fueras un asco en esto , solo te diría, "eres un asco así que deja de practicar". – en un suspiro miró al equipo estando en práctica, ese enano revoltoso se lo tomaba bastante en serio, haciendo que cada integrante quiera superarse uno mismo llegando a ser mejor. Era algo bueno, pero deprimente para los que tenían algún sueño frustrado.
– Lo siento. – responde. Tomando valor, se prepara para sacar. Akiko mirando cada movimiento, sonríe sin pensarlo, verlo así, haciendo cada detalle que le había recomendado, decía bastante del chico.
Era cierto que a Akiko le agradaba bastante el chico, de hecho le había sorprendido el hecho que no lo haya intentado siquiera, solo era él siendo tan cuidadoso en todo. Por otro lado, sabía el por qué, aunque eso no sea motivo para decir que era ficticio el hecho que le agrade. El pecoso le hacía recordar a ella de su niñez, donde todo lo que importaba era la aprobación de una persona, y el ser tan cuidadosa y gentil con los demás era natural en ella. Aunque eso haya cambiado con el pasar del tiempo, tal vez conservaba ese lado en los tiempos unidos con su mejor amigo de la infancia, Kageyama. De hecho hasta a la propia Akiko le parecía ridículo de solo pensar que Kageyama era algo diferente de chico.
– ¡Boke Hinata boke!. –
– ¡Bakayama!. –
Así había comenzado una tonta discusión entre el dúo, Akiko ya acostumbrada solo suspiró desviando la mirada.
Conocía a Hinata lo suficiente para saber que la nombraría, pidiendo que eduque a "su novio", ya que por más que insistan en que no era así, no le tomaba importancia.
– Ak- –
– Yo me voy. –
– ¿Huh? Espera Akiko aún no te vayas. – Yamaguchi observaba la escena, preocupado por la decisión de la chica, se alivió al escuchar que solo iría en busca de agua para su botella.
– Bien, te esperamos. –
\\ Akiko \\
Nisiquiera está vacía, estúpida excusa barata, parece que no se dieron cuenta o solo me dejaron salir. Cualquiera de las dos, no me importaba.
¿Ahora cuánto tendría que tardar? Veamos, la botella tardaría dos segundos, llegar unos ... Agh, solo iré y volveré lo más lento posible.
Escuché un bullicio molesto, mirando detrás mío, pude ver al Nekoma, más bien ví a Kuroo y Kenma.
– Akiko. – me llama. Con su típica sonrisa coqueta, o al menos así lo definieron las chicas de su escuela.
Se acercó, mantenía sus manos en los bolsillos notandose muy tranquilo. Ese tonto, su absurda inteligencia con ese estúpido humor suyo, parecía cualquier chico humorístico e idiota, aunque no tenía nada de idiota, bueno, tal vez solo a veces.